El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem - AFP

Dijsselbloem no se atreve a dar la cara ante el Parlamento Europeo

El jefe del Eurogrupo teme las críticas por su menosprecio de los países del Sur

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El presidente del Eurogrupo, el socialista holandés Jeroen Dijsselbloem, ha anulado una comparecencia prevista para la semana que viene en el pleno del Parlamento Europeo en la que debía hablar del rescate a Grecia, pero le esperaba una andanada de críticas por sus declaraciones en las que menospreció a los países del sur de Europa. Oficialmente ha alegado «razones de agenda» para anularla . El inesperado e inaudito gesto confirma su extrema debilidad política y ratifica el final de su carrera política en este puesto.

La comparecencia estaba prevista desde hace tiempo y tenía por objeto clarificar la situación del tercer rescate de Grecia, que sigue pendiente del cumplimiento de las condiciones exigidas por la troika. Sin embargo, muchos eurodiputados se habían preparado para dispensarle un recibimiento muy crítico el martes, precisamente en el espacio de mayor visibilidad, la sesión plenaria de Estrasburgo.

El hecho de que no comparezca no evitará que se produzca ese debate y que se convierta en una suma de ataques al holandés. Es más, en la conferencia de presidentes todos los partidos políticos acordaron por unanimidad que si Dijsselbloem anulaba su comparecencia, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, le enviaría una carta pidiendo su dimisión.

La semana pasada, Dijsselbloen compareció ante la Comisión de Asuntos Económicos y no fue capaz de disculparse ante los diputados, que le exigían explicaciones por su teoría de que los países del sur se gastan «en copas y mujeres» el dinero de la solidaridad de los países más ricos. El holandés solo ha llegado a explicar que el ejemplo se debe a su «carácter calvinista». Después de eso, un grupo de más de setenta eurodiputados le envió una carta en la que le pedían abiertamente su dimisión alegando que «muchos de nosotros no nos sentimos representados por usted desde que conocimos sus declaraciones. Por eso, le pedimos con respeto una vez más que se disculpe y dimita de su cargo».

La decisión de ignorar una comparecencia ante el pleno es un gesto totalmente inusual que no hará sino acrecentar la irritación. El socialista español Sergio Gutierrez dijo ayer que este último gesto «es una razón más por la que debe dimitir. Dijsselbloem ha agraviado a los países del Sur y a las mujeres, y ahora lo hace también a la soberanía popular europea. No entendemos que en estos momentos pueda haber nada más importante en su agenda que dar cuenta del problema de Grecia, y más aún en el contexto de sus declaraciones».

Dijsselbloem terminaría normalmente su mandato a final de este año, pero existen dudas sobre su capacidad para seguir en el cargo si su partido sale de la coalición de Gobierno en Holanda y él deja de ser ministro de Economía de su país. Normalmente se considera que su destino se decidirá a más tardar en septiembre, después de las elecciones alemanas.

Se da por descontado que en las actuales circunstancias a Dijsselbloem le debería sustituir un ministro de un país del sur y socialista, aunque ahora mismo el único que cumple esas condiciones es el portugués Mario Centeno. A pesar de la cercanía ideológica, Portugal fue el primer gobierno que pidió formalmente su dimisión. También el portavoz del grupo socialista en el Parlamento Europeo, Gianni Pittella, ha pedido abiertamente que dimita.

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