El tapeo curioso y canalla de Mauro Barreiro se instala en Veedor

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La ‘curiosidad’ no solo el nombre del restaurante de Mauro Barreiro que desde el sábado se puso en marcha en la capital gaditana, también representa su forma de cocinar, de construir y ‘deconstruir’ las piezas del divertido puzle que son sus platos. Tras cinco años en Puerto Real Barreiro y su equipo comienzan una nueva andadura en la calle Veedor, en el local que anteriormente ocupaba Veedor 10. Este cambio no se queda en un mero traslado, sino que convierte a La Curiosidad en un local de tapas que sigue conservando su filosofía de restaurante en un pequeño salón con capacidad para 18 comensales.

La estructura del local de Veedor se ha conservado casi al completo, salvo algunas reformas que dejan la cocina al descubierto al igual que ocurría en Puerto Real, y los detalles de la decoración en los que han trabajado durante dos semanas.

La amplia barra hacía presagiar que ésta cobraría protagonismo en la propuesta gastronómica de Mauro en Cádiz, y así es: una carta de tapas y medias raciones para compartir «que se adapta a las nuevas formas de consumo», según palabras del propio chef. Basta con entrar al local para comprobar el éxito de esta novedad que desde primera hora congrega a los más ‘curiosos’ en torno a la barra y el mural creado por el ilustrador Jesús Belizón que la preside.

Su carta se divide en cinco categorías: ‘Ñam, ñam’, Fresco, Platillos Curiosos, Para terminar y Dulce, que hacen un recorrido por una comida de tapeo con precios que oscilan entre los tres y los 20 euros. Las propuestas de Mauro Barreiro a pequeña escala también sorprenden siguiendo la línea de «una cocina con un fondo muy tradicional y toques modernos». La ensaladilla rusa con espuma de mahonesa, las patatas ‘a las bravas’, el salmorejo con lomo embuchado, las patatas aliñadas con algas mojama y lima, la bombita rellena de carne al toro o las croquetas de ‘pringá’ son clásicos renovados en la cocina de La Curiosidad. También hay tapas que sorprenden desde el principio al final, como el ‘paticao’, que hace referencia al dulce Bollycao, que consiste en un bollo relleno de pato guisado y foie. El tartar de atún conocido como Dexter que forma parte de la carta de Barreiro desde hace años es otra de las opciones que además cuenta con una divertida referencia en las paredes del restaurante. Los postres no se quedan atrás en el juego gastronómico de Barreiro con interpretaciones como la tarta de zanahorias y coco deconstruída que separa todos los matices presentados como un postre de plato. Además de la posibilidad de tapear, lo mejor de la barra o el apartado ‘canalla’, es que es muy ágil, con un servicio muy rápido que quiere emular a la comida callejera pero conservando un trato atento.

Un pasillo lleva hasta el comedor, donde el ambiente cambia por completo y es posible comer con pausa los platos de su carta o cualquiera de las dos opciones de menú degustación de 9 y 12 platos. Allí se repiten detalles alegres con una iluminación tenue y la atención del personal de sala y del sumiller que ofrece unas 200 referencias de vino, entre las que se encuentran más de sesenta de vinos de Jerez. Es el lugar donde permanece inmutable el carácter de La Curiosidad desde sus inicios.

En la cocina el ajetreo es el propio, con cinco personas encargadas de preparar los platos, capitaneados por Mauro Barreiro. Pero esta cocina es también un laboratorio de ideas donde se irán forjando los cambios de carta que no sólo agradece en cliente, sino el propio chef, ya que le permite poner a prueba su creatividad y permanecer despierto en un oficio que deja poco margen al descanso. Aún así, el joven cocinero hace un balance muy positivo de esos primeros días de apertura. Las expectativas son buenas, no sólo por el talento y trabajo tras los fogones, también por una visión de negocio que pone al alcance de todos los bolsillo los ecos de la alta cocina.

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