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Barack Obama en el Discurso sobre el Estado de la Unión - Reuters
Discurso del Estado de la Unión

Obama: Estados Unidos «ha pasado página» después de años de guerra y recesión

«Ha sido, y sigue siendo, un tiempo duro para muchos. Pero esta noche hemos pasado página», asegura el presidente norteamericano

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, considera que Estados Unidos ya puede «pasar página» de la crisis económica, dada la acelerada recuperación, así como de las intervenciones armadas en Oriente Medio, después de que en diciembre las tropas estadounidenses se retiraran de Afganistán, como lo hicieron a final de 2011 de Irak. «La sombra de la crisis ha pasado y el estado de la Unión es fuerte», dijo Obama esta madrugada en su discurso anual ante el Senado y la Cámara de Representantes, reunidos en sesión conjunta.

Reconoce, no obstante, que aún queda por hacer para mejorar la economía, especialmente en lo que afecta a la clase media, y admitió que el conflicto bélico con el Estado Islámico sigue abierto

, pero se mostró seguro de que este será derrotado, sin que EE.UU. se vea obligado a combatir directamente con soldados sobre el terreno.

«Llevamos quince años en este siglo. Quince años que amanecieron con el terror que tocó nuestras costas, que siguieron con una generación luchando dos largas y costosas guerras, que vieron extenderse una profunda recesión por nuestra nación y el mundo. Ha sido, y sigue siendo, un tiempo duro para muchos. Pero esta noche, pasamos página», dijo el presidente estadounidense.

En su sexto discurso sobre el estado de la Unión –el primero con un Congreso del todo adverso, en el que los republicanos tienen mayoría en las dos cámaras–, Obama mostró un tono conciliatorio con sus oponentes políticos, pero también marcó con fuerza su propio territorio. Así, aunque invitó a «abrir este nuevo capítulo juntos», tras «pasar la página» de la crisis y la guerra, al mismo tiempo advirtió que hará uso del veto presidencial contra varias iniciativas legislativas que quieren promover los republicanos, como la que intenta revertir la regulación de inmigrantes ilegales ejecutada por Obama o la que plantea nuevas sanciones a Irán.

El dirigente demócrata centró su intervención en la recuperación de la clase media. En el marco de un plan fiscal que aumenta las ayudas a las rentas medias, compensado con mayores impuestos a los más ricos (aspecto que rechazan los republicanos, por lo que difícilmente podrá aprobarse), Obama justificó que haya un reparto de cargas. «Este país funciona cuando cada cual asume su parte justa y todos siguen el mismo juego de normas», dijo.

En política internacional, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba ocupó una referencia destacada. «En Cuba estamos acabando una política que hace tiempo ha superado la fecha de caducidad. Cuando lo que estás haciendo durante cincuenta años no funciona, es tiempo de intentar algo nuevo. Nuestro giro en la política sobre Cuba tiene el potencial de terminar un legado de desconfianza en nuestro continente», declaró. También apuntó que esa giro elimina falsas excusas por parte de las autoridades cubanas. Obama aprovechó esa referencia para dar la bienvenida a Alan Gross, el estadounidense detenido en la isla cuya liberación permitió el cambio de juego. Gross estaba en la tribuna de invitados.

Para Obama, el deshielo con La Habana supone un triunfo de la diplomacia. «Creo en un tipo de liderazgo americano más inteligente. Lideramos mejor cuando combinamos nuestro poder militar con una fuerte diplomacia; cuando no dejamos que nuestros miedos nos cieguen para ante la oportunidades que supone este nuevo siglo», declaró el jefe de la Casa Blanca.

A pesar de lo escasos avances de la lucha contra el Estado Islámico, singularmente frustrantes en el caso de Siria, Obama rechazó un cambio de estrategia. «En Siria y el liderazgo americano, incluido nuestro poder militar, está parando el avance del Estado Islámico. El esfuerzo requerirá tiempo y determinación, pero tendremos éxito», de acuerdo con el presidente estadounidense. Obama aprovechó la ocasión para pedir al Congreso que autorice la guerra de EE.UU. contra el Estado Islámico, que aunque ya está llevándose a cabo aún no ha sido sometida a votación por los legisladores.

Obama también requirió al Congreso que apruebe una nueva legislación contra ciberataques. «Ninguna nación extranjera ni ningún hacker deberían poder echar abajo nuestras redes, robar nuestros secretos comerciales o invadir la privacidad de las familias», dijo.

Otra iniciativa que planteó fue la elaboración de un plan de infraestructuras, y urgió al Congreso a que acelere la aprobación del tratado de comercio que EE.UU. negocia con varias naciones del Pacífico. Además, volvió a comprometerse con el cierre de la prisión de Guantánamo, cada vez ya con menos prisioneros.

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