Policías preparados para no sucumbir a la gripe española
Policías preparados para no sucumbir a la gripe española - WIKIPEDIA

Gripe españolaLa gripe española, la misteriosa epidemia que el mundo censuró por mirar hacia las trincheras

España dio nombre a la pandemia más devastadora de la historia por ser un país neutral durante la Primera Guerra Mundial pero, al contrario de lo que se pensaba en la época, la gripe española fue el azote de muchos más países

Madrid Actualizado: Guardar
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Se dice que el mayor enemigo del hombre es, precisamente, el hombre. El asesinato de dos personas (el heredero del Imperio Austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa Sofía) desembocó en 1914 en la Primera Guerra Mundial, uno de los mayores derramamientos de sangre de la historia. La Gran Guerra se cobró la vida de más de 31 millones de personas, pero durante esa misma época hubo una crisis si cabe mayor, la gripe española, y, en esta ocasión, los hombres solo fueron víctimas, no verdugos.

Fue precisamente cuando la Gran Guerra exhalaba su último aliento cuando un brote virulento, conocido comúnmente como gripe española, extendió sus tentáculos sin entender de fronteras. La esquizofrenia por evitar el contagio tenía base, aunque en las crónicas de la época poco se hablase acerca de ello.

Casi un siglo después, todavía se desconoce el germen de la epidemia —algunos sitúan los primeros casos en el Fort Riley de EE.UU. un 4 de marzo de 1918—; un azote que, según se especula, pudo acabar con la vida de entre 40 y 50 millones en un año, según el manual «Geografía y mortalidad de la gripe de 1918», del profesor Kerry Patterson, aunque las cifras varían según el autor que profundice en el tema.

La gripe española que no nació en España

¿Comenzó en China? ¿En Estados Unidos? Se ignora su origen, pero si hay algo seguro acerca de una de las pandemias más mortíferas es que, pese a su nombre, la gripe española no nació en España. Esta denominación «se debe a los rumores de que la gripe fue provocada por agentes alemanes que introdujeron en conservas españolas bacilos patógenos. Esta ignorancia y la falta de cualquier información real durante los combates, reforzó el miedo», recogía el periódico francés 'Libération'.

De hecho, apenas se informaba sobre la conocida como gripe española. España, país neutral durante la Primera Guerra Mundial, era el único que no censuraba los informes ni las consecuencias de una epidemia que se extendía más allá del viejo continente. Según las estimaciones, solo en China, por ejemplo, se habría cobrado la vida de unos 30 millones de personas: cerca del 35% de la población de la época del gigante asiático habría perecido combatiendo desde la cama los síntomas febriles de la gripe española.

Hospital improvisado en Kansas durante el brote de gripe española
Hospital improvisado en Kansas durante el brote de gripe española - National Museum of Health and Medicine, Armed Forces Institute of Pathology

En Estados Unidos, cerca del 28% de la población padeció la enfermedad y murieron de 500.000 a 675.000 personas, según el artículo de la BBC «La gripe aviar que mató a 40 millones de personas». En ese mismo informe se registra que en Reino Unido sucumbieron al brote virulento 250.000 británicos, mientras que en España lo hizo el 1% de la población, de 200.000 a 300.000, la mitad de las personas que fallecieron por las mismas causas en Italia y en el país vecino, Francia, por el que según se conoce, penetró el virus. Por su parte, entre 10 y 17 millones habrían fallecido en la India británica, según datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU..

La excusa perfecta

Aunque la gripe española no nació en el país que le dio nombre, sí fue España uno de los más afectados, con 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918. La curiosa nomenclatura de la gripe española sirvió para abordar sin ambages un problema internacional que el resto del mundo eludía o guardaba para sí, llegando a filtrarse que España, al ser el país que reconocía públicamente la crisis pandémica, era el único afectado.

La censura y la falta de recursos de una época que prefería mirar hacia las trincheras en lugar de asumir los evidentes problemas sanitarios evitó investigar el foco del virus letal de la gripe española, que no entendía ni de fronteras ni de bandos. A pesar de la ceguera de la época, los avances en la materia llegaron de la mano de algunos científicos pioneros que lograron, en expediciones envueltas en la controversia, tomar muestras de tejido de una víctima cuyo cadáver congelado apareció bajo el suelo helado de Alaska y emplear muestras conservadas de dos soldados estadounidenses, con el fin de reproducir el virus y averiguar algo más sobre la epidemia más devastadora de la historia de la Humanidad.

El doctor Chicote vacunándose con el suero contra las complicaciones pulmonares de la gripe preparado por el laboratorio municipal
El doctor Chicote vacunándose con el suero contra las complicaciones pulmonares de la gripe preparado por el laboratorio municipal - JULIO DUQUE

Así, se ha podido vincular su incidencia en los adultos jóvenes —al contrario que otro tipo de bacilos que suelen afectar a otro perfil de víctimas, ya sean niños o personas de edad avanzada— con el modus operandi del virus, que mataba a causa de la conocida como tormenta de citocinas. Esta reacción inmunitaria defensiva se habría desencadenado cuando las citocinas, encargadas de dirigir a las células inmunitarias al lugar infectado, «ordenasen» a dichas células la creación de más citocinas, provocando una reacción incontrolable por la propagación de estas.

No es la primera vez que una epidemia asola a una generación joven, fuerte y sana. Surgida en el siglo XV en Inglaterra y también conocida como «el sudor inglés», este misterioso virus atacó mayoritariamente a varones jóvenes, sanos y fuertes de buena posición económica. Los investigadores nunca han resuelto completamente el rompecabezas sobre una enfermedad que desapareció en 1552 sin mediar explicación

Investigadores de la Universidad de Hong Kong fueron los primeros en ahondar en relacionar la virulencia de la gripe española con el sistema inmune y, así, pudieron comprender «por qué este virus se puede convertir en un patógeno mortal», informaba ABC en 2002.

Aunque la gripe española no fue consecuencia directa de la Gran Guerra, se cree que la cercanía entre cuarteles ayudó a su expansión: «La promiscuidad de los militares y los movimientos masivos tanto de tropas como de civiles debido al conflicto pudieron haber aumentado» su yugo, sentenciaba 'Libération'. Y en esa línea, algunos investigadores vinculan el perfil de las víctimas con el arraigo del virus de la gripe española en el frente, pues creen que los sistemas inmunológicos de los soldados se debilitaron por la tensión del combate, lo que incrementaba notablemente las probabilidades de contraer el virus letal.

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