Corea del Norte dispara otro misil que podría llegar hasta EE.UU.

Tres semanas después de ensayarlo, lanza un segundo proyectil intercontinental

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Tres semanas después de disparar su primer misil intercontinental, Corea del Norte lanzó el viernes otro proyectil que, según el Pentágono, podría ser también de este tipo. Si el primer misil amargó a EE.UU. su Día Nacional el 4 de julio, este «celebraba» el 64 aniversario del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea, que se conmemoró el jueves. En cualquier caso, esta nueva provocación del dictador Kim Jong-un demuestra el avance de su programa de misiles, ya que es el décimo cuarto ensayo balístico de este año.

Según la agencia de noticias Yonhap, el proyectil fue lanzado desde la provincia norteña de Jagang al filo de la medianoche (por la tarde en España) y voló 45 minutos, ocho más que el anterior.

A tenor de la televisión nipona NHK, salió de la atmósfera al ascender 3.000 kilómetros, 200 más que el de hace tres semanas, y luego regresó sin desintegrarse hasta caer en aguas de la zona económica exclusiva de Japón. A la espera de analizar los datos, todo indica que se trata de otro misil intercontinental que podría llegar hasta Alaska.

Este es el objetivo al que aspira el régimen estalinista de Pyongyang, desesperado por dotarse de un misil intercontinental capaz de golpear a EE.UU. con una cabeza nuclear. Kim Jong-un pretende así disuadir a la Casa Blanca de un hipotético cambio de régimen para blindarse en el poder y no acabar como Milosevic en la antigua Yugoslavia o Gadafi en Libia.

Aunque los expertos dudan de que Pyongyang disponga ya de la tecnología necesaria para miniaturizar una bomba atómica en un misil intercontinental, sí reconocen que está avanzando más rápido de lo previsto y que podría contar con dicha arma en cinco o diez años. Una amenaza que espanta en Washington y complica aún más el delicado equilibrio de poderes en el nordeste de Asia, donde la Casa Blanca está buscando sin éxito la mediación china. Su nuevo inquilino, Donald Trump, incluso ha amenazado con un ataque preventivo, pero pocos ven probable una guerra que sería una carnicería en Corea del Sur e incluso en Japón.

Este último misil es también otro bofetón al nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien sigue apelando al diálogo y solo recibe por respuesta los misiles cada vez más potentes de Kim Jong-un.

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