Cristianos iraquíes desplazados, durante una celebración religiosa este martes en Arbil, capital de la región autónoma del Kurdistán (norte de Irak)
Cristianos iraquíes desplazados, durante una celebración religiosa este martes en Arbil, capital de la región autónoma del Kurdistán (norte de Irak) - AFP

Los cristianos iraquíes, una comunidad perseguida desde hace más de doce años

En Mosul, Bagdad y Basora se concentra esta minoría objetivo del fanatismo integrista de Daesh

Corresponsal en Jerusalén Actualizado: Guardar
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Los cristianos iraquíes están divididos en catorce comunidades diferentes, con iglesias católicas, ortodoxas y protestantes. Los caldeos forman el grupo más numeroso y, junto a Bagdad, donde puede haber unos 150.000 fieles, Basora y Mosul, bastión de los yihadistas de Daesh que tratan de recuperar las fuerzas iraquíes y kurdas, son las plazas históricas en las que se concentra esta minoría perseguida por el fanatismo integrista.

El éxodo de esta comunidad milenaria comenzó en 2003 tras la caída del ex líder iraquí, Sadam Husein, con la invasión de Estados Unidos. Desde entonces el número de cristianos en Irak ha pasado del millón doscientas mil personas a no más de 300.000. La región autónoma del Kurdistán (KRG) es la salida temporal que elige la mayoría, pero Europa y Estados Unidos son los destinos soñados.

El ataque directo más grave contra los cristianos fue el 31 de octubre de 2010 tras el asalto de un comando yihadista a la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad. Murieron 58 personas y más de setenta resultaron heridas.

Toma de armas

La llegada de Daesh empujó a la comunidad a tomar las armas y formar sus propias milicias, siguiendo el ejemplo de los cristianos de Siria, que combaten en su mayoría en apoyo de Bashar al Assad. El Movimiento Democrático Asirio asegura que cuenta con más de 2.000 hombres para combatir a Daesh y mantienen contacto directo con las Fuerzas Libanesas, principal milicia cristiana durante la guerra civil en Líbano, que lidera el «señor de la guerra» Samir Geagea.

La idea de armar a los cristianos la lanzó hace un año el presidente kurdo, Masoud Barzani, y recibió fuertes críticas de la cúpula eclesiástica en Bagdad porque «la creación de este tipo de milicias con base étnica o sectaria puede destruir Irak», según el comunicado publicado entonces. Comparten con los peshmergas kurdos la labor de seguridad de las aldeas cristianas al norte de Irak y tras la caída de Daesh su papel cobrará aún más fuerza para animar a los civiles a regresar.

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