El dictador norcoreano, Kim Jong-un, celebra esta semana un histórico congreso en el que reafirmará su poder
El dictador norcoreano, Kim Jong-un, celebra esta semana un histórico congreso en el que reafirmará su poder - AFP
COREA DEL NORTE

Congreso secreto en Pyongyang

Kim Jong-un alardea de sus ensayos nucleares en la apertura a puerta cerrada de este cónclave histórico que reafirmará su poder

PYONGYANG Actualizado: Guardar
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Aunque la propaganda de Corea del Norte había anunciado a bombo y platillo el histórico VII Congreso del Partido de los Trabajadores, la televisión estatal no anunció hasta el informativo de ayer a las diez de la noche (tres y media de la tarde, hora peninsular española) la apertura de este cónclave, que había empezado por la mañana a puerta cerrada. En el hotel Yanggakdo de Pyongyang, donde se alojan los 130 periodistas extranjeros autorizados a entrar en el país para cubrir este evento, solo se escuchaba el eco de los televisores mientras las camareras sonreían emocionadas.

Con su habitual tono declamatorio, la presentadora de las noticias daba cuenta del inicio del Congreso presidido por el joven caudillo

La presentadora del telediario enumeraba los logros militares y nucleares de Corea del Norte

Kim Jong-un. Con un traje a la occidental y gafas de pasta, enumeraba los logros militares y nucleares de Corea del Norte ante los más de 3.400 delegados reunidos en la Casa de la Cultura 25 de abril, en cuyo techo brillaba una gigantesca estrella blanca. Durante la mañana, a los medios extranjeros desplazados a Pyongyang, entre ellos ABC, solo se les había permitido acercarse a unos cien metros de este palacio neoclásico de sobrio estilo socialista, engalanado con las banderas rojas del Partido.

«En este año del VII Congreso, el Ejército y el pueblo han logrado el gran éxito de la primera prueba con una bomba de hidrógeno y el lanzamiento de un satélite espacial», destacó Kim Jong-un refiriéndose a su ensayo nuclear de enero y al lanzamiento de un misil de largo alcance en febrero. Aunque el dictador, de 33 años, aseguró que «se han logrado resultados sin precedentes», ambas pruebas le han costado el endurecimiento de las sanciones por parte de la ONU, lo que ha empeorado la ya de por sí difícil situación de Corea del Norte, el país más aislado del mundo.

Con este cónclave, que se reunió por última vez en 1980, Kim Jong-un pretende reafirmar su poder y fijar una política propia que, denominada «Byongjin», combina la capacidad nuclear para perpetuar al régimen con el desarrollo económico.

Una idea muy extendida

Aunque los norcoreanos desconocen los asuntos concretos a tratar en este Congreso, eso no les impide mostrarse entusiasmados con tan magno acontecimiento. «Estoy muy orgulloso de acoger este día después de tantos triunfos alcanzados por el camarada Kim Jong-un», explicaba Ri Yong-yun, un albañil de 39 años, después de pensarse la respuesta diez interminables segundos. Durante la «Campaña de 70 días» previa al Congreso para aumentar la producción, que ha conseguido «resultados milagrosos» según la agencia estatal KCNA, Ri Yong-yun ha estado trabajando sin descansar ni una sola jornada en la construcción de la calle Mirae, donde viven los científicos. No dio tiempo para preguntarle nada más porque, entre titubeos y miradas al reloj, aseguraba que tenía prisa porque llegaba tarde al tajo, como suele ocurrir en estos casos.

Entrevistados en plena calle con la ayuda de los traductores locales, que acompañan a los periodistas en todo momento, los norcoreanos repiten al dedillo las proclamas oficiales y los elogios a Kim Jong-un. Y, si dudan en su respuesta o miran a los guías del Gobierno con temor a meter la pata, estos se encargan de aleccionarlos.

«Con motivo de este día tan importante para el Partido, refuerzo mi

Kim Jong-un hará brillar el socialismo
Park Sung-chol , ciudadano norcoreano

convicción en el líder Kim Jong-un, que hará brillar el socialismo», contesta de carrerilla Park Sung-chol, otro empleado en la construcción de 40 años. Luciendo en la solapa la insignia con el retrato del difunto «Querido Líder» Kim Jong-il, padre del actual caudillo, reconoce que «siempre hemos vivido bajo las sanciones de los imperialistas americanos» cuando se le pregunta por las sanciones internacionales contra los ensayos nucleares y lanzamientos de misiles norcoreanos, pero asegura que «saldremos victoriosos gracias a la dirección de Kim Jong-un».

En el punto de mira

Para darle repercusión internacional a este encuentro, las autoridades han permitido la entrada de periodistas extranjeros, que son controlados en todo momento por sus guías y ni siquiera han podido acceder al recinto del Congreso. «La presencia de medios internacionales persigue mostrar al pueblo norcoreano, y especialmente a los residentes en Pyongyang, que su líder es foco de atención internacional. Algo muy necesario por la escasa presencia de dignatarios extranjeros», razona desde Corea del Sur. Brian Myers, experto en la propaganda del régimen. En su opinión, los periodistas extranjeros no han podido entrar en el Congreso porque «el régimen no confiaba en que se comportaran de forma adecuada, sobre todo en presencia de Kim Jong-un, debido al especial respeto que le profesan los norcoreanos. Además, sabían que la cobertura habría sido negativa, o incluso burlesca».

Siguiendo con el secretismo habitual, aún no se sabe cuántos días durará este Congreso que encumbrará, aún más, a Kim Jong-un.

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