El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker
El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker - EFE

La UE ensaya con Suiza un posible modelo para el Brexit

Bruselas quiere salvar el principio de la libre circulación en todo el espacio europeo

Corresponsal en Bruselas Actualizado: Guardar
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La Comisión Europea está buscando una fórmula para encajar las especificidades de Suiza en las reglas de libre circulación de personas y evitar así un colapso global en las relaciones con este país, teniendo en cuenta que puede ser un precedente para las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha sentado las bases de esta fórmula en su reciente visita oficial a Suiza.

Los comentarios de Juncker después de entrevistarse con el presidente de la Confederación Helvética, Johann Schneider-Ammann, no han pasado desapercibidos en un entorno en el que lo único que se sabe es que la parte más difícil de las negociaciones con el Reino Unido será el capítulo de la libre circulación de personas.

El caso suizo es parecido, porque aunque no forma parte de la UE, todas sus políticas dependen de sus vecinos comunitarios y actualmente están en el aire debido a la situación creada por el referéndum en el que los suizos decidieron imponer cuotas de trabajadores extranjeros.

Reciprocidad

«Estamos acercándonos en muchos puntos y, si las autoridades suizas quieren establecer una forma de preferencia para los trabajadores suizos, a mí me parece bien siempre que se considere dentro de un marco de reciprocidad» dijo Juncker. Añadió que era «optimista» sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo «específico para Suiza» sin ocultar que «estamos pensando también en el Brexit porque los dos casos están interconectados».

El caso de Suiza está marcado por el peso del Tratado Interinstitucional que hace que, si un capítulo de las relaciones se suspende, todo el conjunto corra la misma suerte, incluidos los programas de cooperación científica, las interconexiones eléctricas y muchos más asuntos que no tienen que ver con la libre circulación de personas. El Gobierno suizo ha hecho esfuerzos para rebajar las aristas del referéndum y planea dejar las limitaciones a los extranjeros en una preferencia para los suizos en el mercado de trabajo, lo que a juzgar por las palabras de Juncker es un terreno favorable para la Comisión.

En la preparación de la cumbre de Bratislava ya se había programado que los jefes de Estado y de Gobierno se refiriesen al análisis de «las consecuencias indeseadas de la libre circulación de personas», aunque se especificaba que en cualquier caso se haría "respetando plenamente el principio" de libertad de movimientos.

La cuestión es tan delicada que hubo países como Eslovaquia, la República Checa o Polonia (Hungría se desmarcó ayer parcialmente) que dijeron abiertamente que no aprobarían ningún acuerdo sobre las futuras relaciones con el Reino Unido si no se garantizaba la libre circulación de sus trabajadores.

Teóricamente, la UE mantiene que Gran Bretaña no podrá conservar el acceso al mercado único si no acepta al mismo tiempo la libre circulación de personas y ese es el principio que quieren que se mantenga como innegociable. El hecho de que pueda haber un matiz de excepción en el caso de Suiza parece abrir la puerta a una cierta flexibilidad con los británicos en la cuestión de los «efectos indeseados» de la libre circulación de trabajadores.

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