Tejedor asegura que la seducción no tiene edad y que en las parejas que llevan años juntos es imprescindible
Tejedor asegura que la seducción no tiene edad y que en las parejas que llevan años juntos es imprescindible - Isabel Permuy
Parejas

«Todos necesitamos sentirnos estimulados sexual, emocional y racionalmente»

El sexólogo clínico, Luis Tejedor, explica las claves para que hombres y mujeres sepan seducir y no sientan frustración ante un «no»

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Una mirada, un gesto, una sonrisa... Son elementos que pueden convertirse en verdaderas armas de seducción. Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma la capacidad de atraer. Según Luis Tejedor, psicólogo, sexólogo clínico, director de Egoland Seducción y autor de «El pequeño libro de la seducción», se puede aprender a observar mejor a la otra persona, a empatizar, comunicar emocional y sexualmente mejor... En definitiva, aunque algunas personas parece que nacen con esta capacidad, también se puede aprender... y perfeccionar.

-¿Si hay un amor a primera vista, deja de tener un papel importante la seducción? ¿Están reñidos ambos conceptos?

-No están reñidos porque aunque se vea a otra persona y se sienta un amor a primera vista, tarde o temprano debe haber un encuentro más cercano, una conversación en la que se estimulen mutuamente tres dimensiones que yo denomino como «los tres cables».

El primero de ellos es el físico sexual; es decir, el que genera la expectativa de que habrá una relación sexual y que se transmite a través de nuestro lenguaje, porque de una forma inconsciente tendemos a imaginarnos esas situaciones sexuales.

El segundo el cable es el emocional y hace referencia a la pasión, diversión, provocación, complicidad... que ayudan mucho a que la otra persona se sienta seducida.

También está el cable racional que consiste en determinar la utilidad de dicha relación porque todos queremos que nuestro tiempo sea útil si estamos con una persona. Se trata de saber comunicar qué podemos aportar más allá del sexo y las emociones como, por ejemplo, hacer planes a largo plazo y que sean compatibles.

En definitiva, todos necesitamos sentirnos estimulados sexualmente, emocionalmente y racionalmente.

-¿Es la seducción un juego?

«Una negativa por respuesta no tiene que ser desquiciante, no podemos gustarle a todo el mundo»

-Yo me lo tomo así porque la gente mientras seduce se divierte mucho. Es muy estimulante recibir un «feedback» positivo, es una de las sensaciones más estimulantes que existen. Las personas que no se lo toman así, como psicólogo y sexólogo aseguro que tienen muchos problemas de autoestima y autoconcepto.

-¿Qué atrae más, seducir o ser seducido?

-Ambas cosas. A todo el mundo le gusta seducir y que te seduzcan. Que haya gente que te haga sentir todo lo maravilloso que se siente cuando te seducen, es muy positivo.

-¿Qué sensaciones son exactamente?

-Admiración, apetito, alegría, ilusión...

-Además de la mirada, ¿cuáles son las verdaderas armas para seducir?

-Cada uno tiene las suyas. No se puede dominar todo. Cada uno tiene unas fortalezas. A mí me encantan que me miren, me estimula mucho una conversación admirable, que me provoquen con elegancia sexualmente...

-¿Cómo ha cambiado la forma de seducir a través de las redes sociales donde el efecto de la mirada o de un posible roce se pierde?

-Las redes sociales son un optimizador de tiempo, no se seduce a través de ellas al cien por cien. Damos una imagen de lo que somos sin que nos toquen, nos huelan, sin que se transmita el brillo de los ojos ante una frase... Es una nueva vía de comunicación para ahorrar tiempo a la hora de conectar con una persona, pero al final, tarde o temprano, hay que enfrentarse a un «cuerpo a cuerpo» y, sin juzgar si es bueno o malo, cuanto antes consigamos estar frente a la otra persona físicamente mejor. Será el momento en que podrán conocerse de verdad y mejorar las expectativas, o tirarlas por tierra.

-¿Cuáles son los elementos de seducción más útiles a través de un teclado y una pantalla?

En la seducción un «no» nos lo tomamos como algo muy grave

-Los mensajes picantes, los puntos suspensivos, los tiempos de espera de una respuesta... Este tipo de comunicación tiene sus propios códigos. En las redes sociales, en definitiva, se busca lo mismo pero por otro canal: estimulación sexual, emocional, diversión...

-Hace años el chico era el que daba el primer paso para empezar una relación. Ahora ha cambiado. ¿Quién seduce más, el hombre o la mujer?

-La mujer históricamente es más intuitiva y más espabilada porque culturalmente se las ha tenido que ingeniar para moverse en diferentes ámbitos. Ella seduce de forma más natural desde el primer momento, siempre que todo esté a su favor. Por mi experiencia he observado que si no sale todo como esperan en cuanto a la gestión y el rol que asumen al seducir, se les crea mucha confusión.

-Si seduces y no da resultado, ¿qué ocurre?

-Te puedes confundir. Hay que tener claro quién es uno y qué significa la propuesta que se ha hecho. Los noes nos lo tomamos como algo muy grave. Sentimos que nos han rechazado a nosotros, a lo que hacemos, a quien somos, a nuestra virilidad o feminidad... Pero no es así.

El placer del arte de la seducción es no contemplarlo solo como una meta sexual

En definitiva, al seducir estamos proponiendo cosas y puede que, sencillamente, la otra persona esté diciendo «no» a una propuesta concreta porque no conoce bien nuestros valores, hobbys, capacidad sexual... Sin embargo, tendemos a entender un no como un rechazo a todo lo que somos. Por eso es tan importante entender que una negativa por respuesta no tiene que ser tan desquiciante porque no podemos gustarle a todo el mundo. Hay que quitarle hierro.

-Es fácil decirlo...

-No es agradable, desde luego, pero en una conversación hay que ir consensuando por dónde van los tiros y si uno se está enamorando y el otro no se entera, el lío puede ser muy gordo. Mientras te enamoras estás más a gusto, haces planes... Aconsejo mucha comunicación honesta porque enamora mucho a una persona decirle lo que estás sientiendo de manera gradual. Cuanto antes se expresen los sentimientos mejor para evitar disgustos mayores.

-¿Expresar los sentimientos es, en cierto modo, una forma de captar a la otra persona?

-Sí, es un modo de estimular. Si la otra persona no siente lo mismo, lo mejor es enterarse cuanto antes e intentar no enamorarse.

-Comentaba anteriormente que cada uno debe tener muy claras sus virtudes. Pero, ¿exageramos mucho cuando seducimos?

Los matrimonios no solo deben seguir seduciéndose, ¡Es necesario!

-Sí. Hay que conocerse a uno mismo y seducir de una forma realista, no dando una imagen de lo que no soy porque la decepción en la otra persona puede ser mayúscula. Tampoco hay que dejar de comunicar cosas atractivas que tenemos por timidez. El punto óptimo es tener perfectamente identificados y reconocidos los puntos fuertes para transmitir lo que somos, pero en su justa medida. A quien le guste genial, y sino no pasa nada.

-¿Cambia la forma de seducir de una persona joven a una de 60 años?

-De jóvenes se mira más la perfección del cuerpo. El físico y la expectativa sexual influyen; sin embargo, todas las personas tienen su punto sexy y según se avanza en edad se valoran unos matices de la belleza que a lo mejor de jóvenes nos se admiraban tanto. Todos somos capaces de enamorarnos a cualquier edad y disfrutar del sexo quizá de otra forma, con menor fuerza o pasión, pero con más ternura y comprensión.

-¿Hay tiempo estipulado de seducción antes de pasar a la acción?

-No. Es importante ver cómo somos cada uno y la situación en la que estamos. Aconsejo a la gente que no tenga prisa y disfrute al máximo los momentos en que seduce y es seducido. Si se va muy rápido se confundiría la seducción con la sexualidad. Para obtener sexo a veces no hace falta seducir tanto y el placer del arte de la seducción es no contemplarlo solo como una meta sexual. Hay que disfrutar de la persona que hay delante y de las emociones que genera. Y, sobre todo, vivirlo con pasión.

-¿Qué debe hacer una mujer para seducir?

-A los hombres nos encanta que sean detallistas, que nos ayuden en pequeñas cosas, que recuerden algún detalle que un día dijimos de pasada, que nos hagan saber que han pensado en nosotros. Nos gusta sentirnos cuidados. Una sonrisa, la forma de mirar, un perfume..., nos influyen. Ayudan a cambiar la percepción de alguien para querer estar más cerca de ella. La forma de vestir también puede atraer, pero no hay que disfrazarse, una mujer debe ser ella misma. La elegancia e inteligencia atraen mucho. Cada una debe dominar su estilo.

-¿Y en el caso de los hombres?

-Deben pensar que las mujeres no necesitan que seamos perfectos. Si nos sentimos imperfectos o nerviosos, mejor no intentar seducir. Los hombres deben proponer con educación y mucho respeto y confiar más en las historias de amor. Ser más románticos.

-Qué puede hacer una pareja que lleva muchos años juntos, han tenido hijos...? ¿Pueden recuperar la capacidad de seducción después de tanto tiempo de convivencia?

-No solo pueden. ¡Es necesario! No solo se da al inicio de una relación. Hay que estar constantemente seduciendo y ese es el verdadero arte, aunque es difícil. Es importante mandar a los niños a un campamento para tener tiempo para estar solos y disfrutar de la pareja. Inmersos en la rutina diaria y los problemas se deja de ser consciente de lo que está pasando en la relación, y eso puede perjudicar la unión. Hay que tener la mente muy abierta y actitud de querer seguir jugando a descubrirse a uno mismo y a la pareja.

-¿Cómo se puede seducir después de tanto tiempo si ya se conocen en casi todo?

-Se debe utilizar la imaginación y hablar de asuntos que deseamos. Plantearía siempre cosas que no se han hecho en todos los terrenos: en viajes, actividades, emociones, sexo... Al final no hace falta cumplir todo, pero el mero hecho de hablar de fantasías nos hace estimularnos y pensar que no conocemos del todo a esa otra persona a la que queremos hacer feliz.

-¿Cómo les cambiaría esta actitud?

-Les beneficiaría en desarrollar una creatividad enfocada a algo que desconocían. Es decir, si con esto que planteo que no sabía mi pareja se lo ha pasado bien, pues se pueden probar cosas en esa misma línea. Implica una dedicación de tiempo, energía y actos estimulantes.

La consecuencia inevitable de que una pareja no pierda la pasión es que se quieran y se busquen. Todo ello afecta directamente a la familia y los hijos, que serán más felices porque ven en sus padres un referente de pareja para el futuro. Si no hay pasión se aburrirán y acabarán distanciándose y hablándose mal.

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