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Theresa May y Donald Tusk se saludan en la cumbre de Bruselas - Reuters

La UE exhibe firmeza y unidad ante las primeras propuestas de May

Los europeos reciben con frialdad la oferta de Londres para los residentes comunitarios y avanzan hacia la cooperación en materia de defensa

Bruselas Actualizado: Guardar
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Si algo ha quedado claro en la cumbre europea que terminó ayer es que se han empezado a romper las primeras fibras sentimentales que unían a los europeos del continente con los británicos. La llegada de los primeros asuntos concretos en las negociaciones ha puesto de manifiesto que el Brexit va en serio y que cuando se trata de defender los intereses de cada cual, ya no hay amigos. Theresa May se fue de Bruselas diciendo que confía en que el resultado de las negociaciones será un éxito, aunque a la vista de lo que ha pasado hasta ahora, es difícil creerle.

Y los Veintisiete, además de decirle que estas cosas las tiene que hablar con el negociador europeo, Michel Barnier, en lugar de intentar dividirles, han empezado a actuar como si el Reino Unido ya hubiera salido del club, y muchos países han descubierto que se sienten mejor y que eso hace posible decisiones históricas como la que se tomó ayer de lanzar una cooperación reforzada en materia de defensa.

Por ahora no es más que una directriz, una estructura vacía, pero es un hecho histórico que los jefes de Estado y de Gobierno europeos hayan decidido que quieren unir sus fuerzas en el campo de la defensa.

La UE puede vivir sin el reino Unido e incluso puede que funcione mucho mejor. El presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, volvieron a escenificar la comparecencia conjunta ante los periodistas, símbolo inequívoco de buena salud del eje franco-alemán, lo que es bueno para la UE. España e Italia completan ese núcleo duro del proyecto comunitario y todos los dirigentes se mantuvieron unidos como un bloque ante Londres.

Rajoy, escéptico

La idea de que no es aceptable que los residentes comunitarios en Reino Unido pierdan los derechos que ahora tienen se mantuvo como una roca tanto en los comentarios de los distintos jefes de Gobierno como en los de los dirigentes de las instituciones europeas, Donald Tusk, presidente del Consejo y Jean-Claude Juncker, de la Comisión. En el caso de España, el país que acoge a un mayor número de británicos en su territorio, la propuesta de May sobre los derechos de los ciudadanos no británicos cuando se haga efectivo el Brexit dejó algo frío a Rajoy, quien resumió así su opinión nada entusiasta: «No voy a decir que me ha sonado mal, pero sin duda alguna me podía haber sonado mejor». El presidente se lo dijo personalmente a la primera ministra británica antes de la sesión de trabajo de ayer en Bruselas.

En una conversación que mantuvieron al margen de esa sesión, el líder español explicó a May que su primer objetivo en la negociación del Brexit era garantizar que los ciudadanos no se ven perjudicados en su vida diaria. A Rajoy le parece «bien» la propuesta de que «todas aquellas personas que lleven más de cinco años en el Reino Unido tengan exactamente los mismos derechos para siempre que los ciudadanos del Reino Unido», pero quedan muchos flecos y preguntas pendientes.

Por eso, el jefe del Ejecutivo cree que aún es muy pronto para hacer una valoración más precisa de una propuesta que está incompleta. Por ejemplo, falta por saber en qué situación quedan las personas que no lleven cinco años de residencia hasta que cumplan ese plazo: «Esa batalla -aseguró- la daremos». El presidente del Gobierno aseguró que confía «absolutamente» en que el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, defenderá los derechos de los españoles y prometió velar por los derechos de los británicos.

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