Un policía vigila paquetes de cocaína incautados en Turbo (Colombia)
Un policía vigila paquetes de cocaína incautados en Turbo (Colombia) - EFE

Colombia se convierte en el mayor abastecedor de cocaína de Estados Unidos

El aumento en la producción ha atizado las críticas de los opositores al proceso de paz con las FARC

BOGOTÁ Actualizado: Guardar
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Además del reto que supondrá para el Gobierno colombiano la reinserción a la vida civil de las FARC, en el horizonte aparece otro gran desafío que el presidente Juan Manuel Santos deberá encarar simultáneamente el próximo año: la salida de Colombia del primer lugar de elaboración de coca –el principal producto de la cocaína- en el mundo.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acaba de enviar al Congreso de su país el informe de los países que «han fallado manifiestamente en el cumplimiento de sus compromisos internacionales» relacionados con el combate al tráfico y producción de drogas. En dicho informe, Colombia se perfila como el principal abastecedor de cocaína de Estados Unidos, con una producción que entre 2014 y 2015, se incrementó en un 42 por ciento en relación con el año anterior.

En términos prácticos, esto quiere decir que en Colombia, anualmente, se están cultivando al menos 115.000 hectáreas de hoja de coca, lo que se traducen en unas 250 toneladas de estupefaciente. Los números han hecho que el país se ubique por encima de otras naciones que también aparecen en el listado como Perú, Bolivia, Venezuela y México.

El aumento en la producción ha atizado las críticas de los opositores al proceso de paz con las FARC, liderados por el expresidente Álvaro Uribe. Señalan que la fuerza pública disminuyó el combate a los cultivos ilícitos, pues buena parte de ellos se concentran en regiones donde las Farc tienen presencia. De acuerdo con esta teoría, en aras de que la mesa de La Habana no tuviera inconvenientes inesperados, los controles se redujeron sustancialmente.

Un factor que sin duda ha influido en este repunte en la producción es la suspensión de las aspersiones aéreas con glifosato de los cultivos ilegales. El gobierno de Santos decidió detenerlas en mayo del año pasado, tras una advertencia de la Organización Mundial de Salud (OMS) sobre posibles efectos cancerígenos en la población, lo que limitó la lucha a la erradicación manual de cultivos. Por ahora, el gobierno estudia la posibilidad de usar otros herbicidas menos dañinos.

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