Benoit Hamon, tras pronunciar un discurso en París el domingo
Benoit Hamon, tras pronunciar un discurso en París el domingo - AFP

El batacazo aboca a los socialistas a la lucha por la supervivencia

Las legislativas de junio podrían registrar otro corrimiento en favor de Mélenchon

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En Rue de Solferino, calle donde se encuentra el cuartel general del Partido Socialista, se ha pasado de la fiesta al entierro en solo cinco años: en 2012, los socialistas contaban con todos los poderes políticos, desde el Elíseo hasta la Asamblea Nacional, pasando por el Senado. En las elecciones celebradas el domingo, las papeletas han constatado la debacle anunciada en las encuestas y que convierten al PS francés en la última víctima de la espectacular caída de dominó de esta formación en las socialdemocracias europeas.

La atmósfera de silencio y malas caras de los miembros del PS, que ha cosechado poco más del 6% de los sufragios y terminado en quinta posición, contrastaba con las ganas de sol y el hartazgo político de los parisinos, sentados en las típicas terrazas de mesitas redondas.

No solo ha perdido el candidato Benoît Hamon; en Francia ya se habla de que el Partido Socialista ha muerto, tal como le ha pasado al Pasok en Grecia o a los socialdemócratas holandeses, con papeles marginales en las últimas elecciones.

Nombres propios como Anne Hidalgo –alcaldesa de París– quieren ser parte de su refundación; otros como Manuel Valls –ex primer ministro– se han rendido ante el empuje de la estrella del momento: Emmanuel Macron. A pocos metros de la sede del PS, la Asamblea Nacional espera la llegada de los nuevos inquilinos. Para las legislativas de junio, salvar los muebles y ayudar a la gobernabilidad suponen los únicos retos de un partido terminal y despedazado.

«Bueno, ahora estamos ya listos para unas presidenciales. Sabemos lo que hacer y lo que no», ironizó ayer un hombre cercano a Hamon, el eurodiputado Guillaume Balas, según recoge Le Monde. Su candidato vivió una noche negra con 6,3% de los votos en «una humillación histórica».

El día después de una primera vuelta y una agotadora campaña, salpicada por el terrorismo y los escándalos, ha terminado con hombres y mujeres entrando y saliendo en silencio de la sede socialista, sin atender a los pocos periodistas allí congregados ayer al mediodía. «El PS está atravesando una crisis muy profunda, el resultado de Hamon es extremadamente bajo, el peor desde 1969 (Defferre, 5,01%). Necesita una renovación muy profunda», dice a ABC Thomas Vitiello, autor de «La brújula presidencial», un sistema adoptado por medios como el «20 minutos» en Francia que permite comparar las ideas de los candidatos en campaña.

Diezmado no solo por sus electores, las fugas del PS incluyen a sus altos mandos, que han abandonado ya el partido o quieren ahora unirse a Macron. «Su supervivencia está discutida por el empuje de Francia Insumisa, a su izquierda, y a su derecha, ¡En Marcha!, que amenazan la continuidad del partido. En las legislativas veremos qué pasará con el PS sobre si podrá mantener un número aceptable de escaños o no, lo que podría suponer el principio del fin para los socialistas», agrega Vitiello, doctorando de la elitista Sciences Po.

«Esta primera vuelta marca el fin de una época. Necesitamos una profunda renovación», ha reconocido el primer secretario del Partido Socialista francés, Jean-Christophe Cambadélis, al término de un cónclave que ha congregado a la cúpula –o lo que queda de ella– de la formación. Cambadélis insistió ayer en que el PS deberá seguir luchando «para transformar el país».

Francia Insumisa y el PS presentaban programas muy parecidos en ecología o redistribución de la riqueza. Pero un líder (Mélenchon) supo personificó la campaña y el otro (Hamon) se escondió detrás de las propuestas de su equipo. Según IPSOS, instituto de sondeos francés, un 34% de los votantes de Hamon y un 22% de los de Macron tenía a Mélenchon como segunda opción. Para Manuel Rodríguez, codirector de Cámara Cívica -plataforma de comunicación política-, «estos datos podrían motivar la gran crecida de intención de voto de Mélenchon y la debacle del PS» de cara a las elecciones legislativas de junio.

La única noticia no terrible de los socialistas es que han aguantado, de milagro, por encima del 5%, por lo que el Estado se compromete a reembolsar los gastos de campaña. Pero si repite resultado en las legislativas, el PS puede morir no solo políticamente sino también por asfixia económica.

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