Zhou Yongkang, exjefe de Seguridad en China
Zhou Yongkang, exjefe de Seguridad en China - reuters

Zhou Yongkang, exjefe de Seguridad en China, acusado de corrupción y revelación de secretos

Su purga ha desatado la mayor lucha de poder en el régimen desde el juicio a la mujer de Mao y la «Banda de los Cuatro»

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Corrupción, abuso de poder y revelación de secretos oficiales. Esos son los cargos por los que, finalmente, será juzgado Zhou Yongkang, antiguo responsable de los aparatos de Seguridad del Estado purgado en la lucha interna que sacude al régimen chino. En un breve despacho, así lo ha anunciado este viernes la Fiscalía Popular Suprema, que ha remitido el caso al Tribunal Municipal Intermedio número 1 de Tianjin, una megalópolis portuaria cercana a Pekín, donde seguramente será juzgado.

Zhou Yongkang, de 72 años, llevaba bajo arresto domiciliario desde el verano de 2013. Tras varios meses de especulaciones, el régimen confirmó en julio del año pasado que estaba siendo investigado por «serias violaciones de la disciplina», el eufemismo habitual para referirse a la corrupción.

En diciembre, fue formalmente detenido y expulsado del Partido Comunista, lo que allanaba el camino para ser procesado. Entre los serios cargos que le había imputado la Fiscalía destacaban, a tenor de Xinhua, «la filtración de secretos del Partido y del país» y el cobro de «grandes cantidades de dinero y propiedades personalmente y a través de su familia».

Según la prestigiosa revista «Caixin», su hijo, Zhou Bin, había acumulado una gran fortuna gracias a su influencia en el sector petrolero, en el que Zhou Yongkang estuvo trabajando desde 1967 hasta 1998. Gracias a su poder, Zhou Bin compró un yacimiento de crudo por menos de 20 millones de yuanes (tres millones de euros) a la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC), que dirigía su padre, y lo vendió por 550 millones de yuanes (83 millones de euros).

Además de recibir presuntos sobornos, Zhou Yongkang «abusó de su poder para ayudar a que sus parientes, amantes y amigos obtuvieran grandes beneficios de operaciones empresariales, lo que provocó importantes pérdidas en compañías estatales», según detalló Xinhua. Y, demonizándolo más allá de lo económico, también fue acusado de «haber cometido adulterio con un número de mujeres y haberse aprovechado de su poder para conseguir sexo y dinero».

Como miembro del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista, del que se retiró en noviembre de 2012, Zhou Yongkang fue uno de los nueve hombres más poderosos del país durante la época del anterior presidente, Hu Jintao, y actuaba como patrón de otros gerifaltes. Entre ellos destacaba su protegido Bo Xilai, condenado en septiembre de 2013 a cadena perpetua por corrupción y cuya esposa fue sentenciada a muerte un año antes – pero con la pena suspendida – por asesinar a su socio británico.

Familia investigada

Rompiendo una norma no escrita del régimen, que impedía perseguir a antiguos dirigentes, el presidente Xi Jinping ha purgado a Zhou Yongkang tras suceder a Hu Jintao. Desde su caída en desgracia, todo aquel próximo a él, incluyendo seis de sus colaboradores, su hijo y su hermano, han sido investigados por corrupción y abuso de poder.

En marzo del año pasado, justo antes de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular – el Parlamento orgánico del régimen –, el periódico «Noticias de Pekín» informaba de que su hermano, Zhou Yuanqing, y su cuñada, Zhou Lingying, habían sido detenidos en diciembre de 2013. Además, su hijo, Zhou Bin, tuvo que regresar desde el extranjero para ser interrogado ese mismo mes, en el que también fue destituido uno de sus antiguos subordinados, el viceministro de Seguridad, Li Dongsheng.

En febrero del año pasado cayó otro de sus aliados, el vicegobernador de la isla de Hainan, Ji Wenlin, y en septiembre de 2013 lo hizo Jiang Jiemin, expresidente de Petrochina y de su firma matriz, la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC). Precisamente, esta es la empresa estatal donde Zhou Yongkang cimentó su carrera al dirigirla entre 1996 y 1998.

En 2002 fue nombrado ministro de Seguridad Pública y, cinco años después, accedió al Comité Permanente del Politburó, donde se jubiló en 2012. En principio, se suponía que iba a relevarlo su protegido Bo Xilai, pero su caída en desgracia está arrastrando a Zhou Yongkang porque aquel escándalo destapó el ostentoso nivel de vida de la «aristocracia roja» de China.

Aunque la investigación se ha centrado finalmente en la corrupción, algunos medios de Hong Kong y Taiwán han especulado que Zhou Yongkang planeó un golpe de Estado basado en un atentado contra el actual presidente, Xi Jinping, antes de que ocupara el cargo. Siguiendo con la opacidad habitual del régimen, la acusación de revelar secretos oficiales permitirá un juicio a puerta cerrada o, como ocurrió con el proceso contra Bo Xilai y su esposa, restringido a un puñado de asistentes y medios oficiales seleccionados por las autoridades.

La caída en desgracia de Zhou Yongkang supone el procesamiento contra el más alto dirigente político de China desde el juicio a la mujer de Mao, Jiang Qing, y la «Banda de los Cuatro» por los desmanes de la «Revolución Cultural» (1966-76). Además, es el mayor escándalo político desde el juicio a su protegido Bo Xilai. Como ambos eran aliados, su defenestración ha acabado salpicándole, desatando además una lucha soterrada entre las distintas facciones del Partido Comunista. Tradicionalmente, los mandatarios retirados eran considerados intocables, pero el presidente Xi Jinping ha lanzado una contundente ofensiva contra la corrupción que incluye, como propugna la propaganda, a «moscas y tigres». Sin duda, Zhou Yongkang es el mayor «tigre» que ha caído en sus redes.

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