La camionetas de comer vuelven a recalar en la capital gaditana

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Los food trucks, o camionetas de comer, especialmente diseñadas y acondicionadas para picar algo, vuelven a la ciudad de Cádiz. Este nuevo concepto gastronómico, muy de moda en toda España, hace escala en el Club Náutico Alcázar durante este fin de semana, junto a una oferta lúdica para todo tipo de público, especialmente para niños y jóvenes. La versión gaditana, impulsada por un grupo de empresarios, se llama Cádiz Street Food y reúne a varios de los mejores vehículos de gastronomía gourmet y portátil de Andalucía.

Aunque los food trucks han viajado desde primavera y verano por toda la provincia gaditana, tras el arranque de la ruta de Cádiz Street Food en San Fernando, esta la tercera vez que recala en Cádiz.

Especialmente exitoso fue su paso por el puerto gaditano. Ahora seguirá al borde del mar pero a varios kilómetros de distancia, también en el perfil de la Bahía de Cádiz, cuando el paseo marítimo de la Barriada de la Paz se funde con el barrio de Puntales.

La cita, desde el viernes 14 hasta la tarde del domingo 16, reúne viejos camiones de comida reciclados. Ofrecen desde hamburguesas de autor y tapas clásicas revisadas a repostería elaborada, todo hecho en las cocinas de a bordo. El domingo a mediodía, la oferta gastronómica se refuerza con un concierto dedicado a los niños, denominado a Festykids. El acceso es gratuito durante todo el fin de semana: desde el viernes al mediodía y hasta la tarde del domingo.

Los gaditanos estaban acostumbrados a verlos en películas y series de televisión americanas, donde son un recurso para un almuerzo o una cena instantánea. Por eso cuando llegaron los primeros, algunos con sus diseños vintage, otros modernos, pero siempre llamativos, fueron una sorpresa. Pero están para quedarse.

De hecho, el movimiento food truck de Cádiz lleva desde finales de 2014 sobrevolando la provincia. El fenómeno de comida ambulante ya existía en ferias y otros eventos, pero ahora se están imitando las prácticas de otros países, conjugando una cultura gastronómica diferente con comida de calidad, siempre con las limitaciones de la ley española que prohíbe la venta de productos no elaborados en la vía pública.

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