Egipto recrudece su guerra contra Daesh en el Sinaí

Este lunes se cumplió un año del atentado contra el Airbus 320 de la compañía rusa Metrojet, en el que murieron 224 personas

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Bombardeos aéreos, artillería y fuerzas especiales que peinan objetivos terroristas: el Ejército egipcio ha recrudecido durante las últimas semanas su «guerra» contra Wilayat Sina y otros grupos terroristas en el Sinaí, donde la insurgencia se ha cobrado la vida de centenares de policías y militares en los últimos años. Hace un año, fueron 224 personas a bordo de un avión ruso, el peor atentado cometido por la filial de Daesh en Egipto.

Se trata de la segunda gran ofensiva antiterrorista de las Fuerzas Armadas egipcias desde la operación «El Derecho del Mártir» (septiembre de 2015), según ha confirmado el portavoz militar, Mohamed Samir. El objetivo de la operación es «buscar y destruir elementos terroristas en los alrededores de pueblos y ciudades»: en sólo dos semanas, habrían acabado con casi 200 supuestos terroristas, según datos ofrecidos por el Ejército.

En los últimos días se han sucedido los bombardeos a «refugios de terroristas», seguidos por ataques de artillería, detención de sospechosos e incautación de explosivos IED o incluso «80 minas antitanque» –de las que no han facilitado pruebas fotográficas-. El domingo pasado, bombardeos del Ejército egipcio sobre posiciones del grupo terrorista Wilayat Sina cerca de la frontera con Gaza en Rafah acabaron con la vida de al menos 70 supuestos yihadistas. Dos días antes, otros 21 presuntos yihadistas murieron como resultado de las operaciones, confirmó un portavoz militar.

Una ofensiva que también se ha cobrado bajas entre las fuerzas egipcias, aunque los números difieren entre los hechos públicos por el Ejército y los proclamados por agencias afines a Daesh como Amaq: una treintena en tan sólo 15 días según las estimaciones más conservadoras, más de 50 según Daesh.

«La guerra será larga»

«La guerra (contra estos grupos) será larga», declaró el presidente egipcio Abdelfatah Al Sisi al poco de comenzar la ofensiva contra Ansar Bayt al Maqdis, que en 2014 firmó su adhesión al autoproclamado Estado Islámico y se renombró como Wilayat Sina, provincia del Sinaí. El detonante de los publicitados nuevos esfuerzos del Ejército fue un ataque a mediados de octubre –reivindicado por Daesh- contra un checkpoint a unos 40 km de la ciudad de Bir al-Abd, (Sinaí centro) donde murieron al menos 14 soldados y policías. Ha sido el primer atentado en el Sinaí centro, hasta ahora libre de terroristas, y el más sangriento en los últimos seis meses. Wilayat Sina, el grupo terrorista más poderoso y organizado de Egipto, sigue desde 2013 una campaña de atentados contra fuerzas militares y policiales en el Sinaí, con la intención de «desestabilizar el Estado» del exmilitar Abdelfatah Al Sisi.

Sin embargo hace un año, una bomba colocada por un simpatizante del grupo a bordo de un Airbus 320 de la compañía rusa Metrojet derribó en el aire el avión, cargado de turistas y familias, en lo que se convirtió el primer gran atentado contra turistas u objetivos «occidentales» de Wilayat Sina. Egipto prometió «acabar con todos los terroristas», de momento con escasos resultados: el grupo ataca regularmente los numerosísimos «checkpoints», instalaciones militares y ejecuta a civiles que considera «colaboradores», según su propia propaganda en las redes yihadistas.

Pese a los renovados esfuerzos del Ejército egipcio, Wilayat Sina ha logrado, en las últimas semanas, ampliar su radio de acción. El atentado contra el puesto de control que se cobró 14 muertos fue en la zona del Sinaí central –hasta ahora sus ataques se habían concentrado en el norte- y ayer la agencia Amaq informó de un atentado contra un convoy militar en Nekhel, en el Sinaí norte pero fuera de su zona de influencia.

«En las últimas semanas, Daesh ha sido capaz de organizar regularmente atentados terroristas – 150 kilómetros fuera de su Zona de Operaciones, pese –o quizás precisamente- a los mayores esfuerzos de contención», señala el analista en seguridad israelí Oded Berkowitz.

A diferencia de Daesh en Siria, Irak o Libia, Wilayat Sina no ha logrado replicar un germen de Estado en territorio propio, pese a que tiene acceso total a las áreas de Sheikh Zuweid, Arish y Rafah.

Falta de transparencia

La transparencia del Ejército egipcio es casi nula, «lo que hace muy complicado verificar el alcance y la eficacia» de sus operaciones «sólo con sus comunicados», afirma la investigadora del Instituto Tahrir para Oriente Medio Allison MacManus, a cargo del proyecto «Security Watch» en Egipto. El norte del Sinaí, área donde se concentran operaciones y atentados, es terreno vedado para periodistas: sólo algunos periodistas locales o semi-clandestinos, como el portal Sinaí TV reportan desde el terreno. En 2014 el Parlamento egipcio aprobó una ley que castiga con hasta penas de cárcel a periodistas que esgriman cifras distintas a las elegidas por el Gobierno.

Sin presencia de periodistas que documente sus acciones, el Ejército egipcio sigue desde 2013 una política de «tierra quemada» en el Sinaí, según ha denunciado Human Rights Watch, expulsando a cientos de familias de sus hogares para crear una «zona de contención» en la frontera con Gaza. Tribus beduinas y autoridades locales denuncian la actitud del Ejército contra los civiles en la zona: «Los últimos años de lucha contra los milicianos en el Sinaí, especialmente con amplios ataques aéreos y la creación de la ‘buffer zone’ en la ciudad de Rafah, que desplazó a poblaciones enteras, ha generado mucha animosidad y sospecha entre ambos lados», advierte McManus. A partir de noviembre, Egipto renovó por otros tres meses el toque de queda y el Estado de emergencia en el Sinaí.

«Wilayat Sina es el mayor y más poderoso grupo terrorista operando en Egipto», señala la analista del Instituto Tahrir. Hasta ahora, la «provincia» egipcia de Daesh ha mantenido sus operaciones acotadas al Sinaí, mientras que en el resto de Egipto «hemos visto grupos que surgen y desaparecen: desde mediados de 2013, entre dos y cinco grupos se atribuyen atentados, pero ninguno de los cuales ha alcanzado el nivel de sofisticación operacional, o el tamaño, de Wilayat Sina», añade. La mayoría de los ataques tienen lugar en los barrios periféricos de El Cairo. La semana pasada, unos desconocidos acribillaron a tiros a un general a cargo de operaciones militares en el Sinaí frente a su casa en el suburbio Obur City: un casi desconocido Liwa al-Thawra se adjudicó la autoría. En octubre, el grupúsculo Hassam Movement se atribuyó el intento de asesinato del asistente del fiscal general egipcio, que escapó de la explosión de un coche bomba aparcado frente a su casa en el barrio residencial de New Cairo, y del antiguo gran muftí –máxima autoridad religiosa en Egipto- Ali Gomaa.

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