Kim Jong-un inspecciona las instalaciones defensivas en la frontera con Corea del Sur, en una imagen recientemente difundida por las autoridades norcoreanas
Kim Jong-un inspecciona las instalaciones defensivas en la frontera con Corea del Sur, en una imagen recientemente difundida por las autoridades norcoreanas

Corea del Norte mantiene el pulso y lanza un misil de medio alcance al Mar de Japón

El nuevo lanzamiento acentúa la escalada en la región y es la respuesta al endurecimiento de las sanciones a Pyongyang de Estados Unidos y la ONU

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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En una nueva provocación, Corea del Norte ha disparado este viernes un misil de medio alcance que ha volado 800 kilómetros hasta caer en el Mar de Japón, según informa la agencia Yonhap. Aunque el régimen estalinista de Pyongyang no ha confirmado este lanzamiento, el Estado Mayor surcoreano detectó la trayectoria del proyectil durante la madrugada (por la noche, hora española). Disparado desde la parte occidental del país, el misil atravesó la Península Coreana hasta caer finalmente en aguas de la denominada Zona Defensiva de Identificación Aérea de Japón. Pocos minutos después, otro cohete fue lanzado desde la misma zona, pero se cree que habría estallado en el aire porque el radar lo perdió a 17 kilómetros de altura.

El Ejército surcoreano sospecha que el primer misil fue disparado desde una lanzadera móvil y es un Rodong de medio alcance, que puede recorrer una distancia máxima de 1.300 kilómetros y golpear a Japón.

Por ese motivo, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, se apresuró a condenar el lanzamiento. «Japón le exige a Corea del Norte que se controle. Para ser capaces de responder a cualquier situación, tomaremos todas las medidas necesarias, como actividades de advertencia y vigilancia», prometió Abe ante el Parlamento una vez más. Y es que, la semana pasada, Pyongyang ya disparó otros misiles, pero de corto alcance, sobre su costa oriental.

Con esta nueva demostración de fuerza, el régimen del joven dictador añade aún más tensión a la escalada que vive la Península Coreana desde principios de año, cuando llevó a cabo su cuarto ensayo nuclear y luego disparó un cohete de largo alcance. Además, Pyongyang protesta así contra las últimas sanciones de la ONU por estas provocaciones y contra las masivas maniobras militares que Estados Unidos y Corea del Sur llevan actualmente a cabo, que durarán hasta finales de abril y han movilizado al portaaviones John C. Stennis, un submarino nuclear y dos bombarderos B-2 invisibles al radar. Como dichos ejercicios, en los que participan 300.000 soldados surcoreanos y 17.000 norteamericanos, simulan ataques selectivos contra el régimen de Pyongyang y ensayan desembarcos, Kim Jong-un los considera un simulacro de invasión.

«La situación en la Península Coreana es complicada, agresiva y peligrosa, lo que puede desencadenar unas hostilidades que serían catastróficas», analiza Li Jun, experto del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, ante un grupo de periodistas en Pekín. A su juicio, «las nuevas sanciones de la ONU tendrán un impacto significativo en la economía de Corea del Norte, pero no se sabe cuánto». Tras alertar de que la actual escalada de la tensión afecta a todos los países de la región, recomienda volver a las conversaciones a seis bandas de Pekín sobre desnuclearización porque «cualquier pequeño incidente puede desatar una guerra».

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