Pyongyang redobla su pulso a Trump con su más potente prueba nuclear

El régimen de Kim Jong-un detona una bomba de hidrógeno que asegura puede cargar en sus misiles intercontinentales y, en teoría, golpear a EE.UU.

Kim Jong-un revisa la supuesta nueva bomba en el Instituto de Armas Nucleares REUTERS

PABLO M. DÍEZ

Redoblando su pulso al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Corea del Norte llevó ayer a cabo su sexta prueba nuclear, la más potente hasta ahora y otra muestra más de los progresos de su programa militar. Según anunció con su entusiasmo habitual la presentadora de las grandes noticias en la televisión estatal, el régimen del joven dictador Kim Jong-un detonó con un «perfecto éxito» una bomba de hidrógeno que puede ser cargada en sus misiles intercontinentales , en teoría capaces de recorrer hasta 10.000 kilómetros y golpear algunas ciudades estadounidenses.

Efectuada pasado el mediodía (5:36 de la madrugada, hora peninsular española), dicha prueba provocó dos fuertes terremotos, uno de magnitud 6,3 y otro de 4,6, que se sintieron hasta en China y Rusia , cuyas fronteras están a cien kilómetros del silo nuclear de Punggye-ri, donde tienen lugar estos ensayos. Por primera vez, en Corea del Sur se registraron hasta 31 temblores, trece de ellos en la capital.

«El ensayo de la bomba H se ha llevado a cabo para examinar y confirmar la exactitud y credibilidad de la tecnología de control de su potencia, así como nuevos diseños estructurales internos introducidos para cargar dicha bomba en un misil intercontinental», aseguró la agencia estatal norcoreana, KCNA. Desde 2006, el régimen de Pyongyang ha realizado seis pruebas nucleares . Dos de ellas fueron el año pasado, cuando hizo detonar su primera bomba de hidrógeno en enero. Frente a aquella, esta ha sido doce veces más potente , y entre cinco y diez más que la explotada en septiembre del año pasado, que también provocó un fuerte seísmo. A la espera de más análisis, los expertos calculan que su potencia ha sido de entre 100 y 150 kilotones, por lo que sería mucho más devastadora que bomba atómica de 15 kilotones arrojada por EE.UU. sobre Hiroshima en los últimos compases de la II Guerra Mundial, que mató a 160.000 personas.

Horas antes del ensayo, Corea del Norte ya clamaba que había desarrollado «un arma termonuclear multifuncional con gran poder destructivo que puede ser detonada incluso a grandes alturas». En sus fotografías, la KCNA mostraba a Kim Jong-un inspeccionando lo que parecía ser una bomba H, más potente que un artefacto nuclear y «lista para ser montada en un misil intercontinental». A tenor de Reuters, el régimen estalinista de Pyongyang mencionaba por primera vez la posibilidad de un ataque de pulso electromagnético, que podría inutilizar las instalaciones eléctricas de un país o incluso de un continente con una explosión atómica en la atmósfera.

Tras convocar una reunión de emergencia del Consejo Nacional de Seguridad, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, abogaba por endurecer aún más las sanciones de la ONU para «aislar completamente» a Kim Jong-un . Después de ganar las elecciones en mayo, Moon viene abogando por la distensión con Corea del Norte, que ha respondido a sus ofertas de diálogo con constantes lanzamientos de misiles y ahora con este ensayo nuclear.

Dicha prueba supone el último paso en la nueva escalada que, tras la crisis desatada en abril, Pyongyang ha lanzado este verano, con la prueba de dos misiles intercontinentales, amenazas directas a la base estadounidense de Guam en el Pacífico y, el pasado martes, un proyectil de medio alcance que sobrevoló el norte de Japón. Alarmado por ese último desafío, el Gobierno nipón pidió que se reuniera anoche de urgencia el Consejo de Seguridad de la ONU para acordar una condena contra el régimen de Kim Jong-un y posiblemente un nuevo castigo.

Pero las sanciones internacionales que propugnan Washington y Tokio, que se han endurecido en las últimas semanas con la prohibición de importar carbón, hierro y marisco procedente de Corea del Norte, no están sirviendo para ahogar al régimen. «Pyongyang es muy habilidoso sorteando las restricciones y sabe manejarse en el mercado ilegal» , analizaba para ABC en un reciente encuentro en Tokio Katsuhisha Furukawa, quien formó parte de un comité de la ONU para imponer sanciones a Corea del Norte. Para este experto, «hay que compaginar la presión con la diplomacia», ya que cree que «Kim Jong-un está listo para el diálogo» y «EE.UU. debe aceptar que Corea del Norte es un Estado nuclear desde hace años».

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