We love Cádiz

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Nacieron en diferentes países pero tienen en común su amor por la provincia. Llegaron para cumplir un sueño y lo han conseguido a través de diferentes proyectos que dan a conocer por el mundo la gastronomía y el vino de aquí. Sólo tienen en común dos cosas: que nacieron muy lejos de Cádiz y que aman la gastronomía gaditana. Por lo demás, cada uno es de su padre, de su madre y de su tierra. Pero todos han elegido adoptar ésta por pura pasión. La descubrieron y la disfrutan tanto que quieren que otros seres humanos compartan su suerte.

Son los gastroguiris que difunden las excelencias de la tradición gaditana, de su materia prima o sus trucos en la cocina, a sus compatriotas, a todos los extranjeros que se interesen e incluso a muchos gaditanos porque su pasión les hace tener un conocimiento que ya quisieran muchos vecinos de la provincia con trienios.

Diego Ferrario y Claudia Perullo (Italia-Vejer)

Esta pareja llegó a Cádiz hace casi diez años en un viaje en coche desde Italia, su país natal: «Paramos en Cadaqués y preguntamos por un sitio mágico y una mujer nos dijo ¡Cádiz, sin duda!», recuerdan. Siguieron su consejo y llegaron a Cádiz, que les sorprendió por su luz: «Fue entonces cuando comenzó el sueño de dejar todo y empezar una nueva vida aquí. Se hizo realidad en 2012».

Escogieron Vejer como el lugar donde vivir y es ahí donde desarrollaron su empresa Ya en Casa, dedicada a vender productos propios de la gastronomía gaditana y andaluza por todo el mundo «y hacerlos tan conocidos como los italianos». Cuentan con una tienda en la calle Corredera 17, pero también con una tienda online que es un escaparate para sus clientes de diferentes países. Su meta es seguir buscando nuevos productos, venderlos y explicarlos a sus clientes «con todo el amor» que sienten por esta tierra.

La cocina gaditana no es solo parte de su negocio, también de los motivos que les hicieron enamorarse de esta tierra: «La gastronomía gaditana nos encanta por su sencillez, su variedad y la mezcla perfecta de sus productos, sin quitar el sabor original de los ingredientes. Visitando algunas bodegas de Cádiz empezamos a apreciar los vinos del sur, nuevos para nosotros pero que nada tienen que envidiar a los de otros países.

Anne Manson  (Escocia-Vejer)

Tras pasar 20 años en Londres y gestionar allí una empresa de catering, Anne llegó a la provincia de Cádiz en 2003 tras comprar una casa en Vejer en la que no tenía pensando vivir pero cada vez que la visitaba, le era más difícil regresar a las islas británicas. Como gran amante de la gastronomía, Anne quedó enganchada a los productos de temporada y a la cara más social de la alimentación: «La gente aquí no te pregunta qué has hecho el fin de semana, si no qué has comido el fin de semana. Es imposible no comer bien aquí».

Anne proviene de una familia productora de whisky que también se dedicaba a la importación de vinos de Jerez, una de sus grandes pasiones: «Lo llevo en la sangre. La mezcla de fino, manzanilla y marisco hace que la premisa de que el vino de una zona se hace de acuerdo a su comida sea auténtica».

Desde su casa de Vejer, Anne dedica su vida a impartir clases de cocina española en inglés a los visitantes de otros países que quieren conocer la gastronomía andaluza: «La gente de fuera sólo piensa en ciudades del norte cuando viaja pero tenemos todo: atún, Retinto, cerdo ibérico de bellota, pescado, vino de Jerez… Todo el mundo debería experimentar lo fabulosa que es la provincia de Cádiz».

Momoko Izumi (Japón-Jerez)

Sherry Club es un trozo de Jerez en Tokio, donde desde 1986 acuden los japoneses apasionados por la cultura y el vino de la provincia de Cádiz. Allí, Momoko Izumi se enamoró de esta tierra y con la intención de «probar el vino directamente sacado de la bota» llegó a Jerez, donde reside actualmente. Momoko lleva once años vinculada al mundo del Sherry, y cuatro ejerciendo como venenciadora oficial, llegando a conseguir el primer premio del concurso de venenciadores de Japón otorgado por el Consejo Regulador del Vino de Jerez.

Verla vertiendo el vino junto a barricas de bodegas como Faustino González llama la atención de muchos, no sólo por su destreza, también por sus rasgos asiáticos enmarcados en un ambiente, en unas maneras, tan de aquí. A pesar de venir de tan lejos, Momoko es una gran conocedora del vino de Jerez, ya que ha estudiado su historia y sus peculiaridades. Todo ello forma parte del libro en el que está trabajando, una enciclopedia de bodegas y vinos de Jerez.

Estar rodeada de viñas, bodegas y bares es uno de los privilegios que tiene vivir en Jerez. Tanto tiempo entre sus gentes, su vino y su cultura la han llevado a enamorarse también de la gastronomía y, como apunta, de «los tomates de Conil, el pescado y las tagarninas».

Ute Mergner (Alemania-Vejer)

Pudo elegir cualquier lugar del mundo donde empezar una nueva etapa de su vida, pero fue Vejer, de nuevo, el lugar elegido. Tras recorrer el mundo, Ute y su pareja llegaron a la provincia en 2000 decididos a establecerse huyendo del estrés de Munich. Dejando a un lado su profesión de diseñadora industrial comenzó un proyecto dedicado a la producción de vinos tintos y blancos en una zona donde el viento de Poniente no lo pone nada fácil.

Así nació Etu Vino, una pequeña bodega artesanal con una producción de 5.000 botellas ubicada en La Muela, una de las zonas más bonitas de la provincia de Cádiz. Una loma desde donde se contempla el mar. La visión del oceáno Atlántico desde la altura fue la puntilla, lo poco que faltaba para convencer a Ute para quedarse. Para la alemana no se trata de un medio de vida, ya que la cantidad que pone a la venta no da beneficio, si no de una afición de la que se encarga prácticamente sola: «Mi objetivo es mejorar la calidad del vino, manteniendo la misma producción». En el mismo paraje donde nace su caldo tiene su casa, pero su vínculo con Cádiz es más fuerte que lo embotellado: «Mis raíces están ahora en esta tierra».

Su vinculación con la gastronomía le ha hecho ver cómo la hostelería de Vejer ha ido evolucionando con los nuevos establecimientos, y poniendo de nuevo en valor saludables guisos tradicionales e introduciendo la alta cocina en las cartas de la zona.

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