Familia

«Sigo envidiando a todas aquellas preñaditas que van con su panza tan divinas por la calle»

Tatiana G. Rivas, periodista de ABC y autora de «Embarazos contra las cuerdas», asegura que toda gestación de riesgo debería llevar aparejado una valoración con una terapeuta especializada

Tatiana G. Rivas con su precioso bebé por el que luchó tanto durante su embarazo de riesgo
Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Permanecer inmóvil en una cama para evitar ponerse de parto tres meses antes de la fecha; deshidratarse a consecuencia de una patología que provoca vómitos doce veces al día hasta el momento del parto; someterse a una operación para retener al bebé en el primer trimestre; la desesperación de no conseguir la fecundación con técnicas artificiales; tener que elegir entre tu vida o el sueño de ser madre...

El embarazo idílico y feliz , esa apasionate etapa a la que aspiran muchas mujeres y sus parejas, se convierte, en ocasiones, en una «auténtica tortura», tal y como asegura Tatiana G. Rivas en su libro «Embarazos contra las cuerdas» —ediciones Cydonia—, una obra en la que se confiesa y ofrece su testimonio más íntimo, su propia «tortura» durante 9 meses.

La autora, periodista de ABC, recopila, además, relatos de mamás que atravesaron gestaciones de riesgo con diversas patologías e incluye mensajes esperanzadores que a ella le hubiera gustado leer para no volverse loca con su embarazo de alto riesgo. «Todas son experiencias complicadas, pero contadas con humor y final feliz», revela.

¿Cómo se neutraliza el miedo ante una noticia inesperada en el embarazo?

El miedo te acompaña hasta que por fin tienes a tu hijo entre los brazos, pero hay que hacerle una peineta todos los días. ¿Cómo? El obstetra es quien debe de encargarse de inyectarte la seguridad de que todo va a salir bien. Como hay veces que la empatía no acompaña a algunos profesionales, o cambias de médico o dejas una navaja sobre la mesa cuando empieces a hacerle preguntas. Fuera bromas, ante todo, es fundamental el apoyo de tu pareja, familia y amigos. En ese orden. Y en tu soledad, recibir mensajes positivos a través de otras experiencias similares. Y si hace falta, viéndolo con perspectiva, un psicólogo.

«Cuando tienes tanto miedo a perder lo que llevas dentro, necesitas que te digan que todo va a ir bien»

-¿Están realmente atendidas las futuras madres durante su periodo de gestación cuando sus emociones están sobre una montaña rusa?

Creo que no. Hace poco fui a mi revisión ginecológica, un año después de haber dado a luz. Le conté a mi doctora que había escrito un libro. Le dije que había empezado a redactarlo cuando estaba con el reposo y el miedo a los que me condenó mi embarazo de alto riesgo. Le confesé que había sido mi terapia: contar con humor lo que estaba viviendo, ya que todo lo que leía en la red era negativo. Se quedó sorprendida y me contestó que si hubiera sabido que lo estaba pasando mal podría haberme tratado una psicóloga. Este servicio parece ser que existe, al menos en la sanidad privada donde llevaron mi caso, pero jamás se me mencionó. Creo que cualquier embarazo de riesgo debería llevar aparejado una valoración con una terapeuta especializada. Siempre cara a cara.

-¿Crees que los problemas y las decisiones que has afrontado son la culminación de un encuentro contigo misma?

No soy la misma, sin duda. La maternidad te revoluciona por dentro. Te cambia la percepción de la vida, la escala de prioridades y, no sé si el hecho de afrontar un embarazo tan complicado, con un parto donde creía que mi hija y yo no saldríamos de aquel quirófano, te hace valorar aún más todo: la vida, ese milagro, o cosas tan sencillas como compartir momentos con tu familia.

«Este libro cuenta realidades que, afortunadamente, ocurren a un porcentaje muy bajo de embarazadas, pero oye, aquí estamos también»

-¿Qué papel debe tener el padre en toda esta vorágine?

El papá debe de ser la mano de la que agarrarse, tu psicólogo, el que te abrace con más fuerza. Ésta es la parte poética, pero la realidad es que, en caso de reposo, también ha de ser el que planche todo, el que friegue todo, el que cocine todo, el que te dé masajes con la excusa de la circulación o de los dolores lumbares... Vamos, ha de ser el que te aguante. Prueba de fuego, parejas.

-A pesar del sufrimiento pasado, y de tener a tu bebé sano en brazos, ¿te ha aportado algo positivo como mujer?

Lo único positivo que saco es mi hija. Si el precio fuera pasar por ello de nuevo para tenerla, no lo dudaría. Pero vamos, que un embarazo así es una auténtica tortura. Sigo envidiando (de forma sana) a todas aquellas preñaditas que van con su panza tan divinas por la calle. ¡Como si traer bebés al mundo fuera tan fácil!

-¿Por qué decidiste escribir este libro?

Porque una lectura así era lo que yo habría necesitado leer: mamás que lo habían pasado realmente mal, pero que habían logrado un final feliz. Relatos reconfortantes, de autoayuda, que me colocaran una sonrisa. Todo lo que leía en la red era triste. Cuando tienes tanto miedo a perder lo que llevas dentro, necesitas que te digan que todo va a ir bien. Ansías verte reflejada en otras experiencias. Además, escribir me sirvió para quitarle hierro a todo lo que estaba pasando.

-¿No temes que la lectura de tu libro pueda quitar la idea de quedarse embarazada a algunas mujeres?

No lo creo. Nada se antepone al deseo de una mujer que quiere ser madre. Este libro cuenta realidades que, afortunadamente, ocurren a un porcentaje muy bajo de embarazadas, pero oye, aquí estamos también. Es un libro que está pensado para todas aquellas que atraviesan gestaciones difíciles y que necesitan el mensaje de “vamos, campeona, que esto es sólo un bache”.

¿Qué recomendarías a las parejas que atraviesen una situación similar a la tuya?

A ambos: agarraos fuerte, que llegan curvas (nunca mejor dicho). A ellos en particular: tened mucha paciencia y comprensión con nosotras. Vais a conocer a una mujer diferente de la que estáis acostumbrados a ver. Y no me refiero sólo a las estrías, la celulitis y los pechos tan enormes que van a surgir, no. Hablo de los sentimientos a flor de piel. De la inseguridad que crece al ritmo de la barriga, de los miedos, de no querer o no poder tener sexo. Os queremos, aunque sea uno de los momentos de nuestras vidas donde más nos miremos el ombligo, por muchas razones. Y a ellas: ¡chicas, que podemos con todo!

-¿Piensas tener un nuevo hijo?

Me hubiera encantado, pero no. Mi sueño era ser mamá. Lo conseguí. Por mis circunstancias personales tendría que pasar de nuevo por una operación en pleno embarazo, con los riesgos que implica para el bebé. No me atrevo a tentar a la suerte. Supongo que no soy tan valiente como otras mamás cuyas historias aparecen en «Embarazos contra las cuerdas». Somos muchas mujeres en el mundo. Paso el testigo a otras.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación