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Ventorrillo El ChatoUn clásico que nunca defrauda

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A veces me asombra la cantidad de bares y restaurantes que hay en Cádiz capital. Paseas por cualquier calle del centro y hay uno cada cinco metros, cuando no menos. Algunas son auténticos contenedores hosteleros. Que la mayoría funcionen o puedan seguir abiertos es duda, una buena noticia. Después te paras a pensar dónde se come realmente bien y sólo aciertas a reunir cuatro o cinco, eso en esta etapa dorada que vive la gastronomía. Una vez dentro de esa espiral de nuevos locales, de fusión de sabores, de tapeo moderno se nos olvida que hay sitios con garantía de disfrute desde hace décadas.

El  Ventorrillo El Chato tiene de entrada muchas papeletas para ser uno de los lugares que visitar al menos una vez en la vida.

Primero, claro está, por su historia que se remonta al siglo XVIII. Sus paredes encaladas han sido testigos según dicen del asedio francés, romances con bailarinas y visitas reales. Aunque fue objeto de una gran reforma en 1993, sigue concentrando el paso del tiempo en el ambiente y en los muchos objetos que decoran sus paredes y que se exponen en el comedor del sótano.

Otro de los motivos es que al frente está el Grupo El Faro, pionero en hacer de la gastronomía gaditana tradicional objeto de deseo recurrente para los que visitan la ciudad. El empresario Gonzalo Córdoba colocó a su primer restaurante El Faro en los primeros puestos como referentes de calidad y servicio, conjugados con los productos de la tierra más valiosos y también con recetas típicas, por muy modestas que sean. Suerte que sus hijos hayan heredado la capacidad de dedicación que requieren estos negocios y hoy podamos seguir disfrutando de este legado que tiene varias sedes. Una de ellas, es El Chato.

Seguimos con lo de comer bien si nos preguntamos ¿qué pedir en El Chato?. Al contrario que en determinados sitios donde es preferible decantarse por unos determinados platos, aquí podemos decir sin miedo que cualquier cosa, todo. Su carta varía muy a menudo, pero se mantienen los arroces, uno de los mejores que se pueden probar en la capital. Los camareros presentan la paella al comensal y luego la sirven en platos para cada uno. Del señorito, de verduras, arroz negro… todas se disfrutan por igual.

Una de las incorporaciones más recientes de la carta ha sido el paté de pulpo, que ha sustituido al mítico paté de cabracho. Merece la pena probarlo porque mantiene el fondo de éste, pero la textura y sabor del pulpo están muy presentes ya que lo dejan sin triturar. A algunos se nos escapa una lágrima cuando leemos en su carta ‘sobreusa’ , salsa que acompaña las albóndigas de pescado y berberechos y que muchos recordamos de la cocina de nuestras madres y abuelas. Además del marisco, pescado fresco, jamón ibérico o queso que no pueden faltar en un restaurante de estas características, se permiten algunos guiños internacionales muy bien ejecutados, como las tempuras. Capítulo aparte, merecen los postres caseros, donde también se mantiene el clásico canutillo de dos chocolate. Los amantes del chocolate no pueden dejar de probar la esponja helada, cuya textura sorprendente parece fruto de la magia. Y la carta de vinos, sorprendentemente completa, convertida en un libro en el que merece la pena detenerse para elegir.

El Chato es el lugar donde Cádiz se come, siempre certero.

Ventorrillo El Chato

Valoración
  • Mala
  • Regular
  • Buena
  • Muy buena
  • Excelente

Excelente

  • Comida
    5/5
  • Servicio
    5/5
  • Ambiente
    4/5
Precio
  • Bajo
  • Medio
  • Alto
  • Muy alto

Alto

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