FAMILIAR

«Tenemos acogido a un niño con parálisis cerebral tras caerse siendo bebé desde un quinto»

Desde entonces el pequeño tiene un 99% de dependencia

MADRID Actualizado: Guardar
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Manuel y Yolanda tienen tres hijos propios (de 15, 10 y 7 años) y un pequeño en acogida de 7 con parálisis cerebral adquirida con una edad mental de un año y medio. «Nació sanito, pero con 22 meses se cayó desde un quinto piso y desde entonces tiene un 99% de dependencia», relatan. El próximo mes de marzo hará tres años que llegó a casa de Manuel y Yolanda. También es el cuarto niño que ha pasado por su domicilio. El primero fue un bebé que fueron a recoger al hospital con pocas horas. Fue su primera experiencia y lo tuvieron casi un año. Les cambió la vida. «Nos abrió los ojos. La niña estaba con tratamiento de metadona, tenía problemas hasta para sonreir.

Al mes de convivir con nosotros, le cambió por completo la expresión de la cara. Eso nos invitó a seguir».

Esta familia es plenamente consciente de que su papel –explica Manuel–, «siempre es temporal», aunque por las necesidades especiales de Hugo han modificado temporalmente esa acogida por la modalidad permanente. «Ha hecho grandes progresos desde que está con nosotros. Tiene muchas visitas médicas, muchas terapias, y se necesitan ciertos medios económicos para atenderle», explica esta pareja. «De momento se queda con nosotros, pero su caso es excepcional, y como tal lo entendemos. Una familia de acogida es una herramienta de los Servicios Sociales para que los niños, que son los que menos culpa tienen, sufran menos».

«Cuando nos dijeron que tenía un 99% de dependencia es verdad que dudamos. No sabíamos si lo íbamos a poder atender como necesitaba, si el resto de nuestros hijos se iban a adaptar... pero de pronto pensamos que cómo lo íbamos a mandar a un centro si quizá él era de todos los niños el que más lo necesitaba».

Adaptación del resto de hijos de la familia

El resto de hijos, prosiguen, tardaron exactamente cuatro horas en adaptarse a su nuevo compañero de juegos. «Querían dormir con él, ir de la mano, hacer la terapia... Junto a Hugo han aprendido una barbaridad. Ahora solo podemos agradecer la decisión que tomamos en su día», asegura Manuel. De momento, la tutela de Hugo la tiene la Junta de Andalucía. Su madre, con problemas personales, no puede hacerse cargo de momento, pero le visita dos horas a la semana, siempre en un lugar neutral. «Reconoce el progreso del niño y se siente muy agradecida», añaden.

«Hugo no puede hablar, ni moverse, pero lo percibe todo, y tiene la mirada de agradecimiento más expresiva del mundo», relata su madre de acogida. «Y nosotros hemos recibido muchísimo más cariño del que nos podíamos imaginar. También hemos aprendido a valorar las cosas sencillas de la vida, y nuestros hijos han aprendido unos valores que de otra manera hubiera sido imposible aprender». «Desde fuera puede parecer algo excepcional –concluyen–, pero nuestra labor es solo una gota en el océano, y ya forma parte de nuestra forma de vida. Ojalá hubiera más familias que optaran por la acogida».

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