La falsa paz de Colombia

Los comunistas como el señor Santiago creen que todos somos como ellos y nunca aprendemos nada

Ramón Pérez-Maura

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Colombia está en plena campaña electoral para las presidenciales del 27 de mayo. A nadie sorprenderá a estas alturas que la eleccion gire en torno al proceso de paz que el presidente Santos se ha empeñado en imponer a los colombianos con las alabanzas de media humanidad que tampoco ha hecho nada por exigir el respeto de la voluntad de los colombianos libremente expresada en un plebiscito. Quienes fomentaron aquel acuerdo fallido actuaban con cierto desdén hacia quienes nos opusimos a él. Y así me encontré un día con una querella de don Enrique Santiago Romero, dirigente de Izquierda Unida en Madrid, abogado y destacado asesor de las FARC en las negociaciones de La Habana que desembocaron en el primer acuerdo. En una entrevista celebrada el 29 de agosto de 2016 con el periodista Julio Sánchez Cristo en la emisora «La W» integrada en el grupo Caracol, propiedad de Prisa, yo denuncié cómo Enrique Santiago había estado trabajando para las FARC en su intento de destruir la Colombia que yo había conocido durante décadas y que lo había estado haciendo mientras era pagado con dinero del narcotráfico, pues esa era la principal fuente de financiación de su cliente, la guerrilla.

Cuarenta días después, el 9 de octubre de 2016, yo publiqué en un artículo en ABC que era el Gobierno noruego que acababa de conceder al presidente Santos el premio Nobel de la Paz el que pagaba a Santiago. Al margen de la gravedad moral de que Noruega fuese juez y parte en el proceso de paz, Santiago se querelló contra mí por calumnias e injurias aduciendo que si yo conté el 9 de octubre que él cobraba de Noruega, es que también lo sabía el 29 de agosto. Es evidente que los comunistas como el señor Santiago creen que todos somos como ellos y nunca aprendemos nada. Afortunadamente el juzgado de instrucción dictó auto de sobreseimiento el pasado verano y la sección 5 de la Audiencia Provincial de Madrid ha desestimado ahora el recurso de apelación del denunciante con un auto contra el que no cabe apelación.

Enrique Santiago tuvo su momento de mayor gloria profesional con los «acuerdos» de La Habana. Pero el pueblo colombiano les dio la espalda entonces y todo parece indicar que lo va a volver a hacer ahora. Los dos expresidentes que tuvieron la grandeza moral de enfrentarse al mundo por defender su verdad, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, han unido fuerzas para la próxima elección y a día de hoy la candidatura de Iván Duque y Marta Lucía Ramírez es la clara favorita. La candidata históricamente más afín a las FARC, Piedad Córdoba, cuenta con menos de un uno por ciento de intención de voto, lo mismo que sacaron las FARC en las legislativas del 11 de marzo. Y el exguerrillero del M-19, Gustavo Petro, representante máximo de la izquierda, está en un 27 por ciento de intención de voto frente al 46 por ciento de Iván Duque según el último sondeo de la revista «Semana».

Hay batallas que merece la pena dar aunque los indicios de derrota sean abrumadores. Un comunista de fracasada carrera política en Madrid estuvo a punto de triunfar en Colombia. Afortunadamente hubo quien le plantó cara. Su derrota final allí parece muy cerca y al fin habrá una paz verdadera.

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