Elecciones en HolandaEl liberal Rutte parte como favorito al adoptar el lenguaje de los populistas

Aunque ha bajado en los sondeos, el ultra Geert Wilders ha conseguido marcar la agenda y el debate de la campaña

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Los holandeses acuden este miércoles a unas elecciones generales en un clima político de extraordinaria agitación interior y exterior, con un igualado pulso entre el primer ministro Mark Rutte y el antieuropeísta y derechista Geert Wilders, y bajo la angustiada mirada de unos vecinos temerosos del auge de partidos que cuestionan la inmigración como el propio futuro de la Unión Europa. El grave conflicto que ha estallado entre La Haya y Ankara y por los intentos del presidente turco de hacer campaña entre los inmigrantes en Holanda ha hecho más visible el problema que ha marcado toda la campaña y que es la inmigración musulmana y la profunda insatisfacción en la sociedad holandesa por los efectos sociales y culturales de la misma.

Holanda, uno de los países pioneros y modélicos en la tolerancia, una generosísima red asistencial universal para todo inmigrante y la propia multiculturalidad, es hoy pionero en la reacción opuesta que exige una profunda revisión de todo el sistema que lideró. En la calle, hasta los más fieros adversarios de Wilders piden cambios. Y muchos dicen que solo le votarán para dar una lección a los demás. El líder derechista y antieuropeísta ha encabezado por ello los sondeos en las pasadas semanas y llegó a tener una considerable ventaja sobre Rutte. Sin embargo, este ha sabido remontar y ponerse por delante. En parte porque ha adoptado parte de los objetivos y el lenguaje del propio Wilders.

En eso le ha seguido una mayoría del Parlamento y, salvo en el caso de los Verdes y el izquierdismo, es un hecho que Wilders ha marcado la agenda y el mensaje en la política holandesa como nadie. De lo que paradójicamente podría beneficiarse ahora Rutte por su presencia masiva en los medios en los momentos de crisis intensa de los pasados días. En los que ha mostrado una posición de firmeza incondicional ante la actitud de Erdogan que, en eso hay unidad nacional plena, los holandeses consideran provocadora e intolerable.

Todos los demás partidos holandeses han anunciado que no pactarán jamás con Geert Wilders

Mucho más frescas están las imágenes de las manifestaciones de pasados días de inmigrantes turcos en defensa de un ministro que llamaba nazi a Holanda. En caso de que Wilders ganara se escenificaría lo que sucede en el debate político en toda Europa. Y que políticamente se plasmará con mucha probabilidad en Francia, donde se celebrarán la aproximas elecciones, las presidenciales, con primera ronda el 23 de abril. La Europa de Bruselas, los gobiernos y los partidos tradicionales parten de que una «unidad de todos los franceses anti Le Pen» evitarán que en la segunda ronda el 7 de mayo gane la candidata del Frente Nacional

En Holanda no hay dos vueltas, luego el frente contra Wilders es previo. Todos los demás partidos holandeses han anunciado que no pactarán jamás con Wilders. Este asegura que si gana logrará romper ese cordón sanitario. Pero no parece probable. Luego Wilders quedaría marginado mientras los partidos tradicionales buscan una solución cuyo principal objetivo es mantener fuera del poder al partido más votado. El ministro de Finanzas, Jeroem Dijsselbloem, dice que hasta que haya otra coalición, siempre sin Wilders, seguirá el actual gobierno en gestión «y aunque todo ello tarde otros cuatro años».

Ventaja de Mark Rutte

El último sondeo da una ventaja de dos escaños a Rutte, del Partido Popular de la Libertad en Democracia (VVD), sobre Wilders y su Partido de la Libertad (PVV), que habría caído tres y empata con una Democracia Cristiana del CDA recuperada de su hundimiento a causa del trasvase de votos al partido de Rutte. Les seguiría el partido verde de izquierdas, Groenlinks, con su joven líder Jesse Klaver, que logra disparar su presencia de 4 a 17 escaños. En el éxito de Groenlinks coinciden todas las encuestas, incluidas las que siguen dando un empate de Rutte y Wilders a la cabeza. Después se situaría D66 de Alexander Pechtiold y la socialdemocracia venida a mucho menos del PdVA. La sopa de letras holandesa es caótica y exige inmensa paciencia para la formación de mayorías. El sistema proporcional hace inevitable ese enorme fraccionamiento del Parlamento.

Se prevé que no sean menos de doce los partidos que entran al reparto de los 150 escaños del Parlamento en La Haya. Para una mayoría estable harán falta al menos cuatro o cinco partidos. Hay dos partidos religiosos defensores de la Biblia, un partido animalista, otro de mayores de 50 y un partido, DENK, cuyo líder, Tunahan Kuzu, defiende a todo ciudadano que no sea blanco, porque los inmigrantes siempre tienen razón. Hasta en el peor abuso porque estarían vengándose de lo sufrido bajo el colonialismo.

En fin, desde lo serio a lo trágico pasando por lo ridículo, la oferta política en Holanda parece la de los diferentes tipos de hachís y marihuana en los coffee-shops con sus propiedades: duras y blandas, graciosas o filosófico-reflexivas. La Europa oficial espera que el resultado no sea como temía hace unas semanas, una droga muy dura para el continente.

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