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Trump se anota una gran victoria en su lucha contra el Obamacare

La Cámara baja da luz verde a la reforma sanitaria tras superar la división republicana

Congreso de EE.UU.

Javier Ansorena

Hace seis semanas, Donald Trump y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan , estaban en la lona, golpeados por un derechazo amigo: la brecha entre los republicanos de la cámara baja impidió la aprobación de la ley sanitaria que desmantela el Obamacare. Fue el mayor fracaso legislativo de la presidencia de Trump, una derrota vergonzante: a pesar de controlar la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso, los republicanos no eran capaces de ponerse de acuerdo para acabar con la reforma sanitaria de Barack Obama, una promesa a sus votantes desde que se aprobara en 2010. Pero Trump y Ryan se levantaron, recompusieron la figura, trabajaron para buscar un nuevo acuerdo y ayer resucitaron al muerto: la Cámara de Representantes aprobó, a pesar del estrecho margen, la ley que acaba con buena parte de las provisiones del Obamacare.

La votación es un triunfo claro para Trump, necesitado de buenas noticias en su presidencia y que prometió hasta la saciedad «revocar y sustituir Obamacare» durante su campaña, y para Ryan, que consigue por fin un consenso suficiente en la bancada republicana para impulsar su reforma sanitaria. «Muchos hemos esperado siete años para emitir este voto. Muchos estamos aquí porque nos comprometimos a emitir este voto», dijo Ryan.

La nueva ley sanitaria propone eliminar las coberturas de seguro subsidiadas del Obamacare por un sistema de exenciones fiscales, que ofrecerá deducciones de entre 2.000 y 4.000 dólares al año y que serán menores para personas que ganan más de 75.000 dólares al año o para familias con ingresos de más de 150.000 dólares. También elimina impuestos para financiar sus provisiones, que afectaban a estadounidenses con altos ingresos, aseguradoras y algunas empresas de equipamiento médico.

La ley mantiene algunos requerimientos de Obamacare , como la obligación de tener seguro médico –aunque en vez de multar a quien no lo tenga, se le recetará un aumento de precio al volver a suscribir una cobertura– o la inclusión de los jóvenes de hasta 26 años en los planes de sus padres. Al contrario, elimina la obligación a las aseguradoras de que incluyan las llamadas «coberturas esenciales» –como atención de urgencias– y la prohibición de que hagan pagar más a los asegurados que tengan problemas médicos preexistentes.

Este ha sido uno de los puntos donde ha habido más pelea entre los republicanos, divididos entre quienes buscan desmantelar Obamacare de forma radical y aquellos que temen que muchos de sus votantes se queden sin cobertura o pagando un precio muy superior. Al final se consiguió el acuerdo con una dotación adicional de 8.000 millones durante cinco años para financiar el acceso a la sanidad de aquellos con problemas médicos preexistentes.

Nada más conocerse el resultado de la votación, Trump se apresuró a celebrarlo desde la Casa Blanca. Flanqueado por Ryan y por su vicepresidente, Mike Pence, aseguró que Obamacare “está muerto” y pronosticó que la nueva ley también avanzará en el Senado. “Tengo mucha confianza”, dijo.

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