Qué es el efecto tarta y por qué debes practicarlo

Descubre cómo puedes mejorar tu vida siguiendo las explicaciones de estos ocho pasos

MADRID Actualizado: Guardar
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En nuestro día a día, nos preocupamos y nos ocupamos por todos: familiares, amigos, compañeros..., por cómo se sienten, qué necesitan, qué quieren o qué les apetece. Con mucha frecuencia los anteponemos a todo, pero sin embargo nos prestamos a nosotros mismos muy poca atención. En muchas ocasiones, también ocurre que nos hablamos, o nos referimos a nuestra persona, como de ninguna manera se nos pasaría por la cabeza, hablar o tratar a otro. Y a la hora de dividir algo en partes, y repartir, es frecuente que nos quedemos con el último trozo, si es que queda. Esto acaba produciendo en nosotros, frustración, ansiedad, tristeza y hasta trastornos físicos.

Que nos cuidamos y nos queremos muy poco, es una de las realidades que la doctora Marisa Navarro ha podido comprobar en su experiencia de más de 20 años como psicoterapeuta.

En la que ha tratado a mas de 3.000 pacientes, y la mayor parte de ellos, no se querían lo suficiente. Y esta situación la ha motivado a escribir su segundo libro titulado «El efecto tarta». En él nos enseña a pensar de manera apropiada para sentirnos mejor, y nos propone cuidar, en primer lugar, de nosotros mismos. «La explicación es que si no eres capaz de quererte, es muy difícil que puedas dar lo mejor de ti a los demás, porque no podemos dar lo que no tenemos, así que ¿cómo podríamos dar alegría o felicidad a otros, si nosotros no estamos alegres y felices?». asegura Navarro.

Esto es lo que la experta viene a llamar el «egoísmo sano» o «comerse el primer trozo de tarta» para después repartir. «Nos han inculcado que el egoísmo es malo, es algo negativo, que estar siempre dándose a los demás y tener actitudes sumisas es de personas buenas. Por el contrario, si piensas en ti, antes que en los demás eres egoísta y hasta mala persona. Tenemos que romper con esta idea, nadie que no se quiera, que no se cuide y que no cubra sus necesidades, puede ser feliz. Y no te sientas culpable por ello. Las personas que se quieren, se cuidan, y se respetan, suelen ser "personas medicina", y a todos nos gusta estar cerca de ellas, y solo si te quieres te llegará el amor de los demás en su plenitud», explica Marisa Navarro.

Para convencernos de la necesidad de querernos y cómo hacerlo, la doctora se apoya en numerosos ejemplos prácticos vistos en su consulta, y propone técnicas sencillas, para que aprendamos a disfrutar de la vida y alejar de nosotros esos pensamientos dañinos que nos impiden ser felices, y dejar atrás todo lo que nos sienta mal, para pasar a la acción, porque es la acción la que genera la emoción. «Tenemos que aprender a tratarnos bien y a hacernos las preguntas adecuadas. A no discutir y a soltar todo aquello que nos sienta mal; a respirar y a tener buenas digestiones. Y también , a no olvidarnos de jugar, de movernos, de ser agradecidos y de llevar a cabo todo aquello que podamos permitirnos hacer. Todo esto es verdadera Medicina Emocional y creará en nosotros sentimientos que sanan».

Lo que se trata de enseñar en esta obra

Estas son algunas de las cosas que se pueden aprender en este libro:

1) Haz ejercicio para ser más feliz: Navarro no pretende aquí hablar de los beneficios del movimiento y del ejercicio para la salud, pues se saben de sobra y nos los repiten en todas partes sin cesar, pero sí de «los beneficios que el ejercicio produce sobre las emociones», apunta. «Es increíble, pero si estás triste o de mal humor, ponte a hacer ejercicio por lo menos, durante una hora, y verás el cambio de estado de ánimo que te produce. El ejercicio tiene la capacidad de relativizar las emociones negativas», explica.

2) Nuestra mochila de pensamientos y sentimientos: «No es posible desaprender lo aprendido, pero sí podemos aprender cosas nuevas e introducirlas en esa mochila, para echar mano de ellas y usarlas cuando las necesitemos. Podemos llenarla de pensamientos positivos, que creen sentimientos que nos sienten bien, y de acciones provechosas para nosotros. Ese tiene que ser nuestro objetivo en la vida, llenar nuestra mochila de pensamientos y sentimientos que nos convengan, porque además, no pesan», apunta esta doctora.

3) Y tú, ¿qué piensas? Navarro propone aprender a hacernos las preguntas adecuadas para resolver nuestros problemas: «Las preguntas que nos hacemos nos acercan a las soluciones de los problemas que puedan aparecer en cualquier ámbito de nuestra vida. Pero además, si sabes hacerte las que te convienen en cada momento, son capaces de abrir una gran ventana a la creatividad, y a encontrar herramientas y recursos que ni imaginabas. Es muy llamativo ver a personas que no saben a dónde van en muchos aspectos de su vida, o qué es realmente lo que quieren».

4) Yo no discuto. «Hay algo mágico que es ceder, es una maravillosa herramienta que tenemos que saber usar en ocasiones. Y si bien no es cuestión de ceder siempre, hay oportunidades en que hacerlo y ganar van unidas, y si no cedemos e insistimos en discutir, podrá parecer que hemos ganado pero, ¿a costa de qué? Piensa que si la pérdida para una o ambas ha sido importante, en realidad no habremos ganado nada», advierte esta doctora.

5) Yo sí puedo: El poder de la fuerza de voluntad. Para Navarro, la autodisciplina tiene más peso que el coeficiente intelectual en los éxitos de la vida, porque ese compromiso contigo es el eje para poner en funcionamiento tu fuerza de voluntad. Así, sugiere, «cuando llegas a ese acuerdo contigo mismo, se moviliza toda tu fuerza para conseguir lo que has elegido, y es una fuerza que no imaginabas que podías tener, y que se va mostrando conforme vas avanzando en la consecución de lo que quieres».

6) Esto no me lo trago. Comer bien ayuda a ser más feliz. « Comer bien es fundamental. Pero no siempre damos a los momentos de la comida la importancia que tienen; son momentos casi sagrados y tenemos que tomar conciencia de ello. Dale al acto de comer la consideración que requiere y no comas de cualquier manera. Sigue estos consejos:

-Tomate tu tiempo para todas las comidas que hagas en el día. Es una de las cosas más trascendentales que haces. No comas de pie, ni con prisas, ni en el trabajo mientras resuelves problemas.

-No te lleves los problemas a la mesa, pues comiendo no se discute.

-Procura comer con una compañía que te sea agradable. Sea familia, amigos o compañeros de trabajo, que sea gente con la que te sientas bien. Y si eso no es posible, mejor que comas solo.

- Guarda el móvil o la tableta a la hora de comer, y procura no ver la televisión para centrarte en lo que estás haciendo. Si no, te pasará desapercibido el punto de saciedad.

7) Rebelde con causa: No elijas cosas en tu vida con las que vas a entrar en conflicto. Revisa tu forma de vida e intenta cambiar aquellas cosas que te gustaría cambiar, pero porque tú quieres, no porque deberías hacerlo, pues los cambios requieren esfuerzo.

8) Yo gano, tu ganas. Compartir nos ayuda a sentirnos mejor. «¿Por qué no compartir con los que nos rodean todo lo bueno que tenemos?», se pregunta esta experta. Para ella, «nuestras sonrisas, nuestras palabras amables, aquello que pueda guiarnos a todos para sacar ese trabajo adelante, la información que ayude a otros y... todo lo que se te ocurra, es susceptible de ser compartido».

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