Cinco claves para cinco años de guerra civil en Siria

La devastación y la injerencia de las potencias extranjeras empuja a muchos sirios suníes a plantearse una reconciliación con los chiíes... y con los Al Assad

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Hace ahora cinco años, la ola de levantamientos populares en Oriente Próximo contra dictaduras tanto de corte fundamentalista como laico -un fenómeno que vino a calificarse como Primavera Arabe- tocó de lleno el régimen autoritario de los Al Assad en Siria, y dio pie a una auténtica guerra civil. Estas son algunas claves para entender el conflicto:

1. El plano religioso interno

Lo que en un primer momento se presentó como un levantamiento en favor de las libertades y del pluralismo político, se convirtió pronto en una guerra civil de tintes religiosos; la mayoría musulmana suní, que se consideraba oprimida por el régimen de Damasco, se levantó contra la minoría chií (alauí), a la que pertenece la familia de los Assad. No se criticaba la intolerancia religiosa del presidente Bachar al Assad, sino la discriminación política: los altos puestos de la Administración y del Ejército iban, sistemáticamente, a miembros de la comunidad alauí, pese a ser socialmente minoritarios.

2. El plano geoestratégico regional

Siria se ha convertido en el tablero donde miden sus fuerzas los dos grandes regímenes fundamentalistas de Oriente Próximo: Arabia Saudí, potencia del mundo musulmán suní (corriente a la que pertenece más del 80 por ciento de los musulmanes del mundo), e Irán, potencia emergente del mundo musulmán chií (poco más del 10 por ciento de la población musulmana). Riad respalda a todas las corrientes rebeldes, aunque en los últimos años ha retirado su apoyo a los más fanáticos, e Irán al régimen de Damasco.

3. El plano mundial

Rusia interviene directamente en favor del régimen de Al Assad por razones políticas, económicas y geoestratégicas. Cuenta con una importante base naval en Siria, y sus empresas (como otras occidentales) hacen pingües beneficios con el tráfico de armas. Putin esgrime también el argumento religioso como pretexto: tradicionalmente Rusia ha sido guardián de los cristianos ortodoxos árabes, hoy perseguidos, expulsados o asesinados por los yihadistas. Estados Unidos interviene en favor de los rebeldes menos fanatizados básicamente para contrarrestar la intervención rusa; y también para frenar el avance de los yihadistas de Daesh en su propósito de levantar un anacrónico “califato” en los territorios conquistados de Siria e Irak.

4. El drama humano y los refugiados

Los cinco años de guerra civil han costado la vida a más de 270.000 personas (en una población de casi 23 millones de sirios en 2013), de los que casi 80.000 son civiles, de ellos más de 13.000 niños. Al menos 4,5 millones de sirios han huido del país, y se estima en 7 millones el número de desplazados internos. La destrucción material es incalculable en grandes urbes como Damasco y Alepo.

5. La negociación

El carácter prolongado y devastador de la guerra siria ha empujado a los grandes actores del conflicto a plantearse un final en tablas. Ese es el contexto de las rondas de negociación en Ginebra -la segunda recién inaugurada-. En las conversaciones han sido excluidos los rebeldes más violentos y fanáticos, en particular Daesh y Al Nusra (filial de Al Qaida). El gran obstáculo sigue siendo el papel de los Al Assad en un eventual acuerdo de paz, dada la insistencia de Arabia Saudí y de sus aliados norteamericano y turco en exigir su salida. No obstante, después de cinco años de guerra, cada vez es más firme la opinión de que un sector suní sirio estaría dispuesto a permitir la participación de los Assad en la reconciliación en virtud de la teoría del mal menor.

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