David Cameron, en el debate televisado con Nigel Farage
David Cameron, en el debate televisado con Nigel Farage - EFE

Cameron reconoce por primera vez que el Brexit podría azuzar la independencia de Escocia

Afirma que quiere un país «grande en la UE» y pide en televisión que no voten «por la pequeña Inglaterra de Nigel Farage»

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El pasado jueves, David Cameron se vio desbordado en su primera gran cita televisiva, una entrevista en Sky televisión en la que también hubo preguntas del público. El presentador se mofó abiertamente de sus alertas sobre los riesgos de dejar la UE y los espectadores llegaron a acusarle de «hipocresía», «alarmismo» y «charlatanería». Cameron, normalmente un comunicador muy seguro, parecía a ratos un poco tocado. Esta noche del martes en su segundo examen, media hora de preguntas del público en el canal ITV, salió mejor parado, en buena medida porque la bancada fue menos dura en sus cuestiones.

Antes del primer ministro, tuvo su turno en el programa Nigel Farage, el líder del partido populista y eurófobo UKIP.

Cameron concluyó su intervención con este llamamiento: «Yo peleo por un Reino Unido grande en la Unión Europea. No voten por la pequeña Inglaterra de Nigel Farage».

La mayor novedad de la intervención del primer ministro es que por primera vez reconoció que el Brexit incrementaría el riesgo de ruptura del Reino Unido, en alusión a que los escoceses reclamarían un segundo referéndum. Hasta ahora había evitado entrar en ese argumento, que esgrimen constantemente en la campaña los separatistas del SNP.

Farage hizo su tradicional apelación nacionalista, que se vislumbró especialmente cuando una espectadora le citó las advertencia de Francia, España y Alemania contra los riesgos del Brexit: «Disculpe –la interrumpió-, somos británicos, ¡somos mejores que eso! No vamos a admitir lecciones de nadie».

Una espectadora negra le afeó la falta de gente de color en UKIP. Farage se defendió diciendo que él prefiere el modelo de la Commowealth a estar en la UE y que si se hace así habrá «más oportunidades aquí para que venga la gente de África».

El controvertido líder populista, célebre en parte por su afición a una buena pinta y un cigarrete, fue acusado hoy por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en una comisión de los Comunes de ayudar a legitimar el racismo. El arzobispo se refería a unas declaraciones de Farage en las que afirmó que la llegada de inmigrantes es «una bomba nuclear» para Gran Bretaña por los posibles ataques sexuales. Preguntado por la polémica durante la entrevista televisiva de hoy, escurrió el bulto como pudo, afirmó que se manipularon sus palabras, que «me demonizan porque ataco al 'establisment'» y que Welby debería leer toda su declaración «y no solo los titulares».

Farage tuvo su momento más patriotero cuando sacó su pasaporte del bolsillo para quejarse de que reza en él que es un documento de la UE. «Recuperemos el pasaporte británico», proclamó entre algún aplauso.

Cameron compareció en el turno de cierre y repitió su discurso de cada día. Reconoció que la UE «a veces es una organización frustrante» y que el Parlamento Europeo no le gusta demasiado, pero repitió varias veces al público que dejar la Unión Europea «hará daño a sus hijos y a sus nietos», porque el Reino Unido «verá su economía castigada y perderá influencia en el mundo». Cameron puso en valor una y otra vez el valor del mercado de 500 millones de personas que facilita Europa. También esgrimió el hecho incontestable de que el Banco de Inglaterra, el FMI, los empresarios, los sindicatos y el Partido Laborista coinciden en que el Brexit es un gran riesgo, en cambio en el lado de Leave no hay ningún apoyo externo. «Irse hará daño a nuestro país», enfatizó.

Sin embargo los tibios aplausos que arrancó en la velada los logró cuando señaló las grandezas el Reino Unido. La apelación al orgullo nacionalista siempre funciona.

Un espectador le comentó que había votado por él en las elecciones del año pasado, pero que estaba disgustado porque la promesa de reducir los inmigrantes a cien mil al año ha sido incumplida, y de hecho son el triple. Cameron pretextó que el Reino Unido ha ido también en la pasada legislatura que se ha convertido en un polo de atracción por su pujanza económica. Uno de los miembros del público que más se quejó de la llegada de inmigrantes era un hombre de claros rasgos asiáticos.

El debate tuvo su lance español cuando el público habló del control de las fronteras y un espectador le reprochó el hecho de que el Reino Unido no pueda deportar a algunos criminales peligrosos. Cameron destacó que la UE ayuda a extraditarlos: «Soy los suficientemente viejo para recordar cuando los delincuentes se iban a la Costa del Crimen y no volvían jamás», señaló en alusión a los que se refugiaban antaño en el Sur de España.

En general, salvó la noche sin problemas tras su tropezón en la primera cita televisiva importante de la campaña la semana pasada.

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