Donald Trump, ayer en el Departamento de Transporte
Donald Trump, ayer en el Departamento de Transporte - REUTERS

La acusación del exjefe del FBI no mina el apoyo republicano a Donald Trump

El partido no ve nuevas pruebas de obstrucción del presidente a la Justicia

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El huracán James Comey, protagonista de uno de los alegatos más duros contra un presidente de EE.UU., a quien llamó «mentiroso» repetidas veces y acusó de ordenarle parar una investigación por interés personal, no ha modificado el paisaje político. Mientras continúan las pesquisas penales para determinar si Donald Trump puede haber cometido un delito de obstrucción a la Justicia con sus supuestas presiones al exdirector del FBI, la determinación bipartidista de llegar hasta el final en el Congreso no resta apoyos republicanos al presidente.

El creciente malestar de los más críticos con las conexiones rusas de Trump, todo un desafío para el partido conservador, parece haber cedido el paso a un respaldo sin fisuras aparentes, a la espera de «más información relevante que no proceda de los periódicos», como aseveró el senador Marco Rubio durante su intervención.

Mientras los demócratas arrecian el paso en su acusación a Trump de «menoscabar la separación de poderes», según su líder Nancy Pelosi, el speaker Paul Ryan les recomienda tranquilidad y le transmite nulo apoyo: «Si yo fuera demócrata, no promovería un impeachment contra el presidente».

El comportamiento de los republicanos en el Comité de Inteligencia fue clarificador. El grupo de senadores que había promovido hasta ahora una investigación a fondo de la llamada trama rusa centró sus intervenciones en cuestionar al exdirector del FBI.

Roy Blunt (Misuri) arremetió contra él por filtrar su memoria a la prensa. A James Lankford (Oklahoma) no le pareció que Comey hubiera recibido presiones de Trump. Y Marco Rubio afeó al exjefe de la Oficina de Investigación que hubiera perjudicado al presidente en su selectiva forma de dar a conocer la información: «¿No le parece raro que de todo lo que se ha filtrado, lo único que no se ha sabido es lo que más beneficiaba al presidente, es decir, que no estaba siendo investigado por la conexión rusa?».

El veterano McCain

Ni el veterano John McCain, el ariete inequívoco hasta ahora de las veleidades rusas de Trump, mostró especial interés en arrancar al exdirector del FBI información relevante para profundizar en la investigación, en una desafortunada intervención que achacó a la tardía hora en que se había acostado la noche anterior.

No es extraño que Trump transmitiera ayer la tranquilidad de la que había carecido los días anteriores. Pese a la gravedad de las denuncias lanzadas por Comey y la investigación penal, que lidera el exdirector del FBI Robert Mueller, al frente de un Consejo Especial dependiente del Departamento de Justicia, el presidente se mantiene protegido por la mayoría republicana frente al proceso político que los demócratas intentan impulsar en el Congreso. Ayer, en su primera reacción tras la comparecencia de Comey, Trump aseguró en Twitter sentirse «reivindicado» tras las «falsas declaraciones y mentiras» del exjefe de la Oficina de Inteligencia. A quien terminó tachando de «filtrador». Ayer, la llamativa estela de denuncias sembrada por el que fuera primer investigador del país, reflejada en las portadas de periódicos, dejaba paso a una sensación de vuelta al inicio: dos versiones enfrentadas, pendientes de una improbable grabación que rompa el empate.

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