Douglas Carswell y Nigel Farage, en una imagen de 2015
Douglas Carswell y Nigel Farage, en una imagen de 2015

Farage pide que se expulse al único diputado de UKIP

La formación populista, en caída libre tras el giro de May al Brexit duro

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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Hoy se hace difícil pensar que UKIP le quitaba el sueño a David Cameron, hasta el punto de que el temor a la crecida electoral del partido populista y eurófobo fue lo que lo llevó a convocar el referéndum sobre la UE que le costó su carrera política. El triunfo del Leave el pasado junio y el giro de May hacia un Brexit duro han dejado a UKIP sin razón de ser. La formación xenófoba se ha sumido en una crisis de identidad que ahonda en su perfil estrafalario, con una guerra abierta y bastante chusca de todos contra todos.

Nigel Farage, que en teoría ha dejado el liderazgo de UKIP, pero que sigue influyendo y enredando, ha pedido que se expulse al único diputado del partido en el Parlamento de Westminster, Douglas Carswell, al que tachó de «chico posh del Partido Conservador».

Lo acusa, entre otros errores, de no querer mojarse criticando a los inmigrantes.

Farage y Carswell, ambos militantes tories en su día, se detestan desde siempre. Pero lo que ha desatado su última disputa es que el diputado no apoyó la pretensión de Farage de ser nombrado caballero. Carswell, de 45 años, no habría puesto toda la carne en el asador para que se incluyese al estrafalario Nigel en la lista de honores reales, pero además bromeó sobre el asunto, según han destapado unos correos electrónicos filtrados al «Daily Telegraph». «Caballero por los servicios prestados a quienes escriben titulares», se mofaba.

Farage señala que a la vista de los correos «queda claro que le consumían los celos y quería herirme». Acusa a Carswell de intentar minar su liderazgo y hacer ahora lo mismo con su sucesor, Paul Nuttall.

Falta de apoyos

Farage ha reconocido que ya en 2015 lo intentó echar, pero se interpusieron las vacaciones navideñas y no logró apoyos suficientes en el partido. Carswell, por su parte, asegura que sí apoyó la campaña de Nigel para ser caballero, aunque no lo explica de un modo muy convincente. Este martes se reunía con el presidente del partido para analizar su futuro.

Su reiterado fracaso en el Parlamento de Westminster es la gran herida histórica de UKIP. Tras haber ganado las elecciones europeas, en las generales de 2015 volvió a estrellarse en Westminster. Ni siquiera Farage logró ser elegido diputado y se quedaron solo con el único que tenían, Carswell, un tránsfuga que era parlamentario tory desde 2005 y en 2014 se pasó a UKIP en las elecciones adelantadas en la circunscripción de Clacton, al Sureste de Inglaterra, donde ganó.

El sistema electoral británico, que promueve las mayorías, penaliza duramente a UKIP. En las últimas generales obtuvo 3,8 millones de votos, el 12,7% del total, pero solo se tradujo en un escaño. Con 1,4 millones de votos (4,7% del total), el SNP escocés obtuvo 56 diputados.

Arron Banks, el bronco millonario que es el mayor donante de UKIP, se ha sumado a Farage en las críticas a Carswell, al que ha tachado de «individuo terrible, que solo se representa a sí mismo». Banks amenaza con presentarse a las elecciones en la misma circunscripción que Carswell si vuelve a repetir candidatura.

Un nuevo fracaso

UKIP suma más problemas. La semana pasada, su nuevo líder, Paul Nuttall, fue incapaz de obtener un escaño en las elecciones anticipadas de Stoke, una circunscripción considerada «la capital del Brexit», pues lo votó el 70% de sus vecinos. Nuttall se vio perjudicado porque en su campaña se desvelaron varias mentiras flagrantes.

Farage también tiene sus detractores. Algunos seguidores de Nutall sostienen que al nuevo líder lo perjudicó electoralmente la amistad de Farage con Donald Trump. La semana pasada, Farage comió con el presidente estadounidense, con quien mantiene una excelente relación desde que participó en sus mítines de campaña contra Hillary Clinton.

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