Un hombre junto a la Cúpula Genbaku, que rememora la paz, en el parque Naka Ward de Hirishima
Un hombre junto a la Cúpula Genbaku, que rememora la paz, en el parque Naka Ward de Hirishima - AFP

¿Debe disculparse Obama por la bomba atómica en su visita a Hiroshima?

Tras la cumbre del G7, será el primer presidente de EE.UU en visitar esta ciudad japonesa para hacer una ofrenda floral a las víctimas, pero no pedirá perdón

ENVIADO ESPECIAL A HIROSHIMA Actualizado: Guardar
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Obama volverá a hacer Historia mañana viernes, cuando se convierta en el primer presidente en activo de Estados Unidos en visitar la ciudad japonesa de Hiroshima. El 6 de agosto de 1945, su país también hizo aquí Historia, pero de infausto recuerdo, al lanzar la primera bomba atómica del planeta para poner fin a la II Guerra Mundial. De los 350.000 habitantes que tenía Hiroshima, ese día murieron 80.000, así como otros 60.000 en los meses siguientes. A dicha bomba, que se apodaba «Little Boy» («El Niño») y arrasó once kilómetros a la redonda, siguió tres días después otra sobre Nagasaki, llamada «Fat Man» («El Gordo»), que mató a entre 40.000 y 70.000 de sus 270.000 habitantes.

¿Debería pedir disculpas Obama por dichos ataques, los más mortíferos que ha conocido la Humanidad? Con respuestas encontradas, esa es la pregunta que flota en el ambiente en Japón, adonde el inquilino de la Casa Blanca ha acudido para participar en la cumbre del G7 que empieza este jueves en el complejo turístico de Ise-shima.

Mañana, al término de la misma, Obama viajará hasta Hiroshima para hacer una ofrenda floral a las víctimas de la bomba atómica. Se trata de un gesto que ninguno de sus antecesores ha tenido en las siete décadas anteriores, pero Obama ya ha anunciado que no pedirá perdón por dicho ataque.

«No necesito que Obama pida disculpas porque nuestras heridas son tan profundas que no se pueden curar diciendo solo ˝lo siento˝. Pero sí espero que este momento histórico sea el principio de una nueva etapa para erradicar las armas nucleares», explica a ABC Emiko Okada, quien sobrevivió a la bomba atómica cuando tenía solo ocho años. Al igual que otros muchos «hibakusha», como se conoce en japonés a los supervivientes, prefiere mirar al futuro en lugar de al pasado a pesar de que la explosión volatilizó a su hermana, cuyos restos jamás fueron encontrados. «Estoy muy contenta por la visita de Obama porque ha generado gran expectación entre los medios y ayuda a que el mundo no se olvide de la tragedia que ocurrió en Hiroshima por culpa de las armas nucleares», justifica la mujer, una de las protagonistas de un emotivo documental contra la bomba titulado «Atomic Mom».

Su directora, la estadounidense MT Silvia, también se congratula por la visita de Obama y le gustaría verlo «ofreciendo una disculpa». Pero aclara que «esta debería ser recíproca porque todos los países que luchan en un guerra hacen cosas horribles y solo la reconciliación es el camino a la paz». Esperando dicha paz, y también a Obama, un coro escolar cantaba ayer bajo la lluvia ante la llama por las víctimas de Hiroshima.

Economía, disputas territoriales y terrorismo en la agenda del G7

Aunque la histórica visita de Obama a Hiroshima amenaza con eclipsarla, este jueves arranca en Japón una cumbre del G7 con importantes asuntos a tratar. Las democracias más desarrolladas del planeta (EE.UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) se reúnen hasta mañana en el complejo turístico de Ise-shima para buscar fórmulas contra la alicaída economía mundial, las disputas territoriales en Asia y, sobre todo, el terrorismo yihadista.

Sus respectivos jefes de Estado y Gobierno (Obama, Abe, Merkel, Cameron, Hollande, Renzi y Trudeau) tratarán de ponerse de acuerdo en si es mejor aumentar el gasto público o seguir con la austeridad para mejorar la economía, lo que augura el desencuentro más allá de las buenas intenciones que incluya la declaración final de la cumbre.

Más consenso habrá en torno a las reclamaciones territoriales en el Mar del Sur de China, donde el autoritario régimen de Pekín mantiene disputas con todos sus vecinos, entre ellos Vietnam, Filipinas y Taiwán. Todo parece indicar que China, ausente en este foro, será criticada – o al menos reprendida – por su expansión marítima hacia el Sudeste Asiático, que inquieta a sus vecinos y EE.UU. intenta frenar a toda costa. Antes de recalar en el G7, Obama ha pasado por Vietnam, un viejo enemigo del pasado al que ha levantado su embargo de armas para sellar una nueva alianza frente a China.

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