David Cameron sale este martes de Downing Street
David Cameron sale este martes de Downing Street - Reuters

Cameron permitirá a sus ministros hacer campaña contra la UE para evitar un cisma

Advierte a los nacionalistas escoceses que España no dejaría entrar en la Unión a una Escocia independiente

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El espinoso jardín en que se ha metido David Cameron con su referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE se enreda cada día más. Esta tarde en la Cámara de los Comunes el primer ministro se vio forzado a anunciar que dará libertad a sus ministros para hacer campaña a favor o en contra de Europa durante la consulta, que debe celebrarse antes de 2018 y podía tener lugar ya esta primavera. Es una situación insólita, pues el Gobierno recomendará seguir en la UE, pero sus integrantes podrán oponerse públicamente a esa directriz. «Una locura», en palabras de algún ex ministro «tory». Para la oposición laborista se trata de una prueba más de que la situación de Cameron en la negociación con Bruselas es «débil, débil, débil».

El líder conservador ha tenido que otorgar libre posicionamiento en sus filas porque la cuestión europea, una herida vieja y abierta en la familia «tory», amenazaba con romper el Partido Conservador. Miembros de su gabinete venían comentando en los corrillos mediáticos londinenses que dimitirían si el «premier» no les daba libertad. Cameron justificó así su cesión: «Hay gente [en el Partido Conservador] que ha mantenido durante mucho tiempo un punto de vista en la cuestión europea y nunca ha sido mi intención retorcerles brazo para que voten por una posición con la que no están de acuerdo». Los euroescépticos «tories» celebraron la concesión de su líder, que calificaron de «sensata».

Alan Johnson, el presidente de la plataforma laborista a favor del «sí» a Europa, comentó que en su dilatada carrera en Gobiernos nunca había visto nada como la decisión de Cameron, «un paso peligroso y precario», y cree que es «extraño» no tener al Ejecutivo unido tras la posición de su mandatario.

El plan de Cameron

El conocido plan de Cameron pasa por negociar con la UE para lograr unas concesiones que satisfagan al patrioterismo británico, haciendo sentir a la opinión pública que el Reino Unido recupera soberanía frente a Bruselas. Una vez lograda esa reforma, el jefe del Ejecutivo pediría el voto a favor de continuar en la Unión. Pero las negociaciones no avanzan como esperaban los ingleses. De hecho se confiaba en un acuerdo en febrero, pero Cameron ya reconoció este martes en el Parlamento que puede ir más allá y sigue sin fijar fecha para la consulta. Sí dejó claro que aunque triunfase el Brexit, lo cual supondría para él un enorme fracaso personal, no dimitiría como primer ministro.

El referéndum europeo toca de lleno la cuestión escocesa. Escocia es claramente europeísta. Si el Reino Unido se inclinase por dejar la UE, sin duda exigirían un nuevo referéndum de independencia. Un diputado del SNP reprochó en los Comunes a Cameron que «la gente de Escocia teme salir de la UE contra su voluntad». El primer ministro le respondió recordándole que han votado por permanecer en el Reino Unido en un referéndum y advirtió que una Escocia independiente tampoco tendría garantizada su entrada en la UE, «porque no estoy seguro de que España la dejase entrar jamás».

Las encuestas, al principio pro-europeas, se han ido igualando y en algunas ya gana el «no» a la UE

El mayor obstáculo en la negociación con Europa es que Cameron se ha empecinado en pedir que los inmigrantes de la UE que llegan al Reino Unido no puedan cobrar ayudas sociales durante los primeros cuatro años en el país. Todos sus socios, y muy acusadamente países del Este como Polonia, consideran que esa discriminación rompe los principios fundacionales de la Unión. Los europeístas británicos alegan además que bloquear los subsidios cuatro años no provocará una disminución en el flujo de inmigrantes comunitarios que llega al país, «porque la gente que viene aquí lo hace buscando un empleo, no buscando las ayudas».

Un diputado laborista preguntó a Cameron este martes por la tarde si lo de los cuatro años es «una propuesta o una demanda». El primer ministro respondió que «es una propuesta, que seguirá en la mesa mientras no venga alguien con otra mejor».

El mayor problema del Gobierno es que en el fondo desea seguir en la UE, porque sabe que lo contrario sería un disparate económico, pero al haber ligado el asunto a una negociación exitosa con Europa no puede hacer campaña a favor de lo que quiere hasta que se resuelva ese diálogo, con lo que está dejando toda la cancha propagandística a los euroescépticos. Las encuestas, al principio claramente pro-europeas, se han ido igualando y en algunas ya gana el «no» a la UE.

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