Armenia sigue los pasos de Ucrania para alejarse de Rusia

El líder opositor Pashinián, favorito en la votación de mañana en el Parlamento

Protestantes opositores salen a la calle en Armenia REUTERS
Rafael M. Mañueco

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Mañana martes se sabrá quién será el nuevo jefe del Gobierno armenio. El Parlamento del país, la Asamblea Nacional, tiene previsto efectuar la votación para designar al primer ministro . De momento, el único candidato es el líder opositor Nikol Pashinián , quien teme que le surja un adversario impulsado por la formación mayoritaria en la Cámara, el Partido Republicano.

Por eso, los partidarios de la oposición reanudaron ayer las movilizaciones con el objetivo de desalojar del Gobierno a la actual élite dirigente prorrusa y forzar la formación de un nuevo Ejecutivo con Pashinián a la cabeza . Bajo su liderazgo, el país lleva desde el pasado 13 de abril inmerso en una nueva «revolución de terciopelo».

El desencadenante de esta ola de protestas fue el intento del presidente saliente, Serzh Sargsián , de perpetuarse en el poder ocupando el puesto de primer ministro. Pero la presión de la calle lo impidió y Sargsián, que ha sido el jefe del Estado durante los últimos diez años, tuvo que dimitir de su puesto al frente del Gobierno el pasado día 23 de abril.

Antes de dejar la Presidencia, Sargsián propuso para sucederle a Armén Sarkisián , que fue elegido al frente del país en los comicios del mes pasado, y como contrapartida exigió la dirección del Gobierno. Y es que, según las enmiendas constitucionales aprobadas en el referéndum celebrado en 2015, gran parte de los poderes del jefe del Estado pasan al Ejecutivo y al Parlamento.

De ahí que Pashinián y sus seguidores se hayan afanado en cerrar el paso a Sargsián, al que contemplaban como el continuador eterno de la política de proximidad a Rusia y de hostilidad con Azerbaiyán y con Turquía, y de frialdad con Occidente. Al recién derribado político se le responsabiliza también de la mala situación económica que atraviesa Armenia, un país de tres millones de habitantes de los que casi un tercio, según cifras oficiales, viven por debajo del umbral de la pobreza.

A Sargsián se le considera el jefe del llamado clan de Nagorno-Karabaj, enclave armenio en territorio de Azerbaiyán de donde él mismo procede y donde tuvo lugar una guerra cuyas heridas no han cicatrizado todavía. La cerrazón en negociar con sus vecinos azeríes una solución para resolver el contencioso territorial ha llevado a Armenia al aislamiento y a tener que echarse en los brazos de Moscú.

Paños calientes

El presidente ruso, Vladímir Putin , telefoneó el pasado miércoles a su homólogo armenio y pidió que la crisis se resuelva con «moderación y responsabilidad». Putin instó después a la oposición a moverse «dentro del ámbito legal y constitucional», sugiriendo que se evite que la situación termine como la revuelta del Maidán en Ucrania, en febrero de 2014.

Rusia, que mantiene unas intensas relaciones comerciales con Armenia, tiene además en su territorio una base militar. Desde Moscú, sin embargo, no se ha insinuado en ningún momento que existan planes de intervenir para impedir que triunfe la revuelta opositora. Al contrario, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov , ha repetido en los últimos días que lo que sucede en Armenia es «un asunto interno» y no habrá por parte de Moscú ningún tipo de injerencia.

Pashinián, por su parte, ha asegurado en declaraciones a la agencia rusa RIA-Nóvosti, que el movimiento que encabeza no supone ninguna amenaza para las relaciones entre Moscú y Ereván «ni forman parte de ninguna conspiración geopolítica contra Rusia».

Ayer precisamente, se encontraba en la capital armenia una delegación de parlamentarios rusos con la que se reunió el dirigente opositor. «Le he dicho a los diputados rusos que no habrá un giro de 180 grados en nuestras relaciones», afirmó Pashinián. Según sus palabras, tampoco Estados Unidos ni la Unión Europea están interfiriendo en la crisis .

Pashinián, que es diputado, antiguo periodista y tiene 42 años, es el principal instigador de las actuales protestas y de las que tuvieron lugar hace 10 años para protestar contra la elección «fraudulenta» de Sargsián como presidente. Cuenta hoy día con el apoyo de la formación Armenia Próspera (31 diputados), la suya propia, Yelk (Salida), que tiene 9 escaños, y la Federación Revolucionaria de Armenia (Dashnaktsutión), 7 diputados más.

Pero, puesto que el Parlamento armenio cuenta con 105 escaños, el líder opositor necesitará 53 votos a favor cuando, por ahora, tiene solamente 47.

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