Unos manifestantes piden la paz entre Armenia y Azerbaiyánn, en Viena, ante la reunión del OSCE
Unos manifestantes piden la paz entre Armenia y Azerbaiyánn, en Viena, ante la reunión del OSCE - AFP

Azerbaiyanos y armenios karabajíes acuerdan un alto el fuego

La OSCE se moviliza para impedir una escalada bélica que sería una catástrofe para toda la región

Corresponsal en Moscú Actualizado: Guardar
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Putin habló ayer por teléfono con los respectivos presidentes de Armenia y Azerbaiyán, Serge Sarkisián e Ilham Alíev, para, según informó el servicio de prensa del Kremlin, «ayudar a normalizar la situación» en Nagorno Karabaj. El líder ruso ya llamó a las partes a detener la hostilidades el sábado, cuando comenzaron los enfrentamientos. Putin, que no está ya para más conflictos en su patio trasero, ha debido pedirle a Sarkisián flexibilidad y a Alíev un poco más de paciencia.

Y es que Bakú lleva más de 20 años intentado sin éxito un acuerdo con Ereván para cerrar el contencioso. Ambos países se disputan el control del enclave, aunque pertenecía a Azerbaiyán cuando los armenios se lo arrebataron por la fuerza en una guerra que duró entre 1991 y 1994.

Bien es cierto que Nagorno Karabaj estuvo siempre poblado mayoritariamente por armenios, pero también vivían azerbaiyanos y ahora no hay ni uno. Todos fueron expulsados.

Eso es una de las cosas que exige Alíev, la vuelta a sus casas de los azerbaiyanos karabajíes. También que Ereván les restituya las llamadas «zonas de seguridad», ocupadas por las tropas armenias para garantizar la defensa de Nagorno Karabaj y que, según el presidente azerbaiyano, suponen el 20 por ciento del territorio de Azerbaiyán. El ministro de Exteriores azerbaiyano, Elmar Mamediárov, ha señalado que el estatus definitivo del enclave se decidiría en un referéndum vinculante.

Lo principal ahora es detener el derramamiento de sangre. Desde el sábado, en el campo de batalla ha perecido más de 60 soldados de ambos bandos. Pero Bakú mantiene la espada levantada por si no hubiera acuerdo o se malograse la tregua. Cuenta con el apoyo de Turquía, cuyo primer ministro, Ahmet Davutoglu, advirtió ayer que «a nadie le quepa ninguna duda de que en el momento de la verdad, Turquía estará con Azerbaiyán».

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