El apocalíptico cataclismo en Krakatoa que exterminó a su población en el siglo XIX

Las monstruosas erupciones volcánicas y tsunamis provocaron que gran parte de la isla en Indonesia explotara por los aires

Foto de archivo de Volcán EFE
Eugenia Miras

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El 27 de agosto 1883 el infierno se desató en la isla de Krakatoa tras un cataclismo que tendría el mismo impacto que 7,000 bombas atómicas de Hiroshima.

Las más feroces fuerzas de la naturaleza se sumaron en terribles erupciones volcánicas precedidas de tsunamis ; que provocarían la desaparición de gran parte de la isla y la muerte de todos sus habitantes, 36,417 personas .

«El fragor fue haciéndose más intenso. Violentas explosiones interrumpían cada vez más el sórdido rugido del volcán. El cielo aparecía cubierto por una cortina opaca. En el mar ya no había ningún navío. Al caer la tarde, el aire se estremeció con pavorosas detonaciones y la gente, presa del pánico y viendo que era algo más que una tempestad, empezó a rogar a Dios», relató uno de los testigos de la tragedia, R.D.M Verbeek , un ingeniero de caminos holandés que había sido destinado a la isla.

Las señales

Durante los años previos al desastre, se estaba produciendo una fuerte actividad sísmica en Krakatoa , razón por la que acudiría una importante comunidad científica a estudiar la zona. En donde la tierra estaba sufriendo un frenético movimiento de las placas tectónicas.

Los expertos equipararon la magnitud de los daños de aquel último estallido con la potencia de siete bombas atómicas en Hiroshima

Tanto los expertos como los lugareños tenían un muy mal presagio, sin embargo no se establecería ningún protocolo de seguridad, en caso de que los tres volcanes de la isla despertaran. Siendo así, un par de meses antes del cataclismo, les pillaría por sorpresa la humareda expedida por las calderas; comenzaban las primeras erupciones, y nadie estaba preparado para hacer frente al infierno que ocurriría semanas después.

A partir de junio, Krakatoa se convertía en un escenario teñido de negro, no se podía respirar, ni atravesar el mar que comenzaba a agitarse dramáticamente. Los científicos comenzaban a ser conscientes de que en cualquier momento podía ocurrir una de las mayores tragedias naturales de la Historia . Y que lo último que alcanzarían a ver, sería el recuerdo de una paradisíaca Krakatoa, pues al menos una gran parte dejaría de existir.

El cataclismo

Tras los angustiantes episodios volcánicos la naturaleza haría la última llamada desde el infierno. Sucederían tres monstruosas erupciones precedidas de tsunamis -resultado del contacto entre los flujos piroclásticos y el agua-. Lo que no arrasaba el correr de la lava, lo harían los bestiales azotes de las gigantescas olas.

Según las autoridades neerlandesas murieron 36,417 personas. La lava se extendió por todos los pueblos de la isla, exterminando a toda su población.

No obstante, el último golpe mortal ocurriría a las diez de la mañana, cuando la explosión final -registrada con el sonido más alto de toda la Historia- anunció el Apocalipsis . Los marineros que se encontraban a una distancia de por lo menos 40 kilómetros perderían para siempre la audición. Aquello sería el fin de un pueblo y la esperanza de florecer nuevamente la vida en el aquella isla en Indonesia.

Tras la confrontación entre el agua y la lava comenzó a darse un ciclo de destrucción inevitable. Cuando la isla estalló en mil pedazos , la presión del agua cayó sobre el volcán, generando la última explosión. Los expertos equipararon la magnitud de los daños de aquel último estallido con la potencia de siete bombas atómicas en Hiroshima.

La lava se extendió por todos los pueblos, exterminando a toda su población. Según las autoridades neerlandesas fallecieron 36,417 personas.

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