Manifestación contra la acogida de refugiados en Alemania
Manifestación contra la acogida de refugiados en Alemania - EFE

Aumentan un 30% los delitos de extrema derecha en Alemania

También son crecientes los ataques a políticos locales que gestionan la acogida a los refugiados

Berlín Actualizado: Guardar
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La diputada alemana de Die Linke (La Izquierda) Petra Pau lleva el asunto con un empeño personal. Periódicamente inscribe en el registro de Bundestag una pregunta parlamentaria sobre la estadística de delitos relacionados con la extrema derecha y el parlamento alemán realiza las consecuentes consultas, recopilando información de la policía y de los servicios de inteligencia de Interior. La última respuesta recibida es especialmente alarmante: los delitos relacionados con la extrema derecha aumentaron en Alemania un 30% en 2015 respecto al año anterior. Y la coincidencia de este repunte con la llegada masiva de refugiados no es ninguna casualidad.

Concretamente, los delitos de motivación de extrema derecha registrados en 2015 fueron 13.846. No es una cifra definitiva, porque la motivación está pendiente de definición todavía en juicios en curso, pero la cifra solo podría aumentar.

En 2014, el número de este tipo de delitos registrados fue de 10.541. Y merece la pena subrayas que, si nos atenemos solamente a delitos violentos, el número casi se dobla en 2015. El año pasado se contaron 921 delitos violentos de extrema derecha en comparación con los 496 de 2014. Como consecuencia de estos actos violentos, 691 personas resultaron heridas en 2015, en su gran mayoría extranjeros.

«Lo que nos está diciendo esta estadística es que cada día se comenten en Alemania tres o cuatro delitos con motivación xenófoba o de extrema derecha», subraya Pau, «y eso significa que la xenofobia y la extrema derecha se han convertido de hecho en un peligro para la vida y para la tranquilidad de los habitantes de este país, ya no es algo anecdótico».

Pau admite que la comisión de esos delitos es minoritaria, que son muchos más los alemanes que respetan y ayudan a los extranjeros en general y refugiados en particular, pero advierte que «las instituciones estatales y la sociedad civil están sobrepasadas» por los acontecimientos «y allí donde aparecen huecos, los nazis los instrumentalizan».

Otra particularidad de esta última estadística es que en los Bundesländer occidentales predominan los ataques incendiarios a albergues de refugiados o residencias provisionales, mientras que en los orientales cobran mayor peso dentro del total de delitos las agresiones directamente a refugiados. Y hay que anotar que las cifras de 2015 que tanto alarman a Pau ni siquiera recogen todavía el brote de rechazo y agresividad surgido a partir de las agresiones masivas a mujeres en Nochevieja, especialmente en la ciudad de Colonia, donde los mismos refugiados están tomando la iniciativa para tratar de combatir esa violencia.

Un periodista sirio, Sakher Al-Mohamad, de 27 años y residente en Colonia, ha creado una plataforma en internet denominada «Sirios contra el sexismo» cuyo objetivo es probar que los refugiados y solicitantes de asilo presuntamente involucrados en las agresiones de Nochevieja «no representan a la cultura árabe o islámica», sino únicamente a sí mismos y a su perfil delictivo». Sakher llegó a Alemania en diciembre de 2014 tras un año trabajando en Dubai y denuncia que muchos de sus compatriotas han llegado a este país, «no huyendo de Siria, sino utilizando las puertas abiertas a los refugiados» para escapar de otros países europeos como España, Francia e Italia, donde contaban con antecedentes penales o eran perseguidos por la policía.

Pero en medio del desconcierto que la crisis de los refugiados está causando en la población, a menudo resulta difícil para los alemanes hacer esas distinciones y ganan fuerza movimientos xenófobos que recurren a la violencia para expresar su rechazo. Según las estadísticas de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), el año pasado hubo más de mil ataques a residencias de solicitantes de asilo, 901 de ellos cometidos por motivos estrictamente racistas. Desde comienzos de 2016, las autoridades contabilizan ya 35 ataques racistas a residencias de asilo. «Es un aumento dramático que nos preocupa profundamente», ha declarado el jefe de la BKA, Holger Muench.

Y no menos alarmantes son los crecientes ataques a políticos locales que gestionan la acogida a los refugiados. Entre octubre y diciembre de 2015, las autoridades registraron 25 atentados contra diputados regionales o federales, o contra sus oficinas, y son numerosos los alcaldes que reciben amenazas. Durante todo el año pasado, fueron en total 75 atentados contra diputados o sus oficinas a nivel nacional. La mayor parte de los delitos se cometieron en los estados federados de Sajonia y Brandenburgo, en el este del país, y en Renania del Norte Westfalia, en el Oeste. Según la diputada Monika Lazar, experta en temas relacionados con extremismo, «se ha reducido el nivel de la inhibición para usar la violencia en los enfrentamientos políticos».

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