El presidente italiano, Giorgio Napolitano
El presidente italiano, Giorgio Napolitano - efe

El presidente Napolitano, interrogado sobre la negociación Estado-mafia

Riesgo de un circo mediático en un momento dramático para Italia: se pone en juego la credibilidad de sus instituciones

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Con el riesgo de que se abra un circo mediático, en el que se pone en juego la credibilidad de las instituciones italianas, en el palacio del Quirinal se vive hoy una jornada histórica. Por primera vez un presidente en ejercicio es interrogado como testigo en un juicio penal, concretamente en el proceso en curso en Palermo sobre la llamada negociación del Estado con la mafia. En el palacio residencia del jefe del Estado, se han presentado para el interrogatorio a Napolitano unas 40 personas, entre jueces, abogados de la acusación y de la defensa, letrados de mafiosos, incluido el del famoso capo Totó Riina, y de las víctimas de la mafia. «Consciente de la responsabilidad moral y jurídica que asumo con mi declaración, me comprometo a decir toda la verdad y no esconder nada de cuanto conozco».

Con esta fórmula ritual, como hacen todos los testigos en un juicio, comenzó poco después de las diez de la mañana el interrogatorio al presidente Napolitano, en un acto a puerta cerrada aunque no secreto. La grabación de la audiencia será transcrita y el Tribunal de Palermo la hará pública en los próximos días.

Preguntas a Napolitano

Las primeras preguntas del fiscal de Palermo, Vittorio Teresi, estaban relacionadas con la carta que hace dos años le mandó a Giorgio Napolitano su consejero jurídico Loris D’ Ambrosio, muerto por infarto poco después. D’ Ambrosio había hablado al presidente de la República sobre «indecibles acuerdos». En su carta se mostraba preocupado «por haber sido considerado solo un ingenuo y útil escribano para servir de escudo para pactos de los que no se podía hablar». A Napolitano se le ha preguntado también sobre un atentado que la mafia habría proyectado contra él en 1993, cuando era presidente de la Cámara de diputados. Los magistrados de Palermo quieren conocer también el contenido de las conversaciones que Napolitano mantuvo con uno de los nueve imputados en el proceso, el ex ministro del Interior entre 1992 y 1994, Nicola Mancino.

Negociación Estado-mafia

El proceso sobre la negociación Estado-mafia ha llevado a sentar en el banquillo de los acusados a jefes mafiosos y destacados representantes del Estado, entre ellos el expresidente del Senado y exministro del Interior, Nicola Mancino, y al cofundador de Forza Italia, el siciliano Marcello del Utri, íntimo amigo de Silvio Berlusconi. El juicio, iniciado en Palermo en mayo del 2013, trata de desvelar esos misterios de la negociación entablada entre la primavera de 1992 y el invierno de 1994: El Estado habría exigido que la mafia pusiera fin a sus atentados (habían llegado a asesinar a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino), y a cambio Cosa Nostra habría pedido, entre otras cosas, que se suavizaran las duras condiciones carcelarias de casi 400 mafiosos.

Momento dramático para las instituciones italianas

Napolitano ha dicho en otras ocasiones que no sabe nada de esa negociación, porque su consejero D’ Ambrosio nunca le habló del tem. «Esta declaración ante los magistrados se tenía que haber evitado», ha manifestado Emanuele Macaluso, amigo, consejero y compañero de aventuras políticas de Napolitano. En muchos medios se expresa hoy la misma opinión de Macaluso, porque se piensa que se trata de una operación obscura y peligrosa que trataría de hacer pasar en la opinión pública la idea de que Napolitano sea en realidad una especie de imputado en el proceso de la negociación Estado-mafia y no un simple testigo de hechos lejanos. Esto significaría, según advierten los analistas, que hay quien tiene la tentación de jugar con las instituciones, algo que Italia no puede permitirse en este momento. En juego está la credibilidad de las instituciones.

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