La avenida de los Campos Elíseos, cortada por el tiroteo de París
La avenida de los Campos Elíseos, cortada por el tiroteo de París - EFE

«Soy musulmán y me gustaría acabar con ellos de una vez, no paran de hacernos daño»

Numerosos parisinos coinciden en que el riesgo de atentando era muy alto por la proximidad de las elecciones

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Thomas, que se encontraba en un edificio contiguo a la zona de los disparos, asegura haber oído tiros de un arma automática. Visiblemente en «shock», atendía a ABC junto a varios periodistas de medio mundo en la zona acordonada por la Policía y adonde varios taxis se han acercado para recoger a los viandantes que se encontraban por la zona. «¿Ha habido un atentado? Justo venía con mi hijo para que conociera la avenida. Nos vamos ya de aquí», asegura asustada a este periódico Rosa, una turista mexicana de visita en París estos días. Loic, periodista local, cree que el simbolismo de un atentado en los Campos Elíseos explica que atacaran a policías armados.

«Sí, hemos escuchado los tiros, pero no pasa nada.

Estábamos prevenidos. Faltan tres días para las elecciones, era previsible», cuenta a ABC Yassin, que paseaba con un grupo de amigos en la zona. A medianoche, tres horas después de los hechos, esperan un coche que los lleve a la banlieue (suburbios). «Sí, somos de la banlieue, (el terrorista) ha sido el hermano de esta», ironiza otro de los muchachos, acostumbrados a ser señalados tras cada atentado.

Un ciudadano francés de viaje de negocios en París se encontró frente a los disparos: a tan solo unos pocos metros del epicentro del ataque, pudo ver cómo el presunto terrorista disparaba a los policías y, segundos después, al menos uno de ellos se desplomaba víctima de sus heridas, según relató el testigo a la cadena francesa RMC.

Un taxi apostado junto al local de Bulgari en la Avenida George V, a tan solo unos metros de los Campos Elíseos y próximo a la zona acordonada recoge a unas turistas impactadas por lo ocurrido. «No lo soporto, que pare ya, son la peor escoria de este mundo. Yo que soy musulmán me gustaría acabar con ellos de una vez, no paran de hacernos daño», dice a ABC el taxista, Madi. Cuenta que ya vivió una experiencia similar trabajando la noche de la matanza en la sala Bataclan. «No sabia nada cuando me encontré con gente huyendo. Estuvimos toda la noche sacando a la gente de allí».

«Mi tienda está por aquí cerca. Yo acabo de llegar, pero mi equipo estaba en el momento del tiroteo. Pero no se han asustado, son unos campeones», agrega a ABC una señora que ha preferido no facilitar su nombre.

Policías fuertemente armados custodian la zona impidiendo cualquier acceso a los Campos Elíseos. «Nadie pasa por aquí, señor», grita uno de los agentes que desvían a los conductores a su izquierda para que abandonen la zona. Nadie osa moverse un solo centímetro más allá del permitido.

Los curiosos a medianoche son ya muy pocos, llegando con cuentagotas. Coinciden sus comentarios: »Esto ya ha pasado, tenemos que seguir con nuestras vidas».Tras el horror de un nuevo atentado en suelo francés, a la medianoche ya solo suenan ritmos latinos. La vida sigue.

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