Una mujer disfrazada de Dilma Rousseff protesta junto a otros en frente del Tribunal de Cuentas, en Brasilia
Una mujer disfrazada de Dilma Rousseff protesta junto a otros en frente del Tribunal de Cuentas, en Brasilia - efe

El Congreso de Brasil estudia la destitución de Dilma Rousseff

La petición está en manos del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, bajo sospecha de corrupción

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El tablero político de Brasil sigue sorprendiendo incluso a un reputado ajedrecista. La semana comienza con la presidenta Dilma Rousseff en jaque por una solicitud de moción de censura a causa de supuestas maniobras fiscales para maquillar los balances de las cuentas públicas. Esta iniciativa debe ser tramitada por el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, su enemigo declarado, pero también en apuros por supuesta corrupción. Será una disputa a todo o nada.

Cunha puede caer en cualquier momento tras el escándalo de la aparición de unas cuentas en Suiza de 4,8 millones de dólares. El diputado niega que le pertenezcan, pero los investigadores suizos han confirmado que se abrieron con su pasaporte y fueron utilizadas por su esposa, Claudia Cruz, y su hija, Danielle Cunha, para realizar compras que superan el millón de dólares.

Los gastos de Cruz incluyen un curso de tenis en la famosa academia IMG de Nick Bollettieri, en Florida, por valor de 59.000 dólares. También sirvieron para pagar varios cursos de marketing de su hija en la escuela de negocios española Esade que costaron casi 120.000 dólares.

«Pueden presionar, que no renunciaré (...) tengo derecho a defenderme»

Los brasileños, agobiados por la crisis económica, han presionado incluso a los opositores de Rousseff y a los aliados de Cunha en el Congreso, que le han pedido la renuncia. «Pueden presionar, que no renunciaré. Pueden retirarme el apoyo, hacer lo que quieran, que yo tengo derecho a defenderme y no pueden echarme», les respondió Cunha, famoso por sus salidas de tono autoritarias. El dinero bajo sospecha vincula a Cunha con el escándalo de Petrobras, bajo investigación desde hace más de un año y que involucra a políticos de todos los partidos. Parte del dinero procedería del soborno en un contrato de 34,5 millones de dólares entre Petrobras y la Companie Beninoise des Hidrocarburos Sarl, de Benín.

Columnistas de diarios locales informan de que el equipo de Rousseff y congresistas del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) están intentando llegar a un acuerdo con Cunha para reducir las presiones en su contra, a cambio de que detenga el trámite de moción de censura. La solicitud en cuestión fue realizada por dos de los abogados más respetados de Brasil, Helio Bicudo, fundador del PT, y Miguel Reale Junior. Bicudo, líder histórico del PT y presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el año 2000, renunció al partido en 2005. Entonces salieron a la luz las denuncias contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que derribaron a militantes históricos como José Dirceu, hoy preso. Hace dos semanas, en un programa de televisión, Bicudo acusó a Lula de haberse enriquecido ilícitamente. «Yo lo conocí cuando vivía en un piso de 40 metros cuadrados», apuntó el abogado, quien asegura que ahora el expresidente es multimillonario.

«Pedaleos fiscales»

  El diario «Folha de São Paulo» aseguró, sin revelar las fuentes, que el Gobierno debe ofrecerle una tregua a Cunha, en la que no apoyaría un juicio en el Consejo de Ética del Congreso y evitaría las críticas públicas. Con ese apoyo, Cunha tendría mayoría parlamentaria para seguir en el cargo. Si el acuerdo no se concreta, el PT debe optar por el ataque, acusar a Cunha y apoyar su destitución.

El peligro que afronta Rousseff es ser considerada culpable de manipulaciones contables para maquillar sus cuentas, los llamados «pedaleos fiscales». El caso es tan grave que Rousseff incluso dejó su costumbre de montar en bicicleta para evitar ironías. Los abogados del PT están trabajando para que los «pedaleos» no sean consideradas motivo de destitución.

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