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La UE congelará la adhesión de Turquía si aplica la pena de muerte

El comisario encargado de Ampliación, Johannes Hann, había caldeado el ambiente al sugerir que el propio Gobierno turco tenía prevista previamente la respuesta al golpe, a la vista de la magnitud de la ola de detenciones de magistrados

CORRESPONSAL EN BRUSELAS Actualizado: Guardar
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La intentona golpista en Turquía está empezando a tener consecuencias que seguramente no había previsto nadie. La Unión Europea envió ayer un mensaje al Gobierno del islamista Recep Tayyip Erdogan exigiéndole que no utilice la situación para retroceder en materia de democracia. Los ministros de Asuntos Exteriores europeos, que además se habían reunido en un desayuno con el secretario de Estado norteamericano John Kerry, le han dicho claramente que no aprueban el intento de golpe militar pero tampoco sus planes de reinstaurar la pena de muerte, cuya abolición «es un elemento esencial del acervo de la Unión», imprescindible para la adhesión.

El comisario encargado de Ampliación, Johannes Hann, había caldeado el ambiente al sugerir que el propio Gobierno turco tenía prevista previamente la respuesta al golpe, a la vista de la magnitud de la ola de detenciones de magistrados.

«Las listas estaban ya disponibles tras los acontecimientos, lo que indica que esto fue preparado para utilizarlo en algún momento», dijo sin llegar a acusar a Erdogan de haber planificado el golpe.

En todo caso, en el seno de la reunión de ministros no se habría hecho esta lectura abiertamente, pero la mayoría de los participantes intervino para advertir claramente de que lo que se ha desencadenado en Ankara y Estambul puede llegar a rebasar el marco de los valores europeos. «Lo que estamos diciendo hoy es que el Estado de Derecho necesita ser protegido. No hay excusas para ningún paso que aleje al país del mismo», resumió la Alta Representante de Política Exterior, Federica Mogherini.

En el texto de conclusiones, reclamaron a Ankara la observación «plena» de la Constitución para que «que prevalezca el Estado de Derecho». «Es crucial garantizar el pleno respeto de todas las instituciones democráticas del país, incluidos el Gobierno electo y la Gran Asamblea Nacional turca». Lo que incluye «respetar la democracia, los derechos humanos, las libertades fundamentales y el derecho de todo el mundo a un juicio justo, en pleno respeto de la Convención Europea para la protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, incluido el Protocolo 13 sobre la abolición de la pena de muerte». Y por si hubiera dudas se le recuerda que «el rechazo inequívoco de la pena de muerte es un elemento esencial del acervo de la Unión».

José Manuel García Margallo, el ministro de Exteriores en funciones, dijo que España condena el golpe pero que como todos sus colegas pedía a las autoridades turcas que sean «respetuosas con el derecho y que eviten una división de la sociedad turca». Margallo avisó a Ankara de las eventuales «consecuencias prácticas» de un deterioro de las relaciones con el bloque si vulnera los valores y principios que comparte la UE, con un hecho tan grave como el restablecimiento de la pena de muerte. Margallo recordó la aspiración de Erdogan de lograr la exención de visados.

Kerry exige «pruebas»

El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, subrayó que después de la intentona «la respuesta no puede ser menos democracia en Turquía, sino más democracia» y que «sería increíble que la pena de muerte fuera restablecida en Turquía». El ministro alemán, Frank Walter Steinmeier, también elogió «la gran unidad» de la sociedad y del Parlamento turco contra el golpe frustrado y dejó claro que «lo importante ahora es que este compromiso con la democracia y el Estado de Derecho se aplique también en la respuesta a los acontecimientos» y se respete « el principio de proporcionalidad».

Uno de los más explícitos fue el belga, Didier Reynders, que condenó el golpe fallido pero advirtió de que el restablecimiento de la pena de muerte «destruiría sus relaciones con la Unión Europea». Su colega luxemburgués, Jean Asselborn, alertó de que «el futuro inmediato de Turquía se juega estos días. O bien una democracia, que es lo que queremos, o bien un sistema que no responde a los criterios de Copenhague, al Estado de Derecho». Asselborn dijo que no le parece creíble la versión de Erdogán que acusa al clérigo Fetulá Gulen de haber orquestado el golpe. «No creo que solo este movimiento haya podido dirigir este golpe».

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, instó a Ankara a remitir «pruebas, no alegaciones» de que el clérigo está detrás del golpe de Estado para estudiar su extradición a Turquía, al tiempo que avisó de que EE.UU. vigilará la evolución en el país tras recordar que ha habido «muchas detenciones» aceleradas.

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