Corea del Norte cierra su silo nuclear ante la prensa extranjera

Un grupo periodistas internacionales cubre la demolición de los túneles donde detona sus bombas atómicas

Periodistas surcoreanos, momentos antes de subir al avión que les llevará a Corea del Norte AFP
Pablo M. Díez

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En medio del tira y afloja con Estados Unidos para la cumbre de junio con Trump en Singapur , Corea del Norte se dispone a clausurar su silo nuclear, donde ha llevado a cabo sus seis ensayos atómicos desde 2006. Tal y como había prometido, lo hace ante un grupo de periodistas extranjeros procedentes de Estados Unidos, el Reino Unido, China, Rusia y Corea del Sur . Tras varias idas y venidas, estos últimos fueron autorizados a viajar hoy hasta Corea del Norte, después de que el régimen comunista de Pyongyang no les hubiera otorgado los correspondientes visados como al resto de reporteros. Para unirse al grupo, que había salido el martes desde Pekín, volaron desde Seúl en un avión militar de transporte fletado por su propio Gobierno.

Con la presencia de la prensa internacional, el joven dictador Kim Jong-un quiere dar transparencia a la demolición de los túneles de Punggye-ri, donde Corea del Norte ha detonado sus bombas atómicas. Según los sismólogos chinos, dicho complejo subterráneo estaría inservible por el derrumbe de sus galerías tras su última prueba nuclear, que fue en septiembre del año pasado.

A tenor del portal 38North, especializado en Corea del Norte, está abandonada la entrada norte del complejo nuclear, situada bajo el Monte Mantap y donde se han efectuado los cinco últimos ensayos atómicos. Pero las últimas fotos captadas vía satélite han detectado nuevas excavaciones de túneles en el portal oeste hasta principios de este mes. Además, la entrada sur cuenta con dos accesos terminados desde hace años que también podrían servir para próximas pruebas. A la vista de dichas imágenes, 38North cree que «no hay base para concluir que el centro de pruebas nucleares de Punggye-ri ya no es viable para futuros ensayos», ya que «quedan dos áreas bajo roca inmaculada y sólida que pueden ser usadas en nuevas pruebas».

Si el tiempo lo permite

Para que los periodistas extranjeros puedan ver su demolición, las autoridades norcoreanas han levantado una grada en el complejo, tal y como muestran las últimas fotos tomadas por satélite. Si el tiempo lo permite, la voladura controlada del silo nuclear tendrá lugar este jueves , según comunicó a los reporteros un funcionario norcoreano. Si no, la clausura será el viernes, informa la agencia estatal surcoreana Yonhap.

Desde la ciudad de Wonsan, en la costa oriental, la comitiva de la Prensa internacional salió ayer en un tren especial en dirección a la base de pruebas nucleares de Punggye-ri, que se ubica en Kiljun , en la provincia de Hamgyong del Norte. Debido al precario estado de las vías ferroviarias, estaba previsto que tardaran unas doce horas en recorrer este trayecto de 416 kilómetros , ya que el convoy circularía a una velocidad de unos 35 kilómetros por hora. Tras llegar a la estación de Jaedok, se desplazarían en coche hasta el silo nuclear, a unos 21 kilómetros.

Con su cierre, Corea del Norte presiona a Estados Unidos para seguir con el deshielo y que le levante parte de las sanciones que asfixian su economía. En juego también está la cumbre que Kim Jong-un y el presidente Trump tienen previsto celebrar el 12 de junio en Singapur. A pesar de su carácter histórico, en los últimos días han surgido bastantes dudas sobre su celebración, ya que el régimen de Pyongyang ha amenazado con cancelarla si Washington insiste en una desnuclearización «a la libia» y el propio Trump ha amagado con retrasarla. Finalmente, y tras su reunión en la Casa Blanca con el presidente surcoreano, Moon Jae-in , parece que ambas partes se han comprometido a no dejar pasar esta oportunidad y siguen adelante con su plan de encontrarse en Singapur. Los asesores del presidente Moon, auténtico muñidor de esta distensión con el régimen de Kim Jong-un, dan por hecho que la cumbre tendrá lugar como estaba previsto y achacan todo este tira y afloja a las vicisitudes habituales en cualquier negociación diplomática.

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