Un militar sostiene un rifle ante una imagen del líder comunista vietnamita Ho Chi Minh
Un militar sostiene un rifle ante una imagen del líder comunista vietnamita Ho Chi Minh - REUTERS

Los estudios de marxismo no atraen a los jóvenes vietnamitas

Las carreras relacionadas con los negocios, el turismo o la comunicación seducen a cada vez más jóvenes en facultades de todo el país

HO CHI MINH Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los estudios de marxismo-leninismo no consiguen atraer a los universitarios vietnamitas, pese a los esfuerzos del régimen comunista de Hanoi, que ofrece matriculaciones gratuitas y prioriza la contratación de funcionarios con esta especialización. Mientras carreras relacionadas con los negocios, el turismo o la comunicación seducen a cada vez más jóvenes en facultades de todo el país, los estudios de marxismo, encuadrados dentro de la carrera de filosofía, no despiertan el interés de una juventud consumista y cada vez más ajena las enseñanzas de Marx, Lenin o el héroe nacional, Ho Chi Minh.

«Creo que esto ocurre con más fuerza en los últimos años porque la sociedad se está volviendo más materialista y los jóvenes siguen esa tendencia», explica a Efe el filósofo Bui Van Nam Son.

Nam Son subraya que solo aquellos estudiantes que planean dedicarse a la enseñanza o los que tienen como objetivo trabajar para el omnipresente Partido Comunista optan por la carrera de Filosofía, en la que el 70 por ciento del temario está relacionado con el marxismo, o por la especialidad en «ciencias socialistas». «Son pocos los que tienen un interés genuino», dice.

La matrícula gratuita, decretada oficialmente en 2013 pero ya puesta en práctica desde hace más de una década, tampoco ha revertido la tendencia: los estudiantes prefieren pagar precios de entre 200 y 400 euros anuales por cursar otros estudios en las universidades públicas o realizar un desembolso mucho mayor por carreras de negocios en centros privados o en el extranjero.

Huy, un joven licenciado en Filosofía en 2013 en la Universidad de Ciencias Sociales de Ho Chi Minh (antigua Saigón), explica que de los 123 estudiantes de su promoción, el 50 por ciento trabaja ahora para la Administración, el 25 por ciento estudia para ser profesor de marxismo y otro 25 por ciento intentó probar suerte en el sector privado. «En nuestra facultad no había ningún tipo de orientación profesional, todo el mundo daba por hecho que el futuro era la enseñanza o ser funcionario», comenta.

Aunque no es un requisito indispensable, Huy señala que el conocimiento de las teorías socialistas y del funcionamiento de las instituciones son una ventaja para ingresar en el Partido u obtener un puesto de funcionario. «Para mí —añade— ha sido muy difícil salir al mercado laboral con mi diploma, pero ahora trabajo para un estudio de cine. No me interesaban ni la enseñanza ni ser funcionario y fue complicado encontrar un empleo fuera de esos ámbitos».

La docencia es una salida segura, ya que todos los adolescentes vietnamitas deben cursar tres horas semanales de marxismo e historia del Partido Comunista en sus dos últimos años de educación secundaria y en la Universidad. «Eso crea una predisposición negativa entre los estudiantes. Todos lo ven como la asignatura más aburrida y odiada porque no está conectada con la vida real y los profesores siguen un método muy anticuado», asegura. Entre las escasas ventajas que le ve a su carrera, destaca el conocimiento del Partido Comunista y su funcionamiento, algo que puede ser útil al trabajar para cualquier empresa.

Aunque Vietnam inició en los años 80 del siglo pasado reformas de apertura económica y hoy pertenece a la Organización Mundial del Comercio, el Partido Comunista mantiene un gran poder y controla gran parte de la industria a través de conglomerados empresariales estatales. Ngoc Chau, una maestra de escuela de 33 años, recuerda que en su época de estudiante las asignaturas de marxismo ya eran muy impopulares. «Yo era la excepción porque mi padre y mi abuelo fueron soldados comunistas y siempre he oído hablar de esas cosas en casa, pero a mis compañeros no les interesaba nada. Por eso los estudios son gratuitos», declara.

Antigua integrante de las juventudes comunistas, Ngoc Chau se atreve a señalar otra causa para el desencanto de la sociedad con las teorías marxistas: la corrupción. «La gente oye hablar de la corrupción de los dirigentes comunistas y la relaciona con el marxismo, los padres les dicen a sus hijos que no sirve para nada estudiarlo. Como hay miembros del Partido que hacen cosas malas, piensan que la ideología es mala», se lamenta.

Ver los comentarios