Bill Clinton y su hija Chelsea atienden el discurso de la precandidata demócrata, Hillary Clinton, este domingo en Des Moines (Iowa)
Bill Clinton y su hija Chelsea atienden el discurso de la precandidata demócrata, Hillary Clinton, este domingo en Des Moines (Iowa) - Reuters

Los candidatos oficialistas reciben más dinero que nunca de Wall Street

Un tercio de sus grandes fondos de campaña proceden del poder financiero al que prometen frenar o del que intentan desmarcarse

Enviado Especial a Des Moines (Iowa) Actualizado: Guardar
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Es uno de los grandes tabúes de esta campaña electoral norteamericana. Wall Street parece no tener amigos. Entre los demócratas, Sanders es su bestia negra. Ha hecho de los excesos del poder financiero el eje de su ofensiva electoral. El mensaje triunfa entre los indignados. Y Hillary Clinton, señalada por el dedo del senador socialista, se desmarca casi a diario de los bancos y corporaciones que desataron la crisis mundial.

Los republicanos pasan de puntillas, excepto Donald Trump, el otro gran antiestablishment, quien busca distinguirse de sus rivales presumiendo de independencia económica: «Yo me pago mi campaña». Lo que no dice es que a finales de 2015 recibió un préstamo personal de 10,8 millones de dólares para financiarla, según se supo este lunes.

«Hillary le dijo a Wall Street que si no cambiaban, el país iría a la quiebra»

La larga mano de Wall Street. Todos saben que la clase media, en particular la clase media blanca, motor de la economía real estadounidense durante décadas, es la gran víctima en el parte de daños de la crisis. Y el caldo de cultivo del enfado con los políticos que marca estas elecciones. Lo recuerda Bill Clinton en sus mítines: «Por primera vez en sesenta años, la expectativa de vida de la clase media está cayendo».

Pues bien, la paradoja es que Wall Street aporta más dinero que nunca a los grandes superPAC (comités de acción política), los que recaudan y canalizan fondos para las campañas de los candidatos. Si en 2012 los grandes bancos aportaron un 20% de los 845 millones de dólares recaudados por los comités, en esta campaña suponen la tercera parte del total, una cantidad que se prevé máximo histórico y que el pasado 1 de enero alcanzaba ya los 766 millones. Precisamente, los superPAC, de más reciente creación, vienen siendo cuestionados como herramienta de financiación de los candidatos, por la falta de control y de limitaciones que sólo es teórica, al amparo de una ley que para muchos es un coladero.

El autoproclamado socialdemócrata, Bernie Sanders, azote de Clinton por su «dependencia» de la gran banca, se financia mayoritariamente del llamado crowdfunding (cuestación popular). Acusa a su rival de recibir dinero de Wall Street no sólo para la campaña, sino también a cambio de conferencias, y para la fundación que lleva su apellido.

Clinton se defiende

Sanders sitúa también en el blanco de sus críticas a los superPAC, que a su juicio «condicionan la celebración de unas elecciones limpias». Y a Goldman Sachs, entidad en la que ve los polvos que llevaron a los lodos del crash de 2008. Clinton se defiende asegurando que si es presidenta, pondrá coto a esos excesos «obligando a todos los bancos a limitar sus riesgos» y haciendo pagar a quien «ponga en peligro la estabilidad de este país». En su descargo, su marido y expresidente Bill Clinton lo declaró el sábado a ABC, como publicamos este lunes: «Hillary le dijo a Wall Street que si no cambiaban, el país iría a la quiebra».

No obstante, los demócratas han limitado algo las donaciones del mundo de las finanzas. Son los republicanos quienes más se nutren de Wall Street. Si en el año 2012 los candidatos de este partido triplicaban a los demócratas en fondos procedentes de los grandes bancos y ejecutivos financieros, la distancia se ha disparado a doce veces más en las aportaciones para la campaña de 2016. Pese a ello, Hillary Clinton había recibido de Wall Street 15 de los 25 millones recaudados en el segundo semestre del año pasado.

Según el informe de la Comisión Federal de Elecciones, citado por el Wall Street Journal, que recoge datos hasta el 31 de diciembre de 2015, el senador hispano Marco Rubio percibió más de la mitad de sus fondos de la industria financiera. Sus principales donantes son los millonarios Paul Singer y Ken Griffin, que aportaron juntos 2,5 millones de dólares.

Millonarios

Al mismo nivel, también con más de la mitad de los cinco millones recaudados por su superPAC, se sitúa Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey. El millonario Steven Cohen es el principal donante. La cuantía recibida por Ted Cruz a través de sus comités asciende a 21 millones, de los millonarios Robert Mercer y Toby Neugebauer. En el mismo periodo, el exgobernador de Florida Jeb Bush obtuvo de Wall Street 10 del total de 15 millones de dólares recaudados.

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