El presidente estadounidense, Barack Obama
El presidente estadounidense, Barack Obama - efe

EE.UU. decide este martes a quién entrega la llave del control del Senado

Obama llega muy cuestionado en estos comicios, que podrían dar la mayoría en el Congreso a los republicanos

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Los estadounidenses votan este martes si entregan el control total del Congreso a los republicanos, que sólo necesitan seis escaños para arrebatar el Senado a los demócratas y lograr una victoria que limitaría el margen de actuación del presidente Barack Obama en sus últimos dos años en la Casa Blanca. [Consulte aquí las claves para comprender estas elecciones]

En las elecciones de mitad de mandato de este martes se renueva toda la Cámara de Representantes (en la que los republicanos podrían ampliar su mayoría), un tercio del Senado y 36 gobernadores, además de otros cargos en las administraciones estatales y locales.

Un total de 206 millones de estadounidenses conforman el electorado de estas legislativas, según los últimos datos de la Oficina del Censo, de los cuales sólo 145 millones están registrados para votar.

Una cifra récord de latinos son elegibles para votar en estas elecciones, 25,2 millones (el 11 por ciento del total), pero su proporción menor en los estados más reñidos impedirá que ese crecimiento a nivel nacional se note sustancialmente en estos comicios, según datos del Centro de Estudios Pew.

Las «midterms» atraen históricamente a menos votantes que las presidenciales (se espera una participación de en torno al 40%) y se plantean como un referendo sobre la gestión del partido que ocupa la Casa Blanca, que acusa el desgaste de gobernar y siempre pierde escaños en el Congreso en estos comicios.

En esta ocasión, con Obama en sus horas más bajas y una popularidad que no remonta del 40% desde hace meses, los republicanos han centrado sus esfuerzos en buscar un voto de castigo a las políticas del presidente.

El votante más leal a las legislativas es además el hombre republicano blanco y de más edad, mientras que los colectivos que menos participan son los más fieles al Partido Demócrata: jóvenes, minorías y mujeres.

El voto castigo

Por eso los demócratas han apurado las últimas horas de la campaña para movilizar a estos colectivos, con los sondeos en contra y conscientes de que gobernar dos años con un Congreso controlado totalmente por los republicanos podría depender de tan sólo uno o dos estados.

La llave del control del Senado, la clave de estas legislativas, la tienen diez estados: Colorado, Carolina del Norte, Georgia, Luisiana, Arkansas, Alaska, Kansas, Iowa, Kentucky y Nuevo Hampshire.

Las encuestas dan por seguro el triunfo republicano en Virginia Occidental, Montana, y Dakota del sur, donde la retirada de los senadores demócratas ha abierto el paso a la oposición.

A las 21.00 horas en la costa este (03.00 hora española) habrán cerrado los centros electorales de ocho de los 10 estados clave en la batalla por el Senado, de manera que si uno de los partidos alcanza la mayoría en estas votaciones los resultados se conocerían esa misma noche.

Estados Unidos, con 9,8 millones de kilómetros cuadrados que abarcan seis zonas horarias, vota escalonadamente desde la apertura de los primeros centros electorales a las 6.00 en la costa este (12.00 en España) hasta los últimos cierres en California (06.00 en España) y Alaska (07.00 españolas).

Si la llave del Senado recae en Luisiana o Georgia, el control de la Cámara Alta podría ser una incógnita hasta principios del año que viene, porque las reglas de ambos estados exigen una segunda vuelta que se celebrará el 6 de diciembre y el 6 de enero respectivamente. Además, el candidato independiente por Kansas Greg Orman todavía no ha dicho si votará con los republicanos o con los demócratas si vence y Alaska, el último estado en cerrar sus centros, tiene un historial de lentos recuentos de voto.

En 2008, el resultado definitivo de la batalla por el Senado no se conoció hasta dos semanas después del día de las elecciones.

El líder de la minoría republicana, Mitch McConell, pasará a liderar la Cámara Alta si su partido se hace con el Senado y él consigue la reelección en Kentucky. Ya ha prometido desmantelar el legado legislativo de Obama en cuanto tome el mando. Sin embargo, la mayoría de las leyes requieren 60 votos (la mayoría en el Senado sólo 51), y el presidente tiene el poder de veto.

Difícil para Obama

Aunque los republicanos no podrán revertir la acción legislativa de seis años de Presidencia Obama, si toman el control absoluto del Congreso impedirán al mandatario sacar adelante algunas de sus grandes promesas electorales aún por materializar.

Con excepción de la ley para transformar el sistema de salud, aprobada cuando los demócratas aún controlaban las dos cámaras del Congreso, Obama no ha podido llevar a cabo otras de sus medidas prioritarias, como la reforma migratoria, el cierre de la cárcel de Guantánamo o el aumento del salario mínimo.

Obama ha tenido una relación difícil con el Legislativo desde que en 2010 su partido perdió la Cámara de Representantes, de manera que Estados Unidos llega a las elecciones de hoy con el Congreso más dividido de su historia y uno de los menos productivos.

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