Ignacio Álvarez-Ossorio, especialista en Oriente Medio
Ignacio Álvarez-Ossorio, especialista en Oriente Medio - NACHO COLONGE

Álvarez-Ossorio: «Daesh considera malos creyentes a los gobernantes de los países árabes y musulmanes»

El especialista en Oriente Medio explica que atentados como los de Turquía pretenden debilitar tanto a la economía como a las autoridades de ese país

SAN LORENZO DE EL ESCORIAL Actualizado: Guardar
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Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de la Universidad de Alicante y especialista en Oriente Medio, ha asistido este miércoles a las jornadas sobre terrorismo internacional organizadas en los cursos de verano de la UCM en San Lorenzo de El Escorial. El especialista ha explicado a ABC los objetivos, orígenes y situaciación actual del grupo yihadista Daesh (o ISIS), que aún hoy siembra la violencia en Irak y Siria, además de su trayectoria e ideología. Un análisis necesario por la situación de España. Como recordó el ministro del Interior en funciones Jorge Fernández Díaz durante la inauguración del evento, el riesgo de sufrir ataques como los perpetrados contra París y Bruselas todavía se cierne sobre nuestro país.

–Durante estas semanas ha habido atentados en Turquía, en Irak, en Arabia Saudí.

¿Por qué el terrorismo islamista no respeta el Ramadán, que es un mes sagrado para los musulmanes?

Entre otras cosas porque el portavoz del ISIS lanzó un mensaje a sus acólitos para que perpetraran atentados en el mundo occidental y también en el mundo islámico. ¿Por qué? Pues porque en la mayor parte de las ocasiones se considera a los gobernantes de los países árabes y de los países musulmanes como malos musulmanes y por tanto un objetivo legítimo de esa violencia, que debilita a esos gobernantes. Perpetrar un atentado en el aeropuerto de Estambul causa un daño para la imagen de Turquía, y es un golpe muy duro para un sector clave como el turismo, y más que provocar víctimas musulmanas, lo que querían era hacer daño a los gobernantes y mostrar su debilidad.

–¿Qué tipo de interpretación radical del islam justifica atentados incluso contra los propios musulmanes?

Se mueve en la lógica que hemos hablado: más que atentar contra musulmanes suníes, buscan hacer daño a esos países y a sus gobiernos. También demostrar que están vivos, que tienen capacidad de actuar, hacer una demostración de fuerza y captar a futuros yihadistas: se sabe que en algunos de los países donde han perpetrado esos atentados, como en el caso de Turquía, persiguen un objetivo estratégico. Hay miles de combatientes turcos en las filas del ISIS. Y además, es en los países musulmanes donde la ideología del ISIS tiene una mayor implantación y unos mayores apoyos. Los esfuerzos para ganar adeptos se producen en un momento muy delicado, en el que están sufriendo tanto pérdidas territoriales, como pérdidas en términos humanos. Por eso Turquía, un país fronterizo y muy habitado, es indispensable para suplir las pérdidas humanas que estén sufriendo como consecuencia de los ataques de la coalición internacional.

–La mayoría de los grupos terroristas islámicos son suníes. ¿Por qué?

No es por el sunismo, sino por una rama bastante heterodoxa del sunismo, que es el salafismo yihadista, la ideología que comparten todos esos grupos, como Al Qaida o el ISIS. Consideran que tienen que imponer su visión del islam al resto de musulmanes, aunque sea una interpretación completamente minoritaria, rigorista y sumamente violenta, porque contempla el empleo del yihad para reconducir a aquellos musulmanes que creen que se han alejado del camino correcto. No es una ideología mayoritaria, sino minoritaria.

–¿Cuándo y dónde surge ese salafismo yihadista?

Surge en los años 80, 90, que son precisamente los años en los que empiezan a reclutarse combatientes para luchar en la guerra de Afganistán y defender las fronteras del islam, atacadas por la invasión soviética. Miles de musulmanes son reclutados en el mundo árabe y adquieren una experiencia militar que luego van a intentar aplicar en sus propios países: en Argelia, en Yemen, en Egipto, lugares que en los años 90 viven un periodo de gran inestabilidad y atentados terroristas recurrentes por culpa de estos combatientes.

Otro punto de inflexión es la invasión norteamericana de Irak el año 2003, que otra vez provoca un reclutamiento masivo de yihadistas en el mundo árabe. Más recientemente, en la última década, ese polo de atracción ha sido Siria, con la primavera árabe y la desestabilización de buena parte del mundo árabe. Siria ha ocupado el lugar que tuvieron en su día Afganistán e Irak, y es allí donde van a luchar los terroristas internacionales, ya no contra una potencia extranjera, sino en una guerra sectaria. Es decir, para defender a los suníes frente a una conspiración de Irán y del régimen alauí sirio.

–Antes de la caída de Sadam Hussein y la guerra civil siria, ¿cuál era la situación de los musulmanes radicales en Irak y en Siria? ¿Tenían mucha presencia?

En ambos casos eran regímenes autoritarios y represivos y el movimiento islamista estaba completamente descabezado. En el caso de Siria, la Ley 49 de 1980 castigaba con la pena capital simplemente simpatizar con los Hermanos Musulmanes. Lo que hacían esos regímenes eran cortar de raíz cualquier tipo de movimiento religioso, aunque fuera un movimiento de carácter político. Eran países monopartidistas y no existía oposición política legalizada. Tanto en uno como otro, y también en la Libia de Gadafi, no había movimientos yihadistas porque no lo permitían.

–¿Quiénes eran los Hermanos Musulmanes de Siria?

Los Hermanos Musulmanes es un grupo que nace en Egipto, pero que también tiene ramas locales en buena parte de los países de Oriente Medio, y que en el caso de Siria abogó por el empleo de la violencia para derrocar el régimen laico de Hafez al Assad, el padre de Bashar al Assad. Dirigieron un levantamiento contra él y fueron barridos del mapa, brutalmente reprimidos y asesinados, y los pocos que pudieron salir del país viven en el extranjero y tienen prohibido el retorno. En Egipto eran ilegales, pero tolerados. En Irak, Siria y Libia no había ningún espacio de libertad donde pudiera surgir un movimiento islamista.

–¿Qué visión del islam tenía el Baath, el partido político de Sadam Hussein y de los Assad?

Era un movimiento secular, un partido nacionalista árabe, socialista, que imponía esa ideología al conjunto de la sociedad. En cuanto obtuvieron el poder, en ambos casos por medio de un golpe militar, ilegalizaron todos los partidos políticos y persiguieron toda disidencia. Nunca toleraron ningún tipo de alternativa política, y mucho menos que la canalizaran los islamistas, como sí que ocurrió en los países del Magreb.

–¿En cuáles?

En el caso de Egipto, o en el caso de Argelia.

–Durante estos últimos meses se ha hablado mucho de los acuerdos Sykes-Picot, que dividieron Oriente Medio durante la Primera Guerra Mundial. ¿Cree que son responsables de los desórdenes en la región?

Los acuerdos Sykes-Picot impusieron lógicas occidentales a unas sociedades orientales en las cuales no tenían cabida: la lógica de las fronteras, de los parlamentos, de las constituciones. Anteriormente se regían por otras muy diferentes, como la obediencia al califato otomano, o en algunos casos también religiosas y tribales. Se impuso a la fuerza, sin consultar a la población autóctona, un modelo que ha fracaso de manera rotunda, porque hay grupos que cuestionan las fronteras que se establecieron en aquel momento, que obedecían sobre todo a los intereses coloniales. Hay estados artificiales que después se convirtieron en estados fallidos.

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