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«Mi libro de recetas es para los que se preguntan a diario ¿qué cenamos hoy en casa?»

Platos de siempre y fáciles con los que el cocinero asegura que podrás comer 60 días seguidos sin tener que repetir ningún día

MADRID Actualizado: Guardar
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Ni harto de vino, valga la redundancia, sacan de La Rioja al cocinero Javier Romero del pueblo donde vive y cocina. Allí este hombre es feliz, entre sus pucheros, recuperando recetas caseras y tradicionales, que después comparte con toda España a través de sus retransmisiones en redes sociales. Varias webs, Facebook, Twitter, Instagram... Nada se le resiste. «Aquí en el pueblo me levanto feliz. No se me ocurre que más tendría que añadir a mi vida. Tengo a mi familia alrededor, estamos todos trabajando alrededor de este proyecto... ¿Podría ganar más dinero en Madrid? Quizás, pero el dinero no compra el amor».

Toda una declaración de intenciones de un cocinero que comparte sus platos de lunes a jueves con más de 4 millones de seguidores en redes y que ahora se ha decidido a reunir los que más éxito tienen en este libro: «Cocina familiar», que presenta este mes de mayo. Un homenaje a una cocina casera y sabrosa que sobrevive al paso del tiempo y a la llegada de nuevas modas gastronómicas.

Son los guisos de la abuela, las verduras de la huerta, los postres deliciosos que culminan un ágape para el recuerdo. Más de 200 recetas al alcance de cualquiera con las que Romero quiere, una vez más, «facilitar el trabajo a la gente que cocina en casa, no imponerles mi cocina, siendo lo más profesional posible dentro de la humildad de mi trabajo».

—Usted volvió a reescribir su vida a los 52 años, y tiene una historia de superación digna de ser contada.

—La crisis se llevó por delante mi empresa de servicios. Corría el año 2012 y yo tenía 52 años. Tocaba volver a empezar. Como muchos os imaginaréis, y otros muchos sabréis de primera mano, buscar trabajo a esa edad es prácticamente una misión imposible. Por mucho que lo intentes, encontrar algo es difícil, muy difícil. Pero no imposible. Siempre digo que busquen eso que hacen bien y que lo intenten. Para mí, el viaje está siendo fantástico. Pensar que empezando de cero he conseguido llegar hasta aquí me llena de orgullo. Más aún teniendo en cuenta que, por el camino, he tenido que luchar contra la creencia de que internet y las redes sociales son cosa de jóvenes.Yo, que nunca estudié cocina y que todo cuanto sé se lo debo a mis mayores y a mi esfuerzo, nunca habría podido imaginar que llegaría hasta aquí. Por eso quiero decirle al mundo que no se rindan por cuestiones de edad. Que luchen, y que peleen por enseñarles a los demás lo mejor que sepan hacer.

—La clave de sus recetas es que son, precisamente, fáciles y familiares.

—Esa era la idea. Cojo las recetas y las simplifico al máximo. Este es un libro de cocina que puede utilizar todo el mundo, hasta un estudiante recién independizado en su casa. Con este libro no pretendo dar lecciones a nadie, ni utilizar vocablos ni parafernalias ininteligibles, solo ayudar a la gente corriente. Solo pongo la base y, a nada que alguien se lea un poco las recetas... Se trata de no complicarle mucho la vida a las familias. Me tomo mi trabajo como un servicio público: Estoy aquí para ayudar a los demás. Tanto los ingredientes que utilizo, como los utensilios, son de andar por casa. Soy tan extremista en eso que en una ocasión, para decorar una tarta en la que utilicé nata, pasé por encima para alisar un cuchillo jamonero que hay en todas las casas, no una espátula de pastelero. No hay excusas. Solo hay que intentarlo. Comer es muy divertido.

—Una buena cocina en casa, ¿estrecha lazos familiares?

—Sin duda. Si la familia come bien, es más feliz, en todos los sentidos. Y si la familia es feliz, el mundo es mejor. No tenga usted ninguna duda. Cuando leo comentarios de abuelas que dicen que ese bizcocho tan rico se lo van a hacer a su nieto, veo amor.

Javier Romera: «En mi libro "Cocina familiar" curiosamente hay muchos bizcochos»
Javier Romera: «En mi libro "Cocina familiar" curiosamente hay muchos bizcochos» - COCINA FAMILIAR

—¿En qué se ha basado para seleccionar las recetas?

—Me he basado en las respuestas que obtengo a diario de mis seguidores en las redes. Las que más se compartían y se comentaban, esas son las que he seleccionado. Pero también he elegido otras que me salen del alma, que me traen recuerdos... Curiosamente hay muchos bizcochos. La gente es muy «bizcochera», y me están obligando a convertirme en todo un experto. Por cierto, no recomiendo nada si no lo he probado yo antes, no me gusta el resultado, o veo que es difícil que la gente lo haga.

—¿Cuál es la receta más compartida de un cocinero con tantos seguidores en redes sociales como usted?

—La receta más seguida en Internet fue un vídeo que hice cocinando una la paella valenciana. Una amiga de Alicante me trajo todos los ingredientes, para que fuera una paella con «denominación de origen». La vieron en directo 134.000 personas, y los dos primeros días había sido compartida 1.800.000 veces en Facebook.

—¿Cuáles son su postre estrella en Cocina Familiar?

—Hay una tarta de queso muy cremosa que es la mejor del mundo. Reto a cualquiera que me demuestre que estoy equivocado. ¡Se deshace en la boca!

—¿Y su plato preferido?

—La tortilla de patatas es mi receta favorita de toda la historia de la humanidad. Compite de cerca con la paella, tengo que reconocer... Pero la tortilla me parece una auténtica obra de arte, que puedes comer todos los días sin aburrirte. Que con unos huevos y unas patatas salga semejante milagro es una de esas cosas que ocurre una vez entre un millón.

—¿Una receta familiar que le gustaría compartir con nuestros lectores?

—Las patatas a la importancia, o patatas rebozadas que hacía mi abuela. Para mi, ella ha sido la mejor cocinera del mundo, porque con muy poco dinero sacó adelante nada menos que a 16 hijos. Eso sí que tiene arte. Recuerdo los domingos por la manaña en su casa. Pero más que el plato en sí, me viene a la memoria toda la familia junta. Esto es algo que hoy en día no se hace tanto. Antes, sin internet, creo que había más relaciones humanas. Esa vida familiar sí la echo un poco de menos.

—Usted no va de cocinero «healthy» (sano), tan de moda ahora.

—A mi mucha gente me pide recetas para diabéticos, por ejemplo, pero es que no soy médico. En este sentido me asusta mucho lo que veo en algunos blogs, donde se permiten tocar libremente temas de salud. Yo soy cocinero, y me encanta serlo. De hecho no soy ni chef, que es una palabra que comporta ciertas cualidades y que, a mi juicio, se utiliza demasiado libremente en nuestro país.

—Ofrece usted muchas recetas de La Rioja.

—Vivo en La Rioja, en Aldea Nueva de Ebro, un pueblecito muy pequeño donde se vive del vino. También he llevado el comedor de una bodega riojana durante muchos años. Y quiero destacar algo que me parece importante: La comida riojana está en un segundo plano respecto al vino, pero no se tiene en cuenta que el vino no se vendería si no acompañase a la comida. El vino acompaña a la gastronomía siempre. De hecho, creo que las patatas a la riojana deberían llevar estar en la bandera riojana. Representan la sencillez, la humildad y, al mismo tiempo, la grandeza de un plato que te va a hacer muy feliz. Tiene mucho mérito sacar eso de unas patatas y un chorizo.

—¿En quién ha pensado al seleccionar las recetas de este libro?

—En hombres y mujeres pero en particular en estas últimas, que son el 70% de mis seguidoras en redes sociales. Es una cocina... ¿Por qué no decirlo? Muy de madres, de edades comprendidas entre los 35 a 55 años aproximadamente, a quienes este libro les va a recordar aromas y sabores de su niñez, imágenes de su infancia. Este libro es para aquellas (o aquellos, ojo), que se preguntan a diario ¿qué cenamos hoy en casa? ¿Qué pongo hoy para comer?

—Lo que no se puede hacer para cocinar es improvisar...

—Eso es imposible. A las ocho de la noche como mucho te dará tiempo a hacer una ensalada, que no se cocina. Hay que organizarse. Siempre. Y aprovechar los medios a tu alcance. Yo recomiendo a mis seguidores que se pongan en la puerta de la nevera una hojita con un menú para toda la semana, que se lo preparen tranquilamente durante el sábado o el domingo. ¡La cantidad de calidad de vida que se gana solo con esto!

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