Pautas del doctor Estivill para sacar a tus hijos de tu cama

El doctor especialista en sueño advierte que «no hay niños que no puedan dormir solos. Hay niños que no saben dormir solos»

Carlota Fominaya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Un niño descansado es un niño feliz. Un niño que no descansa bien por la noche, a la mañana siguiente está cansado e irritable. Por eso mismo es tan importante cuidar las rutinas, los hábitos y los horarios. ¿Qué hacemos cuando los hijos visitan sistemáticamente la cama de los padres en medio de la noche, y esto dificulta el sueño de pequeños y mayores ? « Muchos padres creen que están condenados a que sus hijos duerman mal o tengan esta costumbre, y lo justifican con un "es que yo también era así de pequeño", o se conforman diciendo que "no se puede hacer nada para remediarlo, cada uno es como es" y piensan que "ya dormirá mejor cuando se haga mayor", y esto es un gran error», advierte el doctor especialista en sueño Eduard Estivill.

«Nada más lejos de la realidad -prosigue-. No hay niños que no puedan dormir solos. Hay niños que no saben dormir solos . ¿Por qué? Porque como todos los hábitos, dormir bien y en la cama de uno es un hábito que los niños deben aprender. Del mismo modo que se aprende a comer bien, a relacionarse con los demás, o a seguir unas pautas de higiene correctas. Los niños no nacen enseñados. Son los padres los que tienen que hacer que aprendan», puntualiza.

Lo que ocurre, reconoce este afamado doctor, «es que estos suelen estar, por lo general, muy cansados para reconducir al pequeño a su cama de vuelta a las 3:30 de la mañana. Es decir, les pilla en un momento en el que han bajado la guardia». Pero, continua, «hemos de hacer un esfuerzo. Un niño que duerme solo será capaz de ir a colonias en verano, de campamentos, o a dormir a casa de sus abuelos o sus amigos sin problemas. Si no aprende, no tendrá la autonomía suficiente para ir llegado el momento». Por no decir, añade, «que la intimidad de la pareja se ve destrozada por este hábito».

Posibles técnicas a poner en marcha

Para los que quieren revertir esta costumbre , Estivill sugiere empezar por explicar al niño, antes de acostarse, que «tiene que dormir solito, pero que papá y mamá irán si necesita algo. Que él note que ellos estarán ahí para lo que necesite, y que no hace falta que les vaya a buscar. Simplemente que les llamen, que ellos le atenderán». Si esto ocurre y el niño pide, o grita, prosigue, «acordándote del doctor Estivill, vamos con la mejor sonrisa del mundo a decirle que "no pasa nada, amor mío". Que note que "estás por él", pero que no le has abandonado. Hay que adelantarse para no darle opción de entrar en tu cuarto».

Si esta medida no funciona, continua, pondremos en marcha la segunda opción: aplicar la técnica del libro «Duérmete niño» para enseñarles a dormir. «En esta ocasión, como un juego, del que el pequeño tiene que participar», matiza. «Le explicaremos que vamos a convertir su habitación en un castillo, y le pondremos una barandilla en la puerta. Haremos una pequeña representación, con dibujos incluidos», propone.

¿Qué va a pasar? «Que aunque tú le cuentes que tú "estás por él", no te hará caso. Tiene que luchar. No se pondrá en la barandilla para pedir un café. Utilizará acciones para conseguir reacciones. Te hará dudar, porque a esta edad ya utilizan el lenguaje, y tienen un vocabulario coherente. Dirá "tengo miedo", "me duele la barriga", "cantame", "cuéntame un cuento"... lo que se le ocurra. Y a ti te afectará, porque son muy listos. Estaremos atentos a este tipo de comunicación, añade, «pero no haremos caso a lo que diga: no haremos diálogo ».

Acciones en paralelo

De forma simultánea, pondremos en un lugar bien visible de su cuarto una cuartilla, donde según cómo ha ido la noche iremos poniendo pegatinas de varios colores:

-Rojo: cuando grite mucho y no lo consiga.

-Amarillo: cuando lo intente pero al final se calle.

-Verde: cuando consiga quedarse en su cama.

Para esto se necesita la colaboración del niño siempre, recuerda este doctor. «Ya no se pueden aplicar las normas de extinción de conducta sin que el menor participe. No podemos "obviarle", porque emocionalmente ya es consciente de que algo no funciona bien. Por eso siempre han de colaborar».

Por este motivo, añade, «cuando te llame, tienes que ir a la barandilla a ver qué quiere. Entras si quieres, le devuelves a su cama, y si lo entiende, se quedará ahí. Y si no, volverá a la barandilla. Probablemente tendrás que ponerle cinco pegatinas rojas, pero es importante que no le dejes salir».

Cuando por contra, consiga cinco verdes seguidas, es el momento de darle un «premio emocional» . ¿En qué consiste esto? «Nada de cosas económicas, como juguetes o chuches. Regálale una tarde contigo. Por ejemplo, "papá te va a ir a buscar al cole y te va a llevar a un sitio donde jugaba de pequeño". Este tipo de acciones les hace sentirse mayores. Y poco a poco, los padres irán consiguiendo que no abandone su cama».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación