Ocho motivaciones realistas para empezar a practicar ejercicio en 2017

La llegada de un nuevo año siempre viene cargado de buenos propósitos: hacer ejercicio es uno de los más comunes, pero no siempre se consigue

MADRID Actualizado: Guardar
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Día tras día, año tras año, son muchos los hombres y mujeres que se plantean abandonar la vida sedentaria y ponerse en forma. Saben que la práctica de ejercicio es la mejor herramienta para mantener una buena salud física y mental, pero con la intención no basta. Muchos de ellos, quieren, pero abandonan… y depositan su «fe» en el inicio del nuevo año, que se aproxima, para cumplir con esta «vieja deuda». Es posible. Sólo es necesario, como explica el doctor Manuel Villanueva, traumatólogo, director médico de Avanfi, deportista y maratoniano, «cambiar las motivaciones».

«Cada persona posee una visión personal de cómo funciona la motivación, nuestro propio modelo sobre lo que motiva a las personas. Desde hace años, la población es consciente por los mensajes emitidos desde las autoridades sanitarias, sus médicos, amigos, preparadores… etc, de la importancia de practicar ejercicio físico para reducir el riesgo de enfermedades crónicas comunes, mantener un buen estado de salud física y mental, movilidad, autonomía.

Pero, a la hora de la verdad, la puesta en práctica de esta medida recomendada es todo un reto para buena parte de la población», destaca el doctor Villanueva.

«Las bases genéticas están ahí»

La buena noticia es que «no importan los intentos frustrados, ni lo difícil que parezca, porque es posible empezar a practicar ejercicio aquí y ahora. Las bases genéticas están ahí, para exprimirlas, es la naturaleza humana, aunque fracasemos una vez volveremos a intentarlo», apostilla.

Según este experto, se han considerado tres niveles de procesos que influyen y regulan nuestra personalidad. Un nivel superior marcado por nuestra capacidad de autodeterminación, uno medio, el de los aspectos cognitivos y uno inferior, determinado por factores extrínsecos. La interrelación entre ellos aúna conceptos como personalidad, capacidad intelectual, creatividad, inteligencia emocional, vocación y motivación, intrínseca y extrínseca.

¿Cómo lograrlo?

Hay un millón de maneras de motivarse para hacer ejercicio: «Descubrir cómo se siente cada uno tras un entrenamiento, tener tiempo para uno mismo, sentirse mejor persiguiendo o consiguiendo una meta, quemar calorías, divertirse, combatir el estrés, hacerse regalos tras el esfuerzo del ejercicio, son sólo algunas de ellas», destaca el director de Avanfi.

Pero, insiste el experto, «si aun así no has podido empezar a hacer deporte, pese a que te gustaría, tal vez la solución esté en cambiar de motivaciones. Existen muchas razones para hacer ejercicio, pero cada persona debe encontrar las suyas». De hecho, aclara, la «literatura científica recoge como motivaciones fundamentales las intrínsecas, que son aquellas que llegan desde nuestro interior, para realizar las cosas bien y con éxito». Por lo que, a su juicio, se necesita lo siguiente:

—Deseo de superar el problema o la tarea.

—Desarrollo de habilidades y hábitos para superar ese problema.

—Ensayo de hábitos exitosos hasta que sean perfectos.

—Una sensación de orgullo y disfrute al realizar la habilidad (el ejercicio).

—Establecimiento de metas repetidas para progresar y mantener la motivación.

Y, claro, está, los objetivos deben ser «alcanzables, medibles, inteligentes, realistas, con inversión de tiempo, emocionantes», insiste el especialista, quien recuerda que también existe la motivación extrínseca, «que es aquella que llega de fuera, pero no siempre llega a nuestro interior».

«Puede que estas ocho nuevas motivaciones inspiren dicho deseo», reitera el Dr. Villanueva. En ninguna debe aparecer el mantra tan peligroso de «no hay límites» o «tu mente ordena, tu cuerpo obedece». «Ni tópicos similares, a veces maravillosos, a veces dañinos. El tópico debe ser: tengo ilusión por…».

Estas serían esas 8 motivaciones extrínsecas:

1. Quiero perder peso. Voy a caminar, a correr, a montar en bici. Me siento pesado, me canso, me fatigo, quiero cambiarlo. Es la motivación más simple, salud, prevención, autoestima.

2. Prueba a meterte en la piscina, o en el mar, aunque sea invierno, recuerda lo bien que te hacen sentir los baños en verano. Si te gusta no pares de nadar.

3. ¿Cuánto hace que no caminas por una montaña 4-5 horas? Prepárate para hacer «Trek» en Gredos, o en los Pirineos, este verano, o en Nepal, en otoño o en Nueva Zelanda. Disfruta del antes… del camino…

4. El Camino de Santiago, este es el año. En bici, andando…sólo, en familia o con amigos.

5. Subir al Monte Perdido, al Aneto o... al Kilimanjaro.

6. Ya eres deportista. Sube la apuesta. Si corres, aumenta la distancia. Si haces dos disciplinas, añade otra: 10 km, media maratón, maratón: Sevilla, Valencia, Barcelona, Madrid, Berlín, Nueva York, con amigos, en familia. Correr, duatlón, triatlón, ironman. Pero hazlo en grupo. Disfrutar es el fin. El deporte es un camino. NO TIENES QUE DEMOSTRAR NADA.

7. Aprender a esquiar, a patinar, a montar en bici, a hacer surf… Algo que dejaste en tu cajón de los recuerdos de la juventud. Pero hazlo con ayuda y guía, buscamos motivaciones, no lesiones ni frustraciones.

8. Sigue abriendo el cajón. Rafting en Pirineos, en Costa Rica o en el Zambeze. Prueba a hacer puenting, es más seguro que ir en coche cada día o, si te atreves, intenta a meterte en una cueva o a bucear… la lista es interminable.

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