Un hombre se prepara para ejercer su derecho al voto en un colegio electoral en la gobernación de Menufia
Un hombre se prepara para ejercer su derecho al voto en un colegio electoral en la gobernación de Menufia - EFE

Los egipcios no acuden a votar su Parlamento

Concluyen hoy las primeras elecciones parlamentarias desde 2012, que han durado dos meses

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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Egipto concluye este miércoles sus primeras elecciones al parlamentarias desde 2012, divididas en dos fases y marcadas por una escasísima participación y hastío electoral de los egipcios, que apenas se han acercado a los colegios que abren hoy sus puertas por última vez en 13 provincias del país, entre ellas El Cairo, Port Said o Sinaí Norte, bajo permanente estado de excepción.

El nuevo Parlamento, que sustituirá las dos Cámaras Legislativas creadas bajo el Gobierno del expresidente Mohamed Morsi, contará con 596 asientos, con sólo 120 reservados para partidos políticos, ganados ya en las rondas previas por la coalición «Fi Hob Misr» (Por Amor a Egipto), que no oculta su apoyo al presidente actual, Abdelfatah Al Sisi. El resto de los escaños serán repartidos entre candidatos independientes, una amalgama de caciques o personalidades locales, entre los que destacan los candidatos de los «Egipcios libres», de corte liberal.

El desconocimiento de los más de 2.500 candidatos –«cuando fui, dos mujeres me preguntaron que a quién había votado, ¡que ellas no sabían y querían votar lo mismo que yo!», relata a ABC una mujer de unos 30 años en El Cairo-, así como el hastío electoral o la desafección política y desesperanza en el sistema han resultado en unos bajísimos índices de participación. El mejor porcentaje en las rondas previas, que comenzaron en octubre, fue de tan sólo el 26%, según datos oficiales de la Comisión Electoral Egipcia.

En esta última fase, que concluye hoy y en la que se votan los candidatos independientes que terminarán de conformar la Asamblea legislativa, son pocos los egipcios que ostentan un dedo tintado de rosa, señal de que han votado, y muchos colegios de la capital egipcia permanecen semidesiertos. En la primera vuelta, el Gobierno organizó autobuses gratuitos para acercar a los votantes a los colegios y amenazó con multas a los abstencionistas, y en esta segunda vuelta medios locales han denunciado casos de sobornos para ir a votar. Pese a todo, los egipcios han preferido continuar con sus vidas, especialmente los jóvenes, principal grupo demográfico en un país donde más del 50% de la población tiene menos de 30 años y la media de edad es de 25.

Demostrar su patriotismo

El propio presidente Al Sisi, así como la gran cantidad de medios estatales, han arengado a los egipcios para demostrar «su patriotismo» y acudir a las urnas para dar legitimidad a la última fase de la «hoja de ruta« en tres pasos esbozada por el Ejército tras el golpe de Estado: Elecciones presidenciales, Constitución y finalmente un Parlamento.

«Es el sistema. No es democrático. Han aplastado a la oposición y votar no servirá de nada», explica a ABC un joven que salió a las calles en 2011 para protestar contra el Régimen de Hosni Mubarak. Ha declinado dar su nombre, pues tras la llegada al poder del exgeneral Al Sisi se ha creado en Egipto un clima de miedo a expresarse políticamente, un derecho que creyeron conseguir en enero de 2011. Si los jóvenes hablan de política en el entorno familiar, en contra del Gobierno, éstos les dicen que callen, que parecen simpatizantes de la ilegalizada y perseguida Hermandad Musulmana, explica. En una conversación distendida entre ABC y varios egipcios de distintas provincias en un restaurante de Koshary, plato nacional egipcio, otro joven, Ahmad, bromea: «Vamos a cambiar de tema, no quiero ir a la cárcel».

Así, «no es sorpresa» que la inmensa mayoría de candidatos en estas elecciones apoyen la administración actual, debido a la implacable persecución del exgeneral Sisi tanto de los Hermanos Musulmanes como de la oposición y los activistas surgidos de la revolución del 25 de enero de 2011, explica Mandeep Tiwana, director del grupo «Civicus«, un centro de análisis que estudia los procesos democráticos del país. «En el actual clima de autoritarismo, es muy difícil que las estas elecciones consigan realmente un gobierno democrático«, añade Tiwana.

Es poco probable que el nuevo Parlamento, fruto de estas elecciones, coarte el poder del actual presidente, y sin embargo voces del Gobierno ya han avanzado «la necesidad» de recortar los poderes de esta Cámara Legislativa –otorgados en la Constitución de 2014- en favor de la figura de Al Sisi.

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