El comandante de los marines de Filipinas da un discurso en Manila en presencia de un alto mando estadounidense
El comandante de los marines de Filipinas da un discurso en Manila en presencia de un alto mando estadounidense - AFP

Duterte tensa la cuerda de las maniobras militares conjuntas entre Filipinas y EE.UU.

El mandatario ya ha asegurado que estos ejercicios, que se fundamentan en el Tratado de Defensa Mutua de 1951, podrían ser los últimos

- RANGÚN Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Juegos de guerra y de malabarismo diplomático. Filipinas y Estados Unidos iniciaron este martes sus maniobras militares conjuntas, realizadas anualmente y que tienen su origen en el Tratado de Defensa Mutua de 1951. Mientras, el mandatario filipino, Rodrigo Duterte, vuelve a tensar la cuerda de las relaciones entre ambos países.

«El primero en golpear ha sido el Departamento de Estado, así que puedes irte al infierno, (Barack) Obama», aseguró Duterte en referencia a las críticas recibidas por su polémica guerra contra el narcotráfico. De igual modo, añadió que la Unión Europea se puede ir al purgatorio. «El infierno está lleno», justificó.

La realización de estas maniobras militares conjuntas (denominadas Balikatan, «hombro con hombro» en lengua tagalo) se fundamenta en el Tratado de Defensa Mutua de 1951, que invoca un apoyo común en caso de ataque por parte de un tercer Estado.

«Esta es una alianza robusta y que beneficia a nuestros países», destacaba, ente sentido, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

Sin embargo, Duterte anuncia que estos ejercicios, llevados a cabo en la isla norteña de Luzón y donde toman parte hasta dos millares de efectivos militares, pueden ser los últimos.

Ya la semana pasada, el mandatario filipino aseguró que su relación con Estados Unidos se encontraba cercana a un punto «de no retorno», así como confirmó su intención de visitar Rusia y China con el objetivo de abrir nuevas alianzas comerciales.

«Retirad vuestras inversiones, adelante», advirtió Duterte, quien destacó estar al límite de «cruzar el Rubicon» en sus relaciones con Estados Unidos. «Voy a abrirme al otro lado de la barrera ideológica: China, Rusia -venid», añadió.

Ahora, incluso, con intenciones directas: «Si (Estados Unidos) no me quiere vender las armas, se las pediré a Rusia, que tiene todo lo que necesito. En el caso de China, simplemente hay que firmar», aseguró poco antes del inicio de las maniobras militares.

Desde su investidura el pasado 30 de junio, Duterte ha protagonizado numerosos desencuentros con Washington. El más sonoro de ellos tenía lugar a comienzos de este mes, durante la jornada previa a la cumbre en Laos de la ASEAN, una asociación de diez de las principales potencias del Sudeste Asiático. Entonces Duterte calificaba a su homólogo estadounidense, Barack Obama, quien también acudía al encuentro, de «hijo de puta» (sic). El presidente filipino respondía así a las críticas previas sobre su sangrienta guerra contra el narcotráfrico, que se ha cobrado más de 3.500 vidas en apenas cuatro meses.

Ver los comentarios