Conciliación

Todo lo que debes saber para ser mujer, madre y trabajadora... y no morir en el intento

La sensación diaria de no llegar a todo puede provocar un colapso y afectar a la salud física y mental

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Apagar cada mañana de un manotazo el despertardor, darse una ducha, levantar a los niños, luchar con su desayuno, llevarles al cole, llegar impoluta a la reunión del trabajo, atender los mails, los encargos del jefe, comer un sandwinch en la mesa, acudir a otra reunión, ir corriendo a por los niños, a ver a los abuelos porque la abuela necesita la medicina que le han recetado, ir al supermercado, subir la compra, hacer los deberes, las cenas, preparar la comida del día siguiente, acostarlos, unas palabras con la pareja y luchar para que, por fin en el sofá, no se cierren los ojos porque hay que colgar la ropa de la lavadora y preparar los uniformes de los niños.

¿Les suena de algo?

Seguro que este día, como otro cualquiera, les es familiar a muchas mujeres. Las prisas y el estrés que supone ser mujer, madre, esposa, hija y trabajadora es un verdadero reto diario. La cuestión no es sólo que la sociedad exija cada vez más, es quelas mujeres son cada vez más exigentes con ellas mismas, una situación que puede llevar al colapso y afectar su salud física y mental.

Para no llegar a estos límites, María Sánchez-Arjona, presidenta de la Fundación mashumano, recomienda que toda mujer haga un stop y reflexione: ¿dónde estoy?, ¿qué es lo que quiero?, ¿soy feliz con mi ritmo de vida?... «Es importante que no se deje llevar por el paso del tiempo, sino que sea ella la que decida qué hace con él», asegura.

Conversación pendiente

El término corresponsabilidad —que no supone repartir tareas, sino compartirlas en la pareja—, es cada vez más conocido. «Sin embargo, a aquellas parejas que no compartan las responsabilidades de una vida en común, les falta una conversación», apunta. Es imprescindible, además, aprender a renunciar a algo «porque no se puede llegar a todo», asegura. «Hay que ser realistas con el tiempo y es mejor no intentar llegar a todo a costa de la salud, sino descartar aquello que sepamos que no es tan imprescindible».

También propone buscar alternativas. Es decir, «si después de un día laboral agotador hay que ir al supermercado y luego explicar la lección al niño, se puede optar por la compra online y, si la economía lo permite, contratar a un profesor particular para que la madre viva con menos estrés».

Plantear alternativas

Sánchez-Arjona invita a las mujeres a ser atrevidas como profesionales. «Antes de renunciar a un trabajo por el estrés que supone compatibilizarlo con su vida personal, debe plantear alternativas a sus superiores para conciliar mejor. No se trata de sumarse a las medidas que tenga la empresa, sino de proponer la que más se ajuste a las propias necesidades. Cada empleada tiene unas circustancias diferentes».

Mercedes Cano, coach especializada en Empoderamiento femenino e Igualdad de Género, señala la necesidad de desterrar la idea de que las mujeres pueden hacer varias cosas al mismo tiempo. «¡Es mentira! Un falso elogio que nos pasa factura en forma de estrés y cansancio crónico. Nuestro cerebro no es multitarea. Se sobrecarga y pierde concentración. Hay que focalizarse en lo que se esté haciendo y procurar no tener interrupciones. Sorprende ver cómo lo “urgente” puede esperar».

Al final del día, Mercedes Cano recomienda felicitarse por las cosas que se han terminado y se han hecho bien. «Hay que nombrar al menos tres (seguro que hay más). Eso hará que se ponga el foco en lo que sí se ha hecho y no en lo que ha quedado pendiente, que es en lo que nos fijarnos. De esta forma se aumenta la motivación y se activa el sistema de recompensa del cerebro, que segregará dopamina, una de las “hormonas de la felicidad”».

Hablarse con cariño y no juzgarse, es otra de las claves. «Si algo no ha salido bien, en lugar de regañarse, hay que decirse: “estoy aprendiendo y cada día lo hago mejor”. Hacemos siempre lo posible con las circunstancias y recursos con los que contamos».

Aunque en principio pueda parecer imposible, hay que sacar un rato cada día para una misma. Deporte, pasear, quedar con amigas o sentarte unos minutos en un lugar tranquilo y escuchar música. «Por breve que sea, dedícatelo. Tiene un gran efecto terapéutico», concluye Mercedes Cano.

Junto a estos consejos, la reciente propuesta del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, de promover que la jornada laboral concluya a las 18.00 horas es recogida con optimismo por José Luis Casero, presidente Arhoe (Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios). «Cada vez estamos más cerca de una conciliación real, aunque no se puede dar por igual en todos los sectores como las fábricas, hospitales... Tampoco será real hasta que los hombres corresponsabilicen y “dejen de ayudar” a sus parejas», concluye.

Patricia Ayuela, directora del área de motor de Línea Directa:

«Las empresas deben acabar con el presentismo»

Belén Díaz
Belén Díaz

Patricia Ayuela reconoce que se siente feliz de trabajar en Línea Directa «porque es una empresa que apuesta por la conciliación», asegura. «Además de tener flexibilidad horaria en la entrada y salida, no ponemos reuniones más allá de las 17.30 horas de la tarde. Los viernes es el día especial porque salgo a las tres y recojo a mis hijos del colegio».

En su opinión es importante que las empresas «den carpetazo al presentismo, a calentar la silla». Afirma que es difícil aconsejar, pero recomienda «estar en cada momento centrado en lo que se está haciendo». «De nada sirve estar en la oficina pensando en los deberes de los niños y las lavadoras o en casa planeando la reunión con el jefe. Intento estar todo el tiempo que puedo con mis hijos. Cuando les acuesto repaso temas del trabajo. Y los viernes por la noche aprovecho para ir al cine con mi marido con la tranquilidad de que ellos están durmiendo».

Luisa Izquierdo, directora de Recursos Humanos de Microsoft:

«Las mujeres somos a veces nuestro peor enemigo»

Isabel Permuy
Isabel Permuy

Luisa Izquierdo, directora de Recursos Humanos de Microsoft, se siente madre, profesional y «Luisa» las 24 horas del día. Tiene dos hijos pequeños y su marido es el que se encarga de llevarles al colegio para que ella pueda entrar antes al trabajo y salir a tiempo para ir a buscarles. Asume que no se puede llegar a todo lo que quisiera «porque las mujeres nos exigimos mucho. A veces somos nuestro propio enemigo». «Antes me castigaba a mí misma cuando al acabar el día pensaba que había dejado cosas sin terminar, pero he aprendido a pensar en positivo, a relajarme y pensar que mañana lo podré finalizar. Es muy importante saber planificarse según sean de importantes las tareas de casa o el trabajo. También hay que atreverse a pedir ayuda a los demás sin complejos».

Reconoce que es difícil encontrar un rato para una misma, «pero hay que hacerlo y no sentirse culpable por ello».

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